martes, 8 de septiembre de 2015

ARTICULO: LA IMPORTANCIA DEL ROL DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD CONTEMPORANEA

Eduardo Vásquez Carrasco


Un primer impulso al hablar de este tema podría ser enumerar las múltiples funciones que cumplen las mujeres día a día en nuestra sociedad, y de ahí desprender la importancia que tienen cada una de ellas en las vidas de todos. Se podrían enumerar las funciones que cumplen como madres, esposas, amigas, trabajadoras, estudiantes, etc.
Para nadie es novedad el papel crucial que cumplen al criar y educar a los hijos, lo esforzadas y sinceras que son en sus trabajos, lo organizadas y disciplinadas que son en la administración del hogar, o lo honestas y confiables que pueden ser como confidentes. Es común escuchar que los mejores policías son mujeres, en comparación a sus pares masculinos, que son mejores administradoras en las finanzas domésticas, que son mejores trabajadoras, más responsables y cumplidoras, en comparación a sus compañeros varones.
Entonces, si todos no escatiman esfuerzos al momento de reconocer las virtudes femeninas, por qué en nuestro medio todavía escuchamos de feminicidios, o de violencia de género en general. Por qué todavía las estadísticas dicen que los mayores porcentajes de discriminación y violencia se cometen contra las mujeres.
Creo que las instituciones públicas y privadas pueden y deben jugar un rol importante en la defensa y promoción del bienestar femenino, con leyes que las protejan y campañas que promocionen un lugar de importancia en la sociedad para la mujer. Pero, sobre todas las cosas, creo que son las propias mujeres las que deben comprarse el pleito de hacerle saber a la sociedad lo importantes que son, y por lo tanto, que merecen respeto y reconocimiento por lo que son y hacen.
Dicho esto último, debemos acotar que el principal impedimento para que las mujeres cumplan esta tarea son ellas mismas. Y no por su género (esto también le pasa a los hombres), sino porque ellas, al igual que los hombres, comparten la tendencia tan humana del auto boicot. El auto boicot vendría a ser esa “habilidad” humana de echar a perder los momentos felices y buscar siempre el lado feo o desagradable de una situación feliz o agradable. Pareciera que a los seres humanos nos aterra tanto ser felices, que cuando lo somos, sencillamente no lo soportamos y le buscamos tres pies al gato para “confirmar” que en realidad no era tanta la felicidad.
Vayan algunos ejemplos para graficar esto último. Estas de vacaciones y disfrutas del tiempo y de las actividades de ocio, por un momento eres feliz, pero inmediatamente salta a tu mente que en breve tendrás que volver al trabajo, y a la agotadora y monótona rutina, entonces sabes que ese momento se echó a perder. Estas con un amigo o con tu pareja disfrutando de un momento de buena conversación y confianza donde puedes expresarte libremente, pero por un instante cruza por tu mente la idea de que tarde o temprano, esa persona encantadora que tienes al frente traicionará tu confianza de alguna manera, una vez más ese feliz momento se echa a perder. Estas de viaje a un lugar donde siempre quisiste ir, el viaje es emocionante lleno de expectativas e ilusiones sobre qué harás cuando llegues, y cuando llegas te das cuenta que más emocionante que el destino, fue el viaje en sí mismo y sus expectativas, que el lugar, en realidad no era todo lo bonito que esperabas. Te encargan una tarea, te esfuerzas y haces lo mejor posible, y a pesar de que te felicitan por tu buen desempeño, no puedes disfrutar del momento porque tienes la irresistible tentación de pensar que en realidad no lo hiciste tan bien y que podrías haberlo hecho mejor. Te compras un televisor nuevo, solo para descubrir que el vecino tiene uno más grande, tu hijos saca el tercer lugar en el colegio y solo puedes fijarte en el diploma de primer lugar del hijo de alguien más.
Podría seguir con más ejemplos, pero dejémoslo aquí y pasemos a algo más práctico. Primero, ahí donde está sentado, piense que tiene un limón en la mano, luego imagine que lo chupa y que el jugo de limón se desliza por su boca hasta su garganta, le aseguro que su boca se ha llenado de saliva en este momento. Ahora pasemos a otra cosa, piense en sus zapatos, siéntalos en sus pies, piense cuán incómodos son, como le aprietan y como le hacen sudar, en realidad son muy incómodos, no me extraña que sienta la tentación de quitárselos en este mismo momento. Ahora haga el siguiente ejercicio, cierre los ojos y apriete lo más que pueda sus párpados por un momento, luego abra los ojos, notará unos pequeños puntos negros volando ante usted, tal vez tenga un problema ocular, preocúpese y piense en ir al oculista, y aunque este le diga que no tiene nada, siga preocupándose, total el que sabe. Un último ejercicio, recuerde cuando camina por la calle, no ha notado que cada vez que quiere cruzar una avenida los semáforos están en verdes, pero cuando se dispone a hacerlo estos cambian a rojo inmediatamente, eso suena a confabulación, tal vez alguien no quiere que usted llegue temprano a su destino.
Luego de hechos los últimos ejercicios, queda claro que no son en serio, y solo sirvieron para graficar esa “cualidad” nuestra para fijarnos en detalles que hacen que echemos a perder lo bueno de la vida y nuestra felicidad. Pero que tiene que ver esto con la importancia del rol de la mujer en nuestra sociedad. Nos explicamos a continuación. Se había dicho que la principal promotora de la mujer en la sociedad debe ser la misma mujer. Y esto porque ella es la más interesada y la mejor preparada para dar a conocer su importancia. Pero aquí surge ese humano impedimento que lo imposibilita, que impide que la mujer tome y exija su lugar de importancia en la sociedad, el auto boicot.
Para remediarlo, la próxima vez que piense sobre su relación de pareja con su enamorado, novio o esposo, y se sienta tentada a pensar que debe hacer todo tipo de concesiones, incluso algunas que le resulten perjudiciales personalmente solo por mantener el “amor” del otro; mejor piense en lo valiosa que es usted por sí misma, más allá de a quien tenga al lado, y que merece ser bien tratada y que no puede tolerar malos trato solo por “el bien de la relación”. Tanto usted como su pareja están en igualdad de condiciones y tiene tanto derecho a recibir como a dar. No renuncie a su individualidad. Siéntase merecedora de ser feliz y bien tratada porque lo merece y no debe escatimar reparos en  ello.
La próxima vez que esté en casa y vea la montaña de tareas domésticas que tiene por delante, y se sienta tentada a apretar los dientes y hacerlo todo sola mientras los demás “hacen sus cosas”; mejor haga que cada miembro de la familia ayude de alguna manera en las labores domésticas, desde el más pequeño al más grande. Mucho mejor si comienza a involucrarlos desde pequeños en estas tareas, será más fácil para usted mantenerlos ocupados después. Siéntase merecedora de un descanso y de que está bien que los demás ayuden mientras usted disfruta una pequeña pausa. Si no se cree merecedora de esto, los demás no lo harán por usted.
La próxima vez que vea una señal de discriminación o violencia de género en la calle (por ejemplo, la figura de una mujer usada de forma sexista en una publicidad o en la televisión) no se quede callada solo para evitar líos, quéjese. Busque conversar sobre lo inadecuado de dicha actitud y de las terribles consecuencias que ello trae para todos. Cree conciencia, si no lo hace usted nadie más lo hará.
La próxima vez que alguien valore su trabajo y su aporte como mujer, celébrelo y felicite a la persona que lo hizo, ya sea su hijo, esposo o compañero del trabajo. Eso aumentará las probabilidades de que vuelva a pasar, y usted estará ayudando a que el efecto se multiplique.
Por último, dedique algún tiempo durante la semana a pensar sobre que desearía usted que pasara como mujer con relación al respeto y valor que merecen en la sociedad. Imagínese que despierta un día y por cuestiones inexplicables la sociedad es una tal que valora, respeta y le da a la mujer su lugar de importancia. Cómo sería, qué vería, cómo serían las cosas. Dedique un momento a pensar sobre qué sería distinto. Una vez que tenga más claro el panorama de lo que desea, haga una lista de las cosas que usted podría empezar a hacer para que parte de ese futuro ideal se vaya cumpliendo dentro de su campo de influencia.

