EDUARDO
VASQUEZ CARRASCO
I.
LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACION
EN LA VIDA DE LA IGLESIA
Una
filosofía de la educación cristiana se hace necesaria porque la educación
es importancia para la vida de la
iglesia. Debido a esta importancia es necesario pensar sobre el quehacer
educativo que se realiza en la iglesia.
En
el testimonio bíblico queda clara la importancia de la educación para la
iglesia. No solo porque es un don y servicio específico, sino también porque
está presente en casi todas las tareas y misiones que el cuerpo de Cristo
tiene.
En
las listas de dones espirituales (1 Co. 12.4-10, 28-30; Ef. 4.11; Ro. 12.6-8)
la enseñanza es mencionada como necesaria para la edificación del cuerpo de
Cristo, es decir, para el crecimiento de los creyentes, para su
desenvolvimiento espiritual santificación continua.
Los
maestros son parte de los ministros que sirven en la iglesia. A través de las
palabras de ciencia, de la sabiduría, de la profecía, de la enseñanza, de la
predicación, del discipulado, de la exhortación y de otras formas de educación,
los maestros y demás ministros sirven a los santos. Muchos dones espirituales,
incluyen cierto uso de la educación, ya sea para la transmisión del don o para
su ejercicio.
Cuando
el predicador predica, enseña; cuando el consejero aconseja, enseña; cuando el
maestro discipula, enseña y cuando el profeta profetiza, enseña.
Nuestro
Señor Jesucristo fue conocido ampliamente durante su ministerio terrenal como
rabí, maestro (Mt. 23.8; Jn. 1.38, 49; 3.2, 26). Fue magistral su uso de las
parábolas como estrategia de aprendizaje – enseñanza. Además de muchas otras
estrategias registradas en los evangelios y que continúan vigentes.
Durante
el extendimiento de la iglesia en el primer siglo y a lo largo de su historia
posterior es reiterada y permanente la presencia de la educación en la vida de
la iglesia. Los apóstoles, los padres de la iglesia y los posteriores hombres
de la iglesia utilizaron la educación como medio evangelístico, misionero,
apologético y teológico.
Actualmente,
la casi totalidad de programas de plantación de iglesias, iglecrecimiento,
evangelismo, discipulado, etc. contemplan en sus elementos la educación
indefectiblemente. La educación es un elemento que no puede separarse de la
labor de la iglesia. La iglesia cumple una función pedagógica cuyo propósito es
perfeccionar a los santos, y así extender el reino de Dios en la tierra.
Así
pues, a nivel teológico, histórico y pastoral, la educación aparece una y otra
vez como un elemento fundamental e irrenunciable que, bien usada, está al
servicio del ministerio de la iglesia. Ahí radica su importancia. Cuando Dios
se revela a la humanidad, lo hace pedagógicamente, y cuando manda a sus hijos a
servirse mutuamente, manda que este servicio sea también pedagógico.
Así,
la educación cristiana debe recibir el lugar y la importancia que merecen en la
iglesia. Esto significa utilizarla con responsabilidad y destinar los recursos
necesarios para su ejercicio y desarrollo.
II.
LA EDUCACIÓN CRISTIANA DEBE
SER UNA EDUCACIÓN ORIENTADA AL DESARROLLO MORAL Y ÉTICO Y A LA MADUREZ
ESPIRITUAL
La
educación cristiana debe responder a la necesidad de una formación ética y
moral en los miembros de la iglesia. Es decir, la educación cristiana debe
desarrollar en los miembros de la iglesia competencias cognitivas,
procedimentales y actitudinales.
Las
competencias cognitivas hacen referencia a los contenidos o conocimientos que
el alumno debe aprender, por ejemplo, alguna doctrina en particular, una
historia bíblica o algún contenido curricular específico. Las competencias
procedimentales hacen referencia los quehaceres que el alumno debe dominar, por
ejemplo ubicar una cita bíblica en su Biblia, hacer su devocional diario,
dirigir un culto de adoración o compartir su testimonio personal con alguien.
Las
competencias actitudinales hacen mención a los valores que el alumno desarrolla
junto con el aprendizaje de los contenidos y las habilidades. Es decir, el
alumno puede aprender cuáles son los pasajes bíblicos que enseñan sobre la
importancia de la vida devocional en el creyente (competencia cognitiva) y también
aprende cómo desarrollar su devocional diario, es decir, que debe leer su
Biblia, orar, cantar, etc. (competencia procedimental). Si el alumno, junto con
desarrollar estas competencias, aprender a valorar su tiempo devocional, le da
la importancia debida y efectivamente tiene un tiempo devocional periódico,
entonces habrá desarrollado una competencia actitudinal.
Del
ejemplo arriba mencionado se desprende la importancia que tiene la educación
moral y ética en el programa de educación de la iglesia. Así, los programas
curriculares de la escuela dominical, de los programas de discipulado y
cualquier otra actividad pedagógica en la iglesia deberían contemplar el
desarrollo de competencias actitudinales, es decir, la formación de valores, en
los alumnos.
Lo
mismo se puede decir de la madurez espiritual. Esta se compone básicamente de
valores, que a su vez afectan la conducta, voluntad, afectos y toda la vida
psíquica del creyente.
III.
LA EDUCACIÓN CRISTIANA DEBE
ESTAR FUNDAMENTADA EN SÓLIDOS CIMIENTOS TEOLÓGICOS Y CIENTÍFICOS
Esta
claramente aceptado en la iglesia el hecho de que la educación cristiana en la
iglesia debe estar basada en solidos principios teológicos. Todos aceptan que
la Biblia como fuente de autoridad para iglesia es la encargada de emanar los principios
en los que se basa la educación cristiana. Tal postura es real y válida, es uno
de los principios en los que se basan las iglesias bautistas genuinas.
Sin
deshacer lo anterior, es también válido remarcar la necesidad de una solidez
científica al trabajo pedagógico de la iglesia. La iglesia puede y debe usar la
pedagogía como ciencia para el enriquecimiento de la labor didáctica. Pero no
solo la pedagogía, sino las demás ciencias auxiliares de esta, a saber, la
psicología educativa, las neurociencias, la filosofía y otras disciplinas
afines.
Son
muchos los desafíos que enfrenta la educación cristiana, clases improductivas,
maestros desmotivados, alumnos aburridos, horas perdidas, etc. La pedagogía
podría ayudar mucho a mejorar esta situación.
Así,
es necesaria la capacitación constante de los equipos de maestros de la
iglesia. La iglesia debe invertir en preparar a sus maestros de forma adecuada,
teológica y científicamente. No se asegura que con esto no habrá problemas,
sino mas bien que estos serán resueltos prontamente.
Las
ciencias sociales permiten conocer a los alumnos, sus necesidades, el proceso
de aprendizaje – enseñanza y todos sus mecanismos subyacente. Además permiten
hacer una adecuada planificación curricular, preparar las sesiones de aprendizaje,
saber motivar a los alumnos según su grupo etario, hacer una evaluación
pertinente del logro de las capacidades, utilizar material didáctico adecuado y
otros aspectos más que, en su conjunto, pueden potenciar el impacto de la
educación cristiana en la vida de los creyentes.
BIBLIOGRAFIA:
·
Armstrong, Hayward (2002). Bases
para la educación cristiana. El Paso, Casa Bautista de Publicaciones.
·
Boettner, Loraine. El
calvinismo y la educación. Tomado el 17/11/2012 a las 8:09 p.m. desde: http://www.iglesiareformada.com/boettner_calvinismo_educacion.pdf.
·
La Santa Biblia. RVR 1960.
Sociedades Bíblicas Unidas.
·
Stam, C. L. Ética cristiana
y educación reformada. Discurso presentado a la Convención Canadiense de
Maestros Reformados, en Burlington, Ontario. El Clarín, Volumen 35, N°1,
1985.
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