martes, 8 de septiembre de 2015

DESAFIOS ACTUALES DEL PROTESTANTISMO LATINOAMERICANO

EDUARDO VÁSQUEZ CARRASCO

INTRODUCCIÓN
La iglesia cristiana a lo largo de sus años de existencia a enfrentado varios y grandes desafíos de orden político, social, cultural, religioso, etc. Con el paso del tiempo y conforme la cristiandad se iba extendiendo por la tierra, ha tenido que hacer frente a múltiples retos.

En la actualidad, la iglesia sigue siendo desafiada. Y estos desafíos se enmarcan dentro de las relaciones que la iglesia mantiene con su entorno y consigo misma. Uno de estos desafíos tiene que ver con las relaciones que las iglesias cristianas mantienen entre si. Un segundo desafío es la organización interna de la iglesia, entre su liderazgo y el laicado, su forma de gobierno, su liturgia, etc. Y un tercer desafío tiene que ver con la expresión de la iglesia hacia fuera, es decir, su tarea de ser testimonio vivo con el mundo que la rodea y en el que está.

La iglesia en América Latina está siendo desafiada desde estos tres lugares. La iglesia latinoamericana debe reflexionar y definir como serán sus relaciones al interior de las mismas, entre ellas y con el mundo que las rodea. Esta tarea requiere de una reflexión serie, con base bíblica, atendiendo al contexto latinoamericano y mirando a la historia del cristianismo en el mundo y en este continente.

1.  EL DESAFIO DE LAS RELACIONES INTERIGLESIAS
El protestantismo latinoamericano tiene una deuda con su contexto social. Por lo general las iglesias evangélicas han sido fuente de disensiones, divisiones y escándalo, que en nada han ayudado a su testimonio y a su misión en la sociedad latinoamericana. Las relaciones entre los grupos tradicionales y con los nuevos grupos emergentes es un desafío que debe ser encarado con urgencia.

1.1.DENOMINACIONALISMO Y ECUMENISMO
El denominacionalismo fue un producto del desarrollo del cristianismo en Norteamérica. El ideal colectivo de libertad que se gestó en las colonias británicas de Norteamérica tuvo un eco en el desarrollo de denominaciones, que no se debieron tanto a diferencias doctrinales o incompatibilidad del liderazgo, sino más bien obedeció al ideal de libertad y a las grandes distancias que impedían la comunicación y la supervisión de un cuerpo supra-eclesiástico.

El ecumenismo surgió años después, cuando las denominaciones tradicionales se abocaron a las misiones en el tercer mundo. Debido a la preocupación de confundir a los nuevos creyentes, que no conocían nada del trasfondo europeo y norteamericano que propició el surgimiento de las denominaciones, se buscó unificar las iglesias evangélicas. Algunos cuerpos eclesiásticos lo hicieron, con variados resultados.

Actualmente hay dos corrientes, un ecumenismo que busca la fusión de cuerpos eclesiásticos, con todo lo que eso implica, y otro que busca la cooperación entre las iglesias evangélicas, pero manteniendo su autonomía.

1.2.DIVISIONES
Desde la elección de Israel como pueblo de Dios, ha habido divisiones al interior del pueblo de Dios. En Israel y luego en la iglesia, las divisiones han sido una forma de, paradójicamente, mantener la unidad del pueblo de Dios.

Además, cuando las divisiones se han debido a diferencias doctrinales o de organización, éstas han redundado en un beneficio. Las iglesias han crecido y se han expandido. Hasta cierto punto, algunas divisiones son necesarias y beneficiosas.

Pero cuando las divisiones se dan por rivalidades en el liderazgo o por una incapacidad para resolver los problemas normales que todo grupo humano tiene, entonces las divisiones son perjudiciales para la iglesia, ya que la debilita y perjudica el testimonio de ésta ante el mundo.

1.3.RELACIONES DEL PROTESTANTISMO CON LA IGLESIA CATÓLICA
Cuando el protestantismo se instaló en América Latina, hubo un choque tremendo y una gran oposición de parte de la Iglesia católica. Pero el desarrollo del protestantismo ha servido de punto de quiebre de un despertar en la iglesia católica.

La iglesia católica ha reconocido sus errores y se encuentra en mejores condiciones para el diálogo interreligioso. En lo que respecta al pueblo evangélico, el tiempo de antagonismo parece haber quedado atrás. Tal vez estemos frente a una oportunidad de reconciliación y cooperación.

A pesar de las distancias doctrinales y litúrgicas, tanto evangélicos como católicos tienen coincidencias y puntos en común. Y aunque  la lucha contra la idolatría católica siempre ha sido utilizada como bandera de guerra para ganar terreno, es cierto también que un mayor diálogo y una mayor cooperación en el plano social pueden mejorar el testimonio del pueblo evangélico ante una sociedad mayoritaria, aunque nominalmente, católica.

1.4.REACCIÓN FRENTE AL MOVIMIENTO CARISMÁTICO
Frente al movimiento carismático, que básicamente hace un énfasis en los dones “carismáticos” como la única señal valedera de la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo, el pueblo evangélico ha reaccionado de tres formas distintas.

Unos han reaccionado en contra y se han replegado, desconfiando de la fidelidad bíblica de tales prácticas. Otros se han adherido al movimiento. Y otro grueso grupo se mantiene mirando a ambos lados, expectante.

En toda América Latina hay historias de divisiones y conflictos no solo al interior de las iglesias, sino también en los cuerpos para-eclesiásticos, en torno al tema de la adhesión o no al movimiento carismático de renovación. Más allá de las posiciones, es menester tener una opinión informada sobre este fenómeno. Como fenómeno social con componentes doctrinales, es objeto de estudio tanto teológico como sociológico.

Los debates alturados y los grupos de discusión (a nivel teológico, sociológico, antropológico, psicológico, etc.) deberían promocionarse tanto en las facultades teológicas como en las iglesias para que el pueblo evangélico esté lo mejor informado posible y así se puedan tomar decisiones más preclaras.

1.5.REACCIÓN FRENTE AL MOVIMIENTO APOSTÓLICO-PROFÉTICO
Frente al movimiento apostólico-profético, que básicamente hace un énfasis en el ministerio de apóstoles y profetas actualmente en un sentido “sobrenatural”, además de ciertas características (prosperidad, visión de reino, iglesias independientes, etc.), el pueblo evangélico ha reaccionado de tres formas distintas.

Unos han reaccionado en contra y se han replegado, desconfiando de la fidelidad bíblica de tales prácticas. Otros se han adherido al movimiento. Y otro grueso grupo se mantiene mirando a ambos lados, expectante.

Al igual que el movimiento carismático, este movimiento (que algunos llaman ministerio quíntuple), ha ido ganando terreno entre las congregaciones evangélicas de toda la América Latina. A pesar de que aun no está del todo claro su sistema teológico y sus prácticas eclesiásticas, muchos miran con simpatía el movimiento y empiezan a importar algunas prácticas y enseñanzas.

Una vez más, la educación es la herramienta predilecta para hacer una sana apología frente a este movimiento que aun no queda del todo claro cuáles son sus verdaderas intenciones y cuál será su impacto y futuro.

2.  EL DESAFIO DE LAS RELACIONES INTRAIGLESIAS
Los desafíos de este acápite tienen que ver con los desafíos de la iglesia al interior de ella misma. Son los aspectos pendientes de reflexión al interior de su vida cotidiana. El protestantismo latinoamericano debería preocuparse también por poner en orden la casa.

2.1. FORMACIÓN DEL LIDERAZGO
Lamentablemente la formación de liderazgo evangélico siempre ha sido una cuestión postergada y poco atendida, a pesar de varias y buenas excepciones. Los retos que afronta la educación teológica son, su financiamiento, personal docente y administrativo escaso, poco interés por la preparación formal, dificultades de algunos egresados para asimilarse a la fuerza laboral en el ministerio, etc.

Desde los primeros asentamientos en la región, los misioneros foráneos hicieron intentos de formar un ministerio autóctono, aunque no todos vieron esto con la misma claridad. Estos esfuerzos tuvieron diferentes impactos, algunos prosperaron hasta el día de hoy y otros fracasaron.

Son muchos los factores que inciden en la problemática de la formación ministerial. Uno de ellos es lo poco atractivo que resulta el ministerio cristiano a tiempo completo entre las nuevas generaciones de creyentes. Los bajos sueldos, la inestabilidad social-laboral, la condición marginal que reciben de parte de la sociedad e incluso el mal clima laboral que algunas congregaciones propician, son barreras para las vocaciones ministeriales.

El financiamiento es otro grave problema de la educación teológica. Ya sea subvencionada por los propios alumnos, por las iglesias o por organismos para-eclesiásticos, las facultades teológicas siempre están en el limbo de las pérdidas. Esto dificulta la contratación de personal docente y administrativos, las mejoras en infraestructura, etc.

Los bajos niveles académicos también afectan directamente la calidad del ministerio latinoamericano. Comparada con la educación teológica en otras latitudes, la latinoamericana ha sido floja en ser original y creativa, limitándose casi siempre a importar ideas de fuera. La educación teológica no solo tiene el reto de la formación de los nuevos ministros, sino también la misión de indicar el norte a la comunidad evangélica en relación a su labor misionera y eclesiástica.

Un punto adicional son las relaciones que el cuerpo de ministros evangélicos mantiene entre sí. No solo no están colegiados, sino que están fragmentados y desprotegidos socialmente. No hay un colegio que los represente ni un aval legal de su formación y labor. Muchos ministros se sienten aislados y eso hace más pesada su carga ministerial.

2.2. ORGANIZACIÓN, LITURGIA Y ASPECTOS LEGALES
En cuanto a la organización, aunque las denominaciones evangélicas proceden de distintos trasfondos (por ejemplo, congregacionalistas, presbiterianos, episcopales, etc.) en la práctica la mayoría de iglesias tiene una organización bastante parecida. Es decir, que en la práctica han acomodado las organizaciones impuestas por las misiones foráneas y se han ido acomodando a la mentalidad latinoamericana, llegando a una organización mixta entre la democracia representativa y el caudillismo.

En cuanto a la liturgia, también ha sido pretexto para las discusiones y divisiones. En el caso de liturgias basadas en doctrinas mal entendidas, entonces se justifica la disensión, pero cuando las diferencias solo son expresiones culturales distintas, la tolerancia debería ser la actitud más saludable.

La legalidad y formalidad de las iglesias, asociaciones, convenciones, sínodos, concilios, etc. es un tema descuidado. Esto se debe a que el ambiente latinoamericano en general da poca importancia a la formalización legal de sus actividades socioeconómicas. La discusión en torno a este tema gira en las dimensiones de la fidelidad a las formas bíblicas y el cumplimiento de las legislaciones de cada país donde la iglesia está.

El aspecto de la existencia legal y formal, tanto de las organizaciones eclesiásticas, para-eclesiásticas, cuerpos ministeriales, facultades de educación teológica, etc.,  debe ser abordado con suma urgencia. El pueblo evangélico se encuentra en posición de paria social. No tiene voz ni representatividad en la sociedad latinoamericana, lugar que está siendo ocupado por la iglesia católica, los movimientos seudo-cristianos y los movimientos de corte nueva era.

En la medida en que el mensaje evangélico ha ido calando en las capas mejor acomodadas de la sociedad y en la medida en que el mismo pueblo evangélico ha ido mejorando su estatus social, debe preocuparse también por dar un buen testimonio a la sociedad en este aspecto también.

2.3. REFLEXIÓN TEOLÓGICA
A diferencias de otras latitudes (Norteamérica, Europa), la reflexión teológica ha sido escasa en Latinoamérica. Aunque ha habido excepciones loables, la inactividad en este campo es la regla. Esto puede explicarse por la poca preparación del liderazgo, el ambiente latinoamericano que subestima la producción intelectual, la pobre rentabilidad del oficio teológico, entre otros aspectos.

El ministerio autóctono latinoamericano está en deuda con la cristiandad y la humanidad. Desde su lugar, teniendo en cuenta su idiosincrasia, los informados en teología latinoamericanos deberían multiplicar sus esfuerzos en la tarea de reflexionar teológicamente y ser lumbreras en su lugar y tiempo determinado.

3.  EL DESAFIO DE LAS RELACIONES EXTRAIGLESIAS
Estos desafíos giran en torno a la tarea principal de la iglesia, es decir, a su misión evangelizadora. El protestantismo latinoamericano debe ser responsable con su misión, pensándola bien y ejecutándola responsablemente, sabiendo que tendremos que dar cuenta de nuestra mayordomía.

3.1. EVANGELIZACIÓN, MISIONES Y ACCIÓN SOCIAL
Básicamente la misión de la iglesia hacia el mundo se resume en misiones y acción social. Afortunadamente la mayoría de denominaciones evangélicas y no evangélicas ya han entendido esta doble misión. El problema gira más bien en torno a la abulia de muchas denominaciones que descuidan alguno de estos dos aspectos, o ambos.

Mientras que unos grupos hacen un gran énfasis en la evangelización, en desmedro de la obra social, otros grupos hacen lo inverso. En cualquier caso, algún aspecto se descuida y se pierde la eficacia misionera de la iglesia.

Pero otro problema aun más grave es el desinterés de algunos colectivos evangélicos por las misiones en general. Y más también es el espíritu de competencia con que algunos grupos trabajan, perjudicando a los vecinos que, aunque piensen parecido, trabajan desde organizaciones distintas. En ese sentido, no hay esfuerzos coordinados de trabajo, la cooperación aun se nos hace muy difícil.

3.2. RESPUESTA Y TESTIMONIO ANTE IDEOLOGÍAS SECULARES
En esto la comunidad evangélica siempre ha sido tímida en su actuar. Tal vez por el estigma social de ser evangélico en Latinoamérica, o porque tradicionalmente la comunidad evangélica a estado conformada mayoritariamente por grupos de clase media y baja, pocas veces y tímidamente, la iglesia ha elevado su voz y dado su opinión sobre temas que afectan a la sociedad.

La iglesia debe seguir en el rumbo que en los últimos años se ha venido gestando, es decir, participar cada vez más en la vida social, cultural y política del país, pero como conglomerado y no como institución.
CONCLUSIONES 

Un primer desafío del protestantismo latinoamericano gira en torno a las relaciones entre los grupos evangélicos, tanto tradicionales como emergentes. En este sentido, debemos repensar y replantear nuestras relaciones con los grupos evangélicos tradicionales, con la iglesia católica y con los grupos emergentes. El diálogo abierto y alturado y la cooperación cuando sea sano y prudente hacerla son elementos que se pueden tener en consideración.

Con relación a las divisiones, estas deben verse como alternativas de última instancia. Evitarse en la medida de lo posible, sobre todo en temas de liderazgo, organización o aspectos secundarios. Solo cuando se trate de aspectos doctrinales fundamentales y cuando se hayan agotado todas las instancias posibles de solución, entonces recién debe considerarse la división como un mecanismo de preservación de la unidad y la sana doctrina.

Un segundo desafío tiene que ver con los aspectos pendientes al interior de las iglesias. Temas como la formación del liderazgo, la organización, las prácticas litúrgicas, la reflexión teológica y los aspectos legales deben ser abordados y

definidos, y no ser dejados a la improvisación y desidia. Deben respetarse las opiniones divergentes en estos temas, pero deben ser lo mejor informadas posible. Informadas tanto por el sentido común, las ciencias y las Sagradas Escrituras.

Un tercer desafío se refiere a la misión de la iglesia. La evangelización, las misiones, la acción social y el testimonio en general de la iglesia hacia la sociedad son temas que, de igual manera, deben ser pensados, discutidos y definidos con propiedad. Se debe aprender de los errores y aciertos del pasado para evitar los primeros y repetir los segundos, siempre abiertos al cambio y a la fidelidad escrituraria.

BIBLIOGRAFÍA
DEIROS, Pablo.  Historia del cristianismo. Buenos Aires, Seminario Internacional Teológico Bautista, 1977.
ESCOBAR, Samuel.  Evangelio y realidad social, ensayos.  Lima, Comité editorial, 1985.
GREENWAY, Rogelio.  Una estrategia urbana para evangelizar a América Latina.  El Paso, Casa Bautista de Publicaciones, 1977.
KESSLER, Juan.  Historia de la evangelización en el Perú.  Lima, Puma, 2010.
MOORE, Cecil.  Hombres y hechos bautistas de Chile.  Santiago, El Lucero, s.f.

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