Termino con una frase de Dostoievski “Todo es bueno..., todo. El hombre [o mujer] es desdichado, porque no sabe que sea dichoso. Sólo por esto. ¡Esto es todo, todo! Quien lo reconozca, será feliz en el acto, en el mismo instante...”, la actitud es importante.

EL MORMONISMO

Eduardo Vásquez Carrasco



INTRODUCCION
El mormonismo no es más una extraña y callada secta religiosa escondida entre Utah, EEUU. Hoy en día, su presencia se hace sentir en todo el mundo. Tiene una agresiva campaña publicitaria “orientada a la familia” en radio, televisión, prensa escrita e internet. Pocos son los hogares que han escapado a la visita de los misioneros mormones.
La iglesia mormona gasta millones de dólares al año en publicidad y acción social en un intento de lograr familiaridad y notoriedad ante la sociedad estadounidense y del mundo entero. Es pues un reto para la iglesia cristiana conocer esta secta, su organización, historia y creencias, y de esta forma estar preparada para hacer una apologética responsable y saludable.
En el presente trabajo bibliográfico se exponen brevemente la historia, organización y creencias de la iglesia mormona.

1.      ORIGEN E HISTORIA
1.1. JOSEPH SMITH
El profeta mormón Joseph Smith, hijo, nació el 23 de diciembre de 1805 en Sharon, Vermont. Fue educado en un ambiente de ignorancia, pobreza y superstición, además poseía un carácter indolente. De acuerdo a la atmosfera de superstición en que vivía, pronto empezó a sentir pretendidas revelaciones y visiones divinas (1820 – 1823).
En este último año de 1823, el ángel Moroni le reveló el lugar donde estaban enterradas las planchas de oro que contenían la historia de la antigua América, en “caracteres egipcios reformados”. Desde entonces se dejó ver su pobre gramática, y el hecho de que cometiera frecuentemente faltas gramaticales y ortográficas.
En 1830, Joseph Smith organizó la Iglesia Cristiana de los Santos del último Día, en Fayette, Nueva York. Esto pudo llevarlo a cabo después de haber convencido a unos cuantos amigos de que su traducción de las Planchas de oro había sido hecha con la asistencia de los propios Urim y Tummim que el ángel le había servido.
Se dice que las planchas estuvieron escondidas en la tierra desde el año 420 de nuestra era hasta el 22 de setiembre de 1823, fecha en que Joseph Smith las descubrió en el Monte Cumorah.
Smith fue imputado varias veces bajo acusaciones de intromisión política por sus planes para postular a la presidencia de la nación e intentos de establecer una teocracia, cargos por los que no se le pudo juzgar ni condenar por falta probada de evidencias concretas en la que Smith se defendía con vehemencia ante los tribunales.
En 1844 estimuló la supresión de un periódico que había publicado acusaciones contra él; poco después fue arrestado en Carthage, acusado de sedición sin haber evidencias. La cárcel en la que estaba retenido fue asaltada por unos con la cara pintada de negro que logró llegar a su celda y darle muerte a él y a su hermano Hyrum Smith a balazos.

1.2. PRIMEROS AÑOS
En junio de 1831 una revelación ordenó a los santos de los últimos días que se establecieran en Misuri, “la tierra de Sion”. Las ciudades de Kirtland (Ohio) y Sion (Misuri) se convirtieron entonces en los centros principales del movimiento mormón. En Illinois, donde encontraron buena acogida, fundaron la ciudad de Nauvoo, y fue aquí donde Smith realizó su mayor alarde, anunciándose a sí mismo como candidato a la presidencia de los EEUU. Luego fue encarcelado, acusado de falsificación, encubridor de crímenes y otros graves delitos. Fue asesinado en la cárcel.
Brigham Young vino de Inglaterra, donde había estado haciendo proselitismo y poco a poco fue eclipsando a sus rivales en la organización mormona. En julio de 1847 llegó a Utah, territorio mexicano por aquel entonces deshabitado.  Bajo la guía de Young, los mormones se convirtieron en excelentes pioneros.  Enviaron misioneros a Inglaterra y toda Europa para hacer conversos, sobre todo mujeres.
Brigham Young vivió 76 años, y murió en 1877. Conforme los EEUU fueron adquiriendo mayor influencia y preponderancia, los mormones fueron dándose a conocer como buenos colonizadores. Nuevos y costosos templos fueron erigidos en Logan (Utah), Cardston (Alberta), St. George (Utah), Manti (Utah), Mesa (Arizona), Honolulu, Salt Lake City, Idaho Falls y Berna (Suiza).
A la muerte de George Albert Smith, pariente lejano de Joseph y octavo profeta, vidente y revelador, ocurrida en abril de 1951, el Consejo de los Doce Apóstoles eligió como sucesor a David O. McKay.

2.  ORGANIZACIÓN
2.1. LA IGLESIA MORMONA
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es presidida por tres hombres conocidos como la Primera Presidencia, formada por el Profeta, o Presidente de la Iglesia, y sus dos Consejeros. De acuerdo con este mismo modelo apostólico, se distingue un cuerpo de doce apóstoles vivientes, por medio de los cuales es difundido su mensaje en todo el mundo.
La Primera Presidencia, compuesta por el Profeta y sus dos Consejeros; el «Consejo de los Doce Apóstoles», presidido por el segundo Apóstol de mayor antigüedad en el Quórum de los Doce; el Obispado Presidente compuesto por un Obispo Presidente y dos Obispos Consejeros; y el Primer y Segundo Quórum de los Setenta, conforman lo que los Santos de los Últimos Días conocen como «Las Autoridades Generales» de la Iglesia, es decir, los líderes con autoridad a nivel mundial en los asuntos de la Iglesia. Del Tercer al Octavo Quórum de los Setenta se les conoce como Autoridades de Área, es decir, cuya su autoridad está dentro de la jurisdicción de un Área, que tiene límites específicos. Los quórums de los Setenta son presididos por 7 presidentes. La Iglesia también cuenta con hermanos y hermanas quienes sirven como líderes de las Organizaciones Auxiliares a nivel General, es decir a nivel mundial.
A nivel local la Iglesia se divide en unidades llamadas «estacas» (analogía a las estacas de una tienda de campaña que la sostiene, la tienda de campaña simboliza a la Iglesia), divididas a su vez en unidades más pequeñas llamadas «barrios». Cada estaca es presidida por una Presidencia de Estaca compuesta por un Presidente y dos Consejeros. Los barrios son dirigidos por Obispos que son también asistidos por dos consejeros, formando el Obispado del Barrio. En las localidades donde no haya una gran cantidad de miembros de la Iglesia se organizan Ramas, que son unidades más pequeñas que un barrio pero que al igual que estos agrupan a un número de familias. Estas Ramas son presididas (dirigidas) por una presidencia de Rama compuesta por un presidente y dos consejeros. Si se diera el caso que hay Ramas que geográficamente están cerca una de la otra se puede conformar un Distrito, presidido por una Presidencia de Distrito compuesta por un presidente y dos consejeros. Cada Distrito es dependiente de la Misión donde se encuentre situado. Una Misión es presidida por una Presidencia de Misión compuesta por un presidente y dos consejeros. Una Rama puede pertenecer a un Distrito según lo antes descrito, o también a una Estaca dependiendo de su cercanía. Cada unidad local cuenta con presidencias de Quórums y Organizaciones Auxiliares.
Cada barrio está compuesto por un número reducido de miembros que viven cerca unos de otros y que se relacionan entre ellos como una sola familia. Se visitan mutuamente y procuran conocer sus necesidades para convertirlas en oportunidades de servicio. Debido a que su actitud está mayormente orientada hacia el servicio, los miembros ocupan posiciones de liderazgo denominadas «llamamientos» de manera totalmente voluntaria y sin recibir pago alguno.

2.2. LA ACCION MORMONA
Mucha de la imponente organización de la Iglesia Mormona está orientada a la seguridad social. Hay muchos mormones que trabajan como voluntarios en sus centros comunitarios. Todos los jóvenes mormones son requeridos por uno o dos años como misioneros a tiempo completo, sin otra manutención que su alimentación y alojamiento. Incluso esto último es pagado en buena medida por sus familiares.
Además, un domingo al mes suprimen una comida, y un día a la semana ayunan, de este modo, lo que ahorran estos días es donado a la Iglesia Mormona para ser distribuido a los pobres. De esta forma, en época de crisis, los mormones reciben ayuda de su iglesia y no del estado.
Posiblemente, este celo por la seguridad social, junto con la preocupación por el desarrollo de sus seis mil misioneros mormones, que recorren el mundo entero, sean las causas principales de su crecimiento. No es de extrañar que un sistema religioso que pone énfasis no solo en la salvación espiritual, sino también en la espiritual, tenga tan gran acogida y aceptación en los días actuales, donde la gente reclama resultados materiales antes que principios doctrinales.

3. DOCTRINAS
3.1. ESCRITURAS MORMONAS
Contra la doctrina básica del protestantismo, que solamente admite a la Biblia como Escritura inspirada, la iglesia mormona reconoce además otras tres obras normativas: el Libro de Mormón, Doctrina y convenios, y La perla de gran precio. A estas obras se añaden las enseñanzas de los sucesivos Presidentes y Profetas que la iglesia ha tenido desde su fundación.
La fuente de la que todo el mormonismo fluye y crece es el concepto de revelación continua. La iglesia enseña que todo miembro puede recibir revelaciones, pero éstas no son válidas para toda la iglesia. Dentro de las Autoridades Generales, la Primera Presidencia y el Cuerpo de los Doce tienen el don de ser “Profetas, Videntes y Reveladores”.
El mormonismo tiene un oráculo viviente de Dios, en la persona de su Presidente y Profeta. No solo cuenta con lo que Dios ha dicho en el pasado, sino que posee una fuente infalible para determinar lo que Dios desea enseñar hoy, tanto en cuanto a doctrinas y costumbres religiosas, como en todos los ámbitos de la vida.

3.2. CREENCIAS MORMONAS
La mayor de las herejías del mormonismo se resume en el axioma teológico de la ley de la progresión eterna. Está formulada de esta manera: como es el hombre, así era Dios antes y como es Dios, el hombre puede llegar a ser.
Todo esto comienza con la doctrina de los Santos de los últimos días según la cual hay un gran número de planetas esparcidos por la vastedad del espacio exterior, que son gobernados por un incontable número de hombres-dioses que una vez fueron humanos como nosotros.
El pueblo mormón está entregado a un programa de control que planifica su vida entera, mientras ellos buscan la exaltación y la divinidad, su propio planeta para gobernarlo y reinar sobre él.
Los mormones creen que Elohim es su Padre celestial, y que vive con sus numerosas esposas en un planeta cercano a una misteriosa estrella llamada Kolob. Aquí, el dios del mormonismo y sus esposas, por medio de unas relaciones sexuales celestiales y sin fin, produjeron millones de hijos espíritus.
Para decidir el destino de estos, el jefe de los dioses mormones convocó a un gran concilio celestial. Lucifer y su hermano Jesús, los dos hijos mayores de Elohim, estaban allí.
Se presentó un plan para construir el planeta Tierra, donde los hijos espíritus serían enviados para que tomaran un cuerpo mortal y aprendieran a discernir entre el bien y el mal. Lucifer se puso de pie y se ofreció a convertirse en el salvador de este nuevo mundo. Deseando la gloria para sí mismo, pensó obligarlos a todos a convertirse en dioses. El Jesús mormón, oponiéndose a la idea, sugirió que se le diera al hombre libertad para escoger, como en los otros planetas. La votación que siguió aprobó la proposición del Jesús mormón, quien se convertiría en el salvador del planeta Tierra.
Enfurecido, Lucifer convenció con astucia a la tercera parte de los espíritus destinados a la Tierra para que pelearan junto a él y se rebelaran. De esta forma, Lucifer se convirtió en el diablo, y sus seguidores en los demonios. Enviados a este mundo en forma de espíritus, se les negaría para siempre la posibilidad de tener un cuerpo de carne y hueso.
Sobre los que permanecieron neutrales en la batalla se lanzó la maldición de que nacieran con la piel negra. Esta es la explicación mormona de que haya una raza negra. Los espíritus que lucharon con mayor valentía contra Lucifer, nacerían en familias mormonas en el planeta Tierra. Estos serían los de piel más clara, o “blancos y deleitables”, como los describe el libro de Mormón.
Los primeros profetas mormones enseñaban que Elohim y una de sus esposas diosas vinieron a la Tierra como Adán y Eva para comenzar la raza humana. Miles de años después, Elohim viajó de nuevo a la Tierra en forma humana desde la base de la estrella Kolob, esta vez para tener relaciones físicas con la virgen María, a fin de proporcionarle a Jesús un cuerpo físico.
El apóstol mormón Orson Hyde enseñaba que después de crecer y llegar a hombre, Cristo tuvo por lo menos tres esposas: María, Marta y María Magdalena. Con estas esposas, se supone que el Jesús mormón tuvo una serie de hijos antes de ser crucificado. También supuestamente, Joseph Smith, el fundador del mormonismo, era uno de sus descendientes.
Según el libro de Mormón, Jesús vino después de su resurrección al continente americano para predicarles a los indios, de los cuales los mormones creen que en realidad son israelitas. Así que el Jesús del mormonismo fue quien fundó su iglesia en el continente americano, como lo había hecho en Palestina. Ya en el año 421 d.C., los israelitas de piel oscura, conocidos como lamanitas, habían destruido a todos los de piel blanca, o nefitas, en una serie de grandes batallas. Supuestamente, los escritos de los nefitas se hallaban en unas placas de oro enterradas en la colina de Cumorah por Moroni, el último nefita que quedó vivo.
Unos mil cuatrocientos años más tarde, un joven buscador de tesoros llamado Joseph Smith, famoso por su exageración en los cuentos, afirmó haber descubierto estas placas de oro cerca de su hogar en la parte norte del estado de Nueva York. Actualmente, los mormones lo honran como profeta, porque afirmó haber tenido visiones del mundo espiritual en las cuales se le ordenaban organizar la Iglesia mormona, puesto que todos los credos cristianos eran una abominación. Fue Joseph Smith el que originó la mayoría de estas doctrinas tan extrañas que hoy en día millones de personas creen ciertas.
A base de mantener un rígido código de exigencias económicas y morales, y por medio de la celebración de unos ritos secretos en el templo por ellos mismos y por sus muertos, los Santos de los últimos días tienen la esperanza de demostrar que son dignos y convertirse así en dioses. Los mormones enseñan que todos los seres humanos comparecerán en el juicio final ante Joseph Smith, el Jesús mormón y Elohim.
Los mormones que han sido sellados en la ceremonia de matrimonio eterno en los templos de los Santos de los últimos días esperan convertirse en dioses polígamos, o diosas esposas de estos, en el Reino celestial, gobernar sobre otros planetas y seguir produciendo nuevas familias por toda la eternidad. Los mormones le dan gracias a Dios por Joseph Smith, quien afirmaba que había hecho más por nosotros que cualquier otro hombre, incluyendo a Jesucristo. Afirman que murió mártir, derramando su sangre por nosotros, para que también nosotros nos podamos convertir en dioses.

CONCLUSIONES
Aunque la iglesia mormona pueda parecer interesada en la familia y la mantención de un elevado nivel moral entre sus miembros, además de su fuerte acción social; queda claro que sus orígenes, doctrinas y prácticas están tiznados de ocultismo y secretismo.
Aunque se consideran cristianos, sus doctrinas y prácticas no lo son para nada. La revelación continua, la ley de progresión, la añadidura de más libros supuestamente canónicos y la enseñanza distorsionada sobre el Dios y Jesucristo, los alejan completamente de la esfera cristiana.
Es responsabilidad de la iglesia cristiana dar una apologética sana y madura contra esta secta. Se dice que las sectas son las facturas impagas de la iglesia, que donde la iglesia ha guardado silencio o ha hecho poco, ahí las sectas han prosperado.
La iglesia evangélica debe esforzarse por redoblar sus esfuerzos misioneros, de acción social y de preocupación por la moral familiar de sus integrantes.

BIBLIOGRAFIA
·                    Ankerberg, John & Weldon, John (1991) Los hechos acerca de los mormones. S.l.: Instituto Teológico de Investigación Ankerberg.
·                    Carlson, Ron & Decker, Ed (2001) Realidades sobre doctrinas falsas. Miami: Unilit.
·                    Saravi, Fernando (1997) El mormonismo al descubierto. Grand Rapids: Potavoz.
·                    Solari, Claudio (2012) Cristianismo vs. Mormonismo. Bloomington: Palibrio.
·                    Van Baalen, J. K. (1969) El caos de las sectas. Grand Rapids: TELL.

EL BAUTISMO

EDUARDO VÁSQUEZ CARRASCO


INTRODUCCIÓN
El presente trabajo de investigación bibliográfica trata sobre el bautismo. Algunos podrán considerar el bautismo como una doctrina secundaria, donde se pueden aceptar las disensiones de varios grupos, pero que éstas no afectan las bases principales de la doctrina cristiana.

Otros dirán que el bautismo si es fundamental para la fe cristiana y que tiene profundas consecuencias en la vida eclesiástica. Sea como fuere, el asunto del bautismo se considera un tema descuidado y sin un estudio formal.

Sin duda en la actualidad reina una actitud de confusión de desconocimiento sobre el tema del bautismo en muchos creyentes. La presente monografía intenta presentar de manera ordenada algunos de los puntos más resaltantes al respecto. Se apuntarán los antecedentes históricos que se pueden rastrear del bautismo cristiano, así como su importancia y significado.

También se discutirá los modos de bautismo que han surgido con las diferentes interpretaciones del mismo, y el asunto de quiénes deben ser bautizados y quién debe bautizar.

1.  ANTECEDENTES DEL BAUTISMO CRISTIANO
 Cualquier manifestación religiosa, incluido el bautismo, nace en un contexto cultural y social que a su vez es influenciado por factores históricos. Al ser manifestaciones de los seres humanos, éstas surgen en un ambiente determinado. Así, la aparición del bautismo cristiano debe ser rastreada hasta sus antecedentes históricos; ya que, aunque guarde grandes diferencias doctrinales y de significado con sus antecedentes, no se le puede aislar de su contexto histórico y cultural.

1.1  EL BAUTISMO DE PROSÉLITOS JUDÍOS
El bautismo de prosélitos judíos fue utilizado como un rito de iniciación para aquellos gentiles que deseaban ingresar al pueblo de Israel. El bautismo era uno de los tres ritos de iniciación que se requería de los gentiles, los otros dos ritos eran la circuncisión y el sacrificio.

No es fácil determinar la fecha de origen de esta práctica, pero al parecer en los albores de la era cristiana, este rito ya se encontraba en práctica. Al parecer sus antecedentes fueron las ideas del lavamiento ritual de los levitas y las prácticas de catequesis judía.

El rito era administrado sólo una vez y luego se consideraba al bautizado como un miembro más de la comunidad judía con todos los derechos y deberes que le asisten. Probablemente era auto-administrado y en presencia de dos o tres testigos. La inmersión en agua era total y se administraba en sábado o de noche o en días de fiesta.

El bautismo implicaba un cambio moral y se consideraba al bautizado como un recién nacido. Esto implicaba una ruptura con la vida anterior, la aceptación de una nueva vida y la introducción al pueblo de Dios.

1.2  EL BAUTISMO DE JUAN
Algunas similitudes entre el bautismo de prosélitos judíos y el bautismo de Juan son las siguientes, era dado por inmersión total en agua, señalaba la introducción a una nueva comunidad y requería una ruptura con la antigua manera de vivir.

Las diferencias, sin embargo, estriban en que el bautismo de Juan era público y era administrado por alguien diferente del bautizado. Pero la innovación del bautismo de Juan iba más allá. Era, en realidad, un llamado a los judíos al bautismo de arrepentimiento, esto indicaba la introducción a una comunidad que esperaba el reino de Dios a través de la venida del Mesías prometido.

En ese sentido, el bautismo de Juan requería un arrepentimiento, un “cambio de mente” que en realidad era un cambio de la persona total. No bastaba ser judío para ser contado entre la comunidad que esperaba al Mesías y su reino, sino que se requería confesión de pecados y evidencias de una nueva manera de vivir caracterizada por la justicia social.

1.3  EL BAUTISMO DE JESÚS
El bautismo de Jesús fue único, pero al mismo tiempo era un señalamiento del futuro bautismo cristiano. Al hacerse bautizar por Juan, Jesús no estaba reconociendo su necesidad de arrepentirse y confesar pecados. Ya que él es sin pecado, su bautismo en agua significó más bien otra cosa.

En primer lugar, Jesús lo hizo por obediencia al Padre. Jesús cumplió con las justas exigencias que Dios había hecho con respecto al Mesías. Al mismo tiempo, Jesús se estaba siendo consagrado por Dios y aprobado por él. Jesús estaba obedeciendo al llamado hecho por Dios.

Jesús se estaba identificando también con los pecados que había venido a salvar. Su bautismo en agua señalaba su futuro bautismo en la cruz y la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Así estaba prefigurando su ministerio terrenal y anunciaba a los redimidos su obra redentora.
  
2.  IMPORTANCIA Y SIGNIFICADO DEL BAUTISMO
 2.1  IMPORTANCIA DEL BAUTISMO
El bautismo es importante para la fe cristiana y para la vida eclesiástica. A lo largo del Nuevo Testamento se puede encontrar recurrentemente el bautismo como un evento contado o como ejemplo utilizado para enseñar verdades espirituales.

En primer lugar, se puede notar la importancia del bautismo en que Cristo mismo fue bautizado (Mt. 3.16) y como señala 1 P. 2.21 el ejemplo que Cristo nos dejó debe ser imitado. También los discípulos de Jesús bautizaban (Jn. 4.1-2) señalando también su importancia.

La iglesia primitiva también practicó el bautismo, se puede encontrar dicha práctica en pasajes como Hch. 2.38, 41; 8.12-13, 36, 38; 9.18; 10.47-48; 16.15, 33; 18.8; 19.5. En el NT también es utilizado el bautismo como símbolo de verdades teológicas (Ro. 6.1-10; Gal. 3.27; 1 P. 3.21) y como verdad fundamental (He. 6.1-2).

Aparte de lo que se pueda inferir a partir de los versículos antes señalados, la importancia del bautismo para la iglesia radica en el mandado expreso de nuestro Señor Jesucristo a bautizar como parte de la comisión dejada a la iglesia (Mt. 28.19). Esto incluye al bautismo dentro de las prácticas que la iglesia debe observar regularmente. El bautismo es una de las dos ordenanzas dejadas por Jesucristo para su iglesia. Esto a su vez indica la importancia que debe tener el bautismo para el pueblo de Dios y un llamado a no ser negligentes en su observancia.

La importancia del bautismo también radica en el efecto que produce en el bautizado. Aunque el bautismo en agua no concede salvación al creyente, si produce algún beneficio espiritual en él. Da la bendición del favor de Dios que viene con toda obediencia, así como también la alegría que viene por la profesión pública de la fe. También da seguridad al tener un cuadro físico de morir y resucitar con Cristo y de lavamiento de pecados. El bautismo fortalece y promueve la fe del creyente si es bien observado y administrado.

2.2  SIGNIFICADO DEL BAUTISMO
Etimológicamente los vocablos bautismo y bautizo son una derivación del griego baptizo, verbo que puede traducirse por “hundo, sumerjo o inmerjo” algo en agua. La palabra también da la idea de profundidad.

En cuanto al significado del bautismo para los cristianos, es importante hacer una salvedad al respecto antes de señalar los varios significados que se le puedan encontrar. El bautismo en agua, como una acción visible y material, es considerado como una analogía de uno o varios acontecimientos espirituales que ocurren al interior del bautizado y que por lo tanto no son visibles.

En otras palabras, el bautismo en agua es una representación visible y palpable de lo que ocurre en la vida interna del creyente y nunca debe confundirse el efecto del rito externo con el acontecer interno y espiritual del creyente. Por si solo el bautismo en agua no tiene ningún efecto en la vida del bautizado, si es que éste no ha experimentado la salvación y todo lo que esto implica (perdón de pecados, unión con Cristo, arrepentimiento, etc.).
Todos los efectos que los escritos del Nuevo Testamento le dan al bautismo, se lo dan al bautismo interno, espiritual que tiene lugar en el corazón del creyente cuando llega a Cristo, y no al mero ejercicio de la inmersión en agua. En todo caso el bautismo en agua es un rito externo que permite visualizar y dar hermosura a la experiencia interna de salvación y de encuentro y unión con Cristo.

Una de las primeras verdades que grafica el bautismo es el perdón alcanzado (Hch. 2.38; 22.16). Aunque no es la idea principal, el bautismo señala limpieza y purificación de los pecados. El lavamiento con agua, que seguramente tiene su antecedente histórico en los lavamientos levíticos de purificación ritual, indica la limpieza espiritual que ha tenido lugar e el creyente, una vez que este ha puesto su fe en Cristo.

Una segunda idea que trae consigo el bautismo es la de la unión con Cristo (Ro. 6.1-10). Así como el bautismo de Jesús señaló hacia el futuro, hacia la obra redentora que realizaría en el calvario para el rescate de los pecadores; el bautismo de los creyentes indica la identificación de estos con la obra y la persona de su Salvador y así, entrar en esa unión con él que Pablo señala tantas veces en sus epístolas.

El bautismo también significa hacerse discípulo de Cristo (Mt. 28.19). Como lo señala la Gran Comisión, el bautismo es parte del proceso de hacer discípulos. Al bautizarse, el creyente se identifica con el cuerpo de Cristo y viene a ser un recién nacido que necesita crecer a los pies de su Maestro.

El bautismo significa también arrepentimiento (Hch. 2.38). Al revisar los diferentes relatos del Nuevo Testamento (Hch. 2.14-42; 8.12-17; 8.26-39; 9.12-18; 22.6-12; 26.12-18; 10.44-48; 11.15-18; 16.27-34; 19.1-7) se ve que el bautismo nunca precede al arrepentimiento y la fe, por el contrario, siempre ocurre luego de que la persona da evidencia de haber creído el mensaje evangélico.

En líneas generales se podría decir que el bautismo significa identificación o asociación con algo o alguien. El bautismo señala la asociación que hace el creyente con los sufrimientos de Cristo (Mr. 10.38-39), la muerte de Cristo en la cruz y la posterior identificación del creyente con esa muerte en el bautismo es un anuncio de la aceptación del creyente de los sufrimientos de Cristo.

El creyente con el bautismo también está dando testimonio de su identificación con el cuerpo de Cristo, la iglesia (1 Co. 12.13). Al hacerse discípulo de Cristo, el creyente se incorpora a la iglesia, el pueblo de Dios para vivir su salvación en comunidad.

Asimismo, el bautizado se identifica con la nueva vida en Cristo (Ro. 6.1-10). Así como se identifica con la muerte y los sufrimientos de su Señor, el creyente se identifica también con la nueva vestidura que caracteriza su nueva vida y se identifica con su Señor glorioso y victorioso que le sostiene a través de su Espíritu en la su nueva vida.

En resumen, el bautismo es una hermosa manifestación externa que representa, en su conjunto, la identificación del creyente con el mensaje evangélico, la persona del salvador y el grupo de creyentes.

3.  MODO DEL BAUTISMO
La mayoría de grupos cristianos a la actualidad están de acuerdo en que el modo de bautizar utilizado en el Nuevo Testamento fue el bautismo por inmersión. El análisis gramatical e histórico de aquellos relatos bíblicos que cuentan el bautismo de creyentes, dan conclusiones sólidas de esto.

Pero también es cierto que muchos grupos cristianos han ido variando la práctica del bautismo a lo largo de los años. Estas modificaciones han obedecido a intereses históricos y culturales que han pesado al momento de variar el modo del bautismo.

Al parecer estos grupos no han intentado volver al modo primitivo de bautismo y por el contrario han buscado apoyo bíblico a sus actuales modos de bautismo. Los tres modos ha considerar son el bautismo por aspersión, el bautismo por afusión o derramamiento y el bautismo por inmersión.

3.1  ASPERSIÓN O ROCIAMIENTO
Algunos argumentos a favor de la aspersión, el rociamiento de gotas de agua o pequeñas cantidades de ésta sobre la cabeza del bautizado, son, por ejemplo, los ritos de limpieza encontrados en el Antiguo Testamento que eran dados por aspersión.

Además, se argumenta que la aspersión indica mejor la idea de la limpieza por el Espíritu. También se argumenta que la palabra griega baptizo tiene un significado secundario de “traer bajo la influencia” y que la aspersión ilustra bien esto. Otros argumento secundarios son que en algunos relatos bíblicos la inmersión era difícil de ejecutar por razones logísticas. Otros arguyen que la mayoría de la iglesia visible observa este modo de bautizar y por lo tanto lo valida.

Quienes defienden el bautismo por aspersión, por lo general citan los siguientes pasajes bíblicos para sostener su posición. Ex. 24.6-7; Lv. 14.7; Nm. 19.4, 8; He. 9.10; Ez. 36.25; Hch. 2.41, 8.38, 16.33.

3.2  AFUSIÓN O DERRAMAMIENTO
Quienes practican la afusión señalan que este modo ilustra mejor el ministerio del Espíritu al venir a la vida de un creyente y entrar en su vida. Asimismo, se señala que las frases “en agua” y “de agua” pueden traducirse también como “a agua” y “fuera de agua”, lo que da un gran margen de posibilidades para el bautismo. También señalan que hay evidencias arqueológicas de esta práctica en épocas muy tempranas de la iglesia.

Quienes defienden el bautismo por aspersión, por lo general citan los siguientes pasajes bíblicos para sostener su posición. Jl. 2.28-29; Hch. 2.17-18.

3.3  INMERSIÓN
La práctica del bautismo en el Nuevo Testamento se realizaba sólo de esta manera. La persona que era bautizada era sumergida o puesta completamente bajo el agua y después era sacada de nuevo.

Como ya se ha señalado, la palabra griega baptizo, de donde derivan bautismo y bautizar, tiene el significado de sumergir, hundir o inmergir algo en agua con cierta profundidad. Pasajes bíblicos como Mr. 1.5, 1.10; Jn. 3.23; Hch. 8.36, 38-39 refuerzan la idea de la inmersión.

Además, el simbolismo de unión con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección parece exigir el bautismo por inmersión (Ro. 6.3-4; Col. 2.12). Ya que el bautismo en agua es una analogía del bautismo en Jesucristo, y ya que el bautismo es una asociación o identificación con la persona del Salvador, con su obra y con su cuerpo; se hace necesario el modo de bautizar por inmersión para que éste tenga el significado apropiado.

Debe recordarse que el bautismo no es una simple ceremonia. Es el derecho que tiene la idea de estar conformada sólo por creyentes en Jesucristo y, aunque el bautismo no es infalible en el sentido de asegurar tal derecho, ayuda bastante a la conformación de la iglesia y le da un significado y una belleza adicional.

4.  LOS CANDIDATOS Y ADMINISTRADORES DEL BAUTISMO
4.1    BAUTISMO DE CREYENTES
El bautismo de creyentes sostiene que sólo los que han creído en Cristo deben ser bautizados. Esto se debe a que el bautismo, al ser un señalamiento de empezar la vida cristiana, se debe administrar sólo a los que en efecto han empezado la vida cristiana.

Un argumento a favor del bautismo de creyentes se encuentra en los relatos del Nuevo Testamento sobre el bautismo. En pasajes como Hch. 2.41, 8.12, 10.44-46, 47-48, 16.14-15, 32-33 y 1 Co. 1.16 se repite el patrón de que el bautismo iba precedido por el recibimiento del mensaje apostólico con fe. En el Nuevo Testamento sólo se encuentra el bautismo de quienes habiendo oído el mensaje evangélico, respondían con fe.

Un segundo argumento a favor del bautismo de creyentes se puede encontrar en el significado que éste tiene. Como ya se señaló, el bautismo es un símbolo externo de empezar la vida cristiana y por lo tanto debe ser dado sólo a los que muestran evidencia de haber empezado la vida cristiana.

Ya que el bautismo es una señal externa de regeneración interna, sólo se den bautizar aquellos que han vivido esa regeneración interna al haberse unido con Cristo (Ro. 6. 3-4).

4.2    PAIDOBAUTISMO CATÓLICO
La Iglesia Católica Romana enseña que el bautismo se debe administrar a infantes, esto debido a que enseña también que el bautismo es necesario para salvación, y que el acto del bautismo en sí mismo produce regeneración. Desde el punto de vista católico, el bautismo es un medio por el que la iglesia concede gracia que salva a la gente.

La perspectiva católica cree que los sacramentos, y ahí incluido el bautismo, tienen una eficacia objetiva. Esto significa que no se requiere fe del bautizado para que el rito del bautismo conceda gracia salvadora. El término técnico utilizado es ex opere operato, que significa literalmente “por la obra realizada”. Por lo tanto los niños son perfectamente bautizados ya que no se les demanda fe salvadora, pues el rito es el medio de la gracia y no la respuesta de la persona al mensaje cristiano.

Sin duda pasajes como Ef. 2.8-9, Ro. 6.23 y otros muchos echan por los suelos este argumento. El Nuevo Testamento enseña claramente que la salvación se alcanza por fe y no por algún rito externo carente de significado para la persona. Ninguna obra es necesaria para la salvación, y por lo tanto, el bautismo no es necesario para la salvación.

4.3    PAIDOBAUTISMO PROTESTANTE
La postura paidobautista protestante enseña que el bautismo se debe administrar a todos los hijos de padres creyentes. Esta práctica está difundida generalmente en iglesias luteranas, episcopales, metodistas, presbiterianas y reformadas.

También se le conoce como el argumento del pacto o teología del pacto. Consideran a los hijos nacidos a los creyentes como parte de la “comunidad del pacto” del pueblo de Dios.

Un argumento a favor del bautismo de niños lo encuentran en la circuncisión hecha a los niños en el Antiguo Pacto. Ya que en el Antiguo Testamento la circuncisión era la señal externa de entrada en la comunidad del pacto, razonan que el bautismo se convierte en la señal externa de ingreso del niño al nuevo pacto. En Col. 2.11-12 se ve claramente la conexión que hace Pablo entre la circuncisión y el bautismo.

Otro argumento utilizado por los paidobautistas es el supuesto bautismo de familias en los relatos del Nuevo Testamento. Específicamente el bautismo de la familia de Lidia (Hch. 16.15), la familia del carcelero de Filipos (Hch. 16.33) y la familia de Estéfanas (1 Co. 1.16).

Con relación a la conexión entre la circuncisión y el bautismo debe decirse que, si bien es cierto hay similitudes entre ambos ritos, también hay grandes diferencias que las distancian. En el Antiguo Pacto no era requerida la vida espiritual interna para participar del rito, mientras en el nuevo si es requerida esa vida espiritual regenerada. En el Antiguo Testamento se encuentra que todos los varones de una casa eran circuncidados, sean los hijos o los siervos del dueño de casa, y la necesidad de una vida espiritual interna no era requerida (Gn. 17.23, Jos. 5.4).

La idea de “comunidad de pacto” sin duda hace referencia a la iglesia, ya que en el nuevo pacto la única comunidad vigente es la iglesia. Si la iglesia es la comunidad de los redimidos, entonces la comunidad del pacto está restringida sólo a los redimidos, dejando fuera  a los hijos de creyentes que no han hecho una decisión en fe. Uno llega a ser miembro de la verdadera iglesia, de la verdadera comunidad del nuevo pacto, al nacer de nuevo y tener fe que salva, y no por el simple nacimiento físico en una familia de creyentes.

Además, los ejemplos de familias que fueron bautizadas en el Nuevo Testamento enseñan, una vez más, que el oír el mensaje apostólico y responder con fe era necesario para recibir el bautismo. En todos los relatos citados de familias bautizadas se ve claramente que la exposición de la Palabra era requerida y debía ser creída en primer lugar. Que toda la familia haya sido bautizada solo muestra que cada uno de los miembros de esas familias respondió con fe salvadora al escuchar la Palabra de boca de los apóstoles.

Por último, si el bautismo es una señal externa de la regeneración interna producida por la unión con Cristo, que significado tiene el bautismo de niños. Si ese bautismo no les salva y se les requiere en el futuro una decisión conciente de fe para salvación, el rito del bautismo de niños queda vacío y sin sentido.

4.4    EL BAUTIZADOR
La Biblia no da ninguna restricción explícita sobre quién puede bautizar. Si se cree en el sacerdocio de todos los creyentes (1 P. 2.4-10), entonces no parece haber en principio ninguna restricción sobre el derecho de realizar el bautismo solamente al clero ordenado.

Lo que si se debe señalar es que, ya que el bautismo marca el ingreso a la comunión de la iglesia, el cuerpo de Cristo, entonces se hace necesario que se haga dentro de la comunión de la iglesia. La iglesia local reunida debería presenciar el acto de bautismo y regocijarse con los nuevos miembros incorporados.

Para salvaguardar el significado correcto y la práctica correcta del bautismo, parece necesario que la iglesia tome medidas para conservar la belleza de la práctica y significados del mismo. Para tal fin, entonces parece apropiado que la iglesia elija y designe algún representante o representantes que oficialmente sean los responsables de administrar el bautismo.

CONCLUSIONES
El bautismo es una parte importante en la vida de la iglesia. Es una ordenanza de nuestro Señor Jesucristo que ha acompañado al cuerpo de Cristo a lo largo de los siglos.

Representa hermosas verdades espirituales y produce buenos efectos espirituales en la vida del creyente si es bien observado y administrado. Lamentablemente, con el correr del tiempo y con los azotes que ha sufrido la iglesia a lo largo de su peregrinaje, la práctica del bautismo se ha ido desvirtuando y ha perdido su significado original hasta el punto de desdibujar por completo su práctica.

En vez de marca la unidad de la vida comunitaria del cuerpo de Cristo, ha sido motivo de divisiones y ataques. Pero ese no era su propósito original. Por lo tanto la iglesia debería esforzarse por ser un celoso guardián del bautismo, vigilando la práctica correcta y enseñando correctamente el bautismo a cada creyente.

El bautismo es necesario en el sentido que es una ordenanza y en que ilustra grandes verdades espirituales en la vida del creyente y le confiere fortaleza espiritual. Por lo tanto, la iglesia debe empeñarse en ser fiel y diligente en su observancia.

BIBLIOGRAFÍA
GRUDEM, Wayne.  Teología sistemática; una introducción a la doctrina bíblica. Miami, Vida, 2007.
RYRIE, Charles.  Teología básica.  Miami, Unilit, 1993.
STAGG, Frank.  Teología del nuevo testamento.  El Paso, Casa Bautista de Publicaciones, 1976.

LOS MINISTERIOS DE LA IGLESIA SEGÚN SUS PROPOSITOS

EDUARDO VASQUEZ CARRASCO

INTRODUCCION
Loa ministerios de la iglesia pueden agruparse y estudiarse en base a sus propósitos. Cada uno de los ministerios de la iglesia cumple un propósito. Todo ministerio dado por Dios a la iglesia tiene una razón de ser, tiene objetivos que cumplir y tareas que realizar.
Esos propósitos pueden clasificarse según a quien van dirigidos, es decir, según su objeto diana. En otras palabras, cada ministerio de la iglesia tiene el propósito o la finalidad de suplir las necesidades o expectativas de ciertas personas. Estos ministerios pueden ir dirigidos a Dios mismo, a la congregación de creyentes o al mundo.
Los capítulos de la presente monografía están divididos siguiendo este diseño. El primer capitulo agrupa a los ministerios que según su finalidad, van dirigidos a completar las expectativas de Dios con relación a su pueblo. El capitulo dos trata sobre los ministerios que intentan satisfacer las necesidades del cuerpo de Cristo, la iglesia. Mientras que el tercero versa sobre los ministerios dirigidos a suplir las necesidades del mundo no creyente.
Sin duda podría haber otras formas de clasificar los ministerios eclesiásticos. Pero clasificarlos según sus propósitos permite ver sus orientaciones y fines. Admite orientar la labor de la iglesia según el objeto hacia el que van dirigidos sus esfuerzos. Facilita el agrupamiento y la organización clara de los ministerios al interior de la iglesia. La clasificación orientada al propósito tiene pues muchas ventajas.

1.      EL MINISTERIO A DIOS: LA ADORACION
En relación a Dios el propósito de la iglesia es adorarle. Pablo dice a la iglesia de Colosas: «Canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón» (Col 3:16). Dios nos ha destinado y señalado en Cristo para que «seamos para alabanza de su gloria» (Ef 1:12).
La adoración en la iglesia no es meramente una preparación para algo más: es en sí misma cumplir el propósito principal de la iglesia con referencia a su Señor. Por eso Pablo puede seguir una exhortación de que debemos «aprovechar al máximo cada momento oportuno» con un mandamiento de ser llenos del Espíritu y entonces decir: «Canten y alaben al Señor con el corazón» (Ef 5:16-19).

1.1. LOS MOMENTOS DE LA ADORACIÓN
En realidad, toda la vida del creyente se resume en estas tres etapas: todo lo que uno es y hace constituye una preparación para la próxima experiencia de adoración; luego se produce el encuentro con Dios; y después todo lo que uno es y hace debe reflejar la experiencia que tuvo en la presencia de Dios.

1.1.1. LO QUE ANTECEDE A LA ADORACIÓN
Ningún ser humano puede agradar a Dios en la adoración sin la debida preparación. Como uno, con sumo cuidado y diligencia, se prepara para entrevistarse con una persona de alta dignidad, en la misma manera es lógico que sea diligente en la preparación para entrevistarse con la Dignidad Suprema, el mismo Creador del universo. Por otro lado, es cierto que Dios está disponible en todo momento para el creyente que le busca con corazón sincero.
En un momento de suma emergencia, el creyente que está en buena relación con Dios puede clamar a él sin pasar por un período de preparación. Pero, como norma general, hay varios pasos previos o condiciones necesarias para asegurar que el acto de adoración sea agradable a Dios y provechoso para el adorador. Hay una preparación general que incluye todo lo que uno es y hace, como señalamos arriba, pero hace falta una preparación específica, un tiempo para concentrarse en la persona y obra de Dios y en la condición necesitada del adorador. Esta preparación específica incluye por lo menos cinco elementos: tomar conciencia de la persona de Dios; tomar conciencia del propósito y obras de Dios; tomar conciencia de su propia necesidad; tomar en cuenta las instrucciones de Dios; tomar medidas adecuadas para expresar su adoración.

1.1.2. LO QUE SUCEDE EN EL ACTO DE ADORACIÓN
En un acto de adoración, sea privada o colectiva, hay a lo menos ocho cosas que suceden: la naturaleza de Dios se destaca; las obras de Dios se reconocen; los pecados son revelados por Dios; se suplica por la misericordia de Dios; la voluntad de Dios se revela al adorador; rendimiento a Dios como Señor soberano; se ofrece a Dios algo de valor; y se intercede a favor de otros.
Hay por lo menos cinco modos de adoración: respuesta, diálogo, ofrenda, drama y celebración. La adoración es básicamente una respuesta a lo que Dios es y hace. Esta respuesta llega a ser un diálogo personal si nos quedamos atentos en la presencia de Dios tiempo suficiente para que él nos responda.

1.1.3. LO QUE SIGUE AL ACTO DE ADORACIÓN
Lo auténtico de la experiencia de adoración se manifiesta en lo que sigue al acto. Uno no puede estar en la presencia del Dios tres veces santo y seguir viviendo como antes. Se verán sin lugar a dudas cambios importantes en la vida del adorador; todas las áreas de su vida serán afectadas. El que escribe recuerda un dicho de un profesor suyo que capta este concepto. Él decía: “no importa tanto lo alto que uno salte en la adoración como lo recto que camine después”. En el repaso de las experiencias de adoración en la Biblia hemos descubierto por lo menos cuatro resultados de la adoración que agrada a Dios: Dios manifiesta su agrado o desagrado; Dios es glorificado y su reino extendido; el adorador es bendecido; y el adorador obedece la voluntad de Dios.

2. EL MINISTERIO A LOS CREYENTES: NUTRIR
Según la Biblia la iglesia tiene una obligación de nutrir a los que ya son creyentes y edificarlos a la madurez en la fe. Pablo dijo que su propia meta no era simplemente llevar a las personas a la fe inicial que salva sino «presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre» (Col 1:28). Le dijo a la iglesia de Éfeso que Dios dio a la iglesia personas dotadas «a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo» (Ef4:12-13).
Es claramente contrario al patrón del Nuevo Testamento pensar que nuestra única meta con las personas es llevarlas a la fe inicial que salva. Nuestra meta como iglesia debe ser presentar a Dios a todo creyente «perfecto en Cristo» (Col 1:28).

2.1. JESÚS DEFINE EL DISCIPULADO
Se ha establecido que la meta primordial de Jesús para los creyentes, es el hacer discípulos, esto quiere decir, personas que se han arrepentido de sus pecados y que están aprendiendo y obedeciendo sus mandamientos. Jesús define lo que es un discípulo en Juan 8:32: “Si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.
De acuerdo con Jesús, los verdaderos discípulos son aquellos que permanecen o viven en su Palabra. En tanto aprenden la verdad de su Palabra, son progresivamente “libres”, y el contexto siguiente explica que Jesús estaba hablando acerca de hacerlos libres del pecado (Juan 8: 34-36). Así se puede ver por la definición de Jesús, que los discípulos están aprendiendo y obedeciendo sus mandamientos.
Jesús después dijo, “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y así prueben que sois mis discípulos” (Juan 15: 8). La definición de Jesús en esta forma dice que los discípulos están glorificando a Dios por llevar fruto. Aquellos que no llevan fruto, no son llamados sus discípulos. Más específicamente, Jesús define que los verdaderos discípulos se identifican por su fruto en Lucas 14: 25- 33. Los discípulos de Jesús obedecen sus mandamientos.

2.2. UN SEGUNDO REQUISITO
Jesús continuó hablando a las multitudes que iban con Él y les dijo, “El que no lleva su propia cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14: 27). Este es el segundo requisito que Jesús pide para ser su discípulo. Jesús estaba usando una hipérbole.
La mayoría de personas, si no todas las personas judías que estaban escuchando a Jesús, habían presenciado a criminales condenados a morir crucificados. Los romanos crucificaban a los criminales a lo largo de la vía pública afuera de las puertas de la ciudad para así maximizar el efecto de la crucifixión para disuadirles del crimen. Por esta razón, la frase “lleva tu cruz”, era una expresión muy común en los días de Jesús. Cada persona que era crucificada había escuchado a un soldado romano decir “toma tú cruz y sígueme”. Estas eran palabras que el condenado temía, pues él sabía que esta frase marcaba el comienzo de horas de gran agonía. Así que esta frase pudo volverse una expresión común que significaba, “Acepta el inevitable duro trabajo que viene para ti”.
Tomar la cruz, es sinónimo de negarse a uno mismo y Jesús la usó con este sentido en Mateo 16:24: “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame “. Esto puede ser parafraseado, “si alguien desea venir en pos de mí, deje a un lado su agenda, prepárese para el difícil trabajo que viene como consecuencia de su decisión, y sígame”. Así que, los verdaderos discípulos están dispuestos a sufrir por el hecho de seguir a Jesús.

2.3. UN TERCER REQUISITO
Jesús, ese mismo día, dio a las multitudes un requisito más de lo que es ser un discípulo: Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo (Lucas 14: 33).
De nuevo, sería lógico concluir que Jesús estaba usando una hipérbole. No necesitamos renunciar a todas nuestras posesiones en el sentido de que tenemos que dejar nuestro refugio, abrigo, y comida. Sin embargo, ciertamente tenemos que renunciar a nuestras posesiones en el sentido de dar la mayordomía de nuestras posesiones a Dios, y saber que ya no somos servidores del espíritu de codicia, pues servimos a Dios con nuestras posesiones. Ciertamente el resultado podría ser, renunciar a muchas de nuestras posesiones innecesarias y vivir una vida simple con una mayordomía generosa y compartir, como lo hicieron los primeros cristianos. Ser un discípulo de Cristo significa obedecer sus mandamientos y Él ordenó a sus seguidores el no hacerse tesoros en la tierra, si no, en el cielo.

2.4. UN ÚLTIMO Y SANO PENSAMIENTO
Claramente, Jesús quiere que las personas se conviertan en sus discípulos, como lo reveló en sus palabras a las multitudes registradas en Lucas 14: 26–33. ¿Qué tan importante es ser su discípulo? ¿Qué pasaría si alguno decide no ser su discípulo?
Jesús respondió a esta pregunta al final de su discurso en Lucas 14: “Por lo tanto, la sal es buena, pero si la sal se hace insípida, ¿con que se sazonará? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga”. (Lucas 14: 34-35).
Nótese que estas declaraciones se relacionan con lo anterior, pues el texto comienza con la frase por lo tanto. Se supone que la sal tiene que ser salada. Eso es lo que la convierte en sal. Si pierde su sabor, es inservible y la “arrojan fuera”.
¿Qué tiene que ver esto con ser un discípulo? Así como se espera que la sal sea salada, Jesús espera que las personas sean sus discípulos. Debido a que Él es Dios, nuestra obligación razonable es amarle grandemente y tomar nuestras cruces. Si no somos sus discípulos, estamos rechazando su razón para nuestra existencia. Seríamos buenos para nada y destinados a ser “arrojados fuera”.

3. EL MINISTERIO AL MUNDO: EVANGELIZACION Y MISERICORDIA
Jesús les dijo a sus discípulos: «hagan discípulos de todas las naciones» (Mt 28: 19). Esta obra evangelizadora de declarar el evangelio es el ministerio primario de la iglesia hacia el mundo.
Sin embargo, acompañando a la obra de evangelización también está un ministerio de misericordia; misericordia que incluye atender en el nombre del Señor a los pobres y necesitados. Aunque el énfasis del Nuevo Testamento es dar ayuda material a los que son parte de la iglesia (Hch 11:29; 2 Co 8:4; 1Jn 3:17), con todo hay una afirmación de que es correcto ayudar a los no creyentes aunque ellos no respondan con gratitud o aceptación el mensaje del evangelio. Jesús nos dice: “Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados. Sean compasivos, así como su Padre es compasivo” (Lc 6:35-36).
El punto de la explicación de Jesús es que debemos imitar a Dios al ser bondadosos por igual con los que son ingratos y egoístas. Es más, tenemos el ejemplo de Jesús que no intentó sanar sólo a los que lo aceptaron como Mesías. Más bien, cuando grandes multitudes vinieron a él, «él puso las manos sobre cada uno de ellos y los sanó» (Lc 4:40). Esto debería animarnos a realizar obras de bondad, y orar por sanidad y otras necesidades, en la vida de los que no son creyentes tanto como de los creyentes.
Tales ministerios de misericordia al mundo también pueden incluir participación en actividades cívicas o intentar influir en las políticas del gobierno para hacerlas más consistentes con los principios morales bíblicos. En aspectos en que hay una injusticia sistemática manifestada en el tratamiento de los pobres o de minorías étnicas o religiosas, la iglesia también debería orar y, según se presente la oportunidad, hablar contra tal injusticia.
Todos estos son maneras en las que la iglesia puede suplementar su ministerio evangelizador al mundo y en verdad adornar el evangelio que profesa. Pero tales ministerios de misericordia al mundo nunca deben llegar a ser sustituto de una evangelización genuina o de los otros aspectos de ministerio a Dios y a los creyentes.

3.1. EL EVANGELIO: BUENAS NUEVAS
El término utilizado en el Nuevo Testamento para evangelio es euangelion. Se compone de un prefijo que significa bueno o alegre y la raíz que quiere decir mensaje o noticia. La palabra aparece con frecuencia en el Nuevo Testamento para comunicar "mensajes relativos a victorias, así como mensajes políticos y privados portadores de buenas nuevas"; En un período de la historia en que no existía ni la imprenta ni la radio ni la televisión, los mensajeros portadores de buenas noticias las comunicaban en persona. Se hacía de forma hablada, como un comunicado. Se emitía en tono festivo. El mensajero se regocijaba con las noticias que debía llevar. Eran buenas nuevas.

3.2. ¿QUÉ SIGNIFICAN LAS BUENAS NUEVAS?
Existen varias definiciones que sirven para denotar con exactitud qué es el evangelio. Estas buenas noticias son: que hay un Dios vivo creador de todo, que Dios trajo su poder imperial sobre esta tierra (el reino de Dios), que Jesús es el Cristo (el Salvador), que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, que Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día, que hay una promesa dada que es el Espíritu Santo, que esta promesa de salvación es para todo aquel que cree, que mediante esta salvación se pude obtener paz con Dios y con los otros, que hay una promesa de vida eterna, que Dios es justo, que Dios derrama su gracia sobre la humanidad, que esta salvación es la base de toda promesa.
El evangelio no es solo noticias. Es primero noticia y después doctrina. Doctrina significa enseñanza, explicación, aclaración. La doctrina es parte del evangelio porque las buenas nuevas no se pueden pronunciar solo de la boca de un heraldo, la mente del que escucha tiene que entenderlas.
La doctrina del evangelio es de gran importancia porque las buenas nuevas son tan plenas, ricas y maravillosas que deben abrirse como si fueran un cofre de un tesoro y todo el tesoro debe sacarse para disfrute del mundo. La doctrina es la descripción de dicho tesoro. La doctrina describe su verdadero valor y explica por qué es invaluable.

3.3. HACER MISERICORDIA: EL EJEMPLO DE LA IGLESIA PRIMITIVA 
Para cuidar a los necesitados, los santos en Jerusalén vendieron sus propiedades y trajeron el producto de las ventas y lo colocaron a los pies de los apóstoles (Hch. 4:34-35). Lucas singulariza el ejemplo de Bernabé. Vendió su tierra y trajo el dinero y lo colocó a los pies de los apóstoles (Hch. 4:36-37). En contraste al buen ejemplo de Bernabé, Ananías y Safira vendieron su propiedad y pretendieron estar trayendo todo el precio de lo vendido (Hch. 5:1-11). Los fondos que trajeron los colocaron a los pies de los apóstoles (Hch. 5:2). Esta narración declara que aun cuando la propiedad era vendida el ingreso permanecía bajo el control de los propietarios. La narración implica que ellos no continuaban teniendo control después que lo colocaban a los pies de los apóstoles (Hch. 5:4).
Otro ejemplo es el cuidado de las viudas en Jerusalén (Hch. 6:1-6). ¡Aún las iglesias con apóstoles tenían problemas! A medida que los discípulos aumentaban, un grupo étnico entre ellos percibió que sus viudas estaban siendo desatendidas con el sostenimiento diario (Hch. 6:1-6). Esta era una actividad de grupo y debe haber abarcado el uso de los fondos. La congregación fue instruida a seleccionar siete hombres para que atendieran la necesidad. En vista de que los apóstoles no podían dejar el ministerio de la palabra y la oración, es razonable concluir que la supervisión del tesoro pudo haber sido pasada, al menos en parte, a estos hombres.

3.4. ALGUNOS PRINCIPIOS DEL DAR PARA EL CRISTIANO
Cada cristiano debería entender la importancia de dar como él o ella haya sido prosperado por el Señor. Hay algunos principios generales para gobernar nuestro dar. Todas las almas pertenecen al Señor (Ez. 18:4). Nuestra vida debe ser una de mayordomía (Mat. 25:14-30). Se requiere fidelidad de los administradores (1 Cor. 4:1-2).
También hay principios específicos de dar. Deberíamos dar como hayamos sido prosperados (1 Cor. 16:2). Nuestra ofrenda debe ser proporcional a nuestro ingreso. No debemos compararnos nosotros mismos con los demás, sino que debemos rendir nuestra propia mayordomía. Alguien puede dar más y alguien puede dar menos, dependiendo de sus ingresos y verdaderas obligaciones familiares.
También deberíamos dar como hayamos propuesto, acorde al plan, no fortuitamente (2 Cor. 9:7). Deberíamos dar con liberalidad (Rom. 12:8). La palabra usada aquí (haplotes) algunas veces significa “generosamente” con referencia a la ofrenda (2 Cor. 8:2; 9:11), pero puede significar “simplicidad, sinceridad, sencillez” (Vine, Vol. 2, Pág. 314). La ofrenda de uno debería ser in ostentación (Mat. 6:1-4). El cristiano no debería ser un jactancioso en su ofrenda. La iglesia en Corinto fue urgida a abundar en la gracia del dar
(2 Cor. 8:7).
Deberíamos dar con alegría. “Dios ama al dador alegre” (2 Cor. 9:7; 8:12). Alegre es de la palabra griega hilaros, de la cual conseguimos la palabra española hilarante (divertidísimo). Deberíamos dar sacrificadamente. Jesús alabó a la viuda que dio lo que tenía (Mr. 12:41-44). Los macedonios son alabados porque se dieron primeramente al Señor (2 Cor. 8:1-5; cfr. Heb. 13:16).

CONCLUSIONES
En relación a Dios el propósito de la iglesia es adorarle.  La adoración en la iglesia no es meramente una preparación para algo más: es en sí misma cumplir el propósito principal de la iglesia con referencia a su Señor. En realidad, toda la vida del creyente se resume en estas tres etapas: todo lo que uno es y hace constituye una preparación para la próxima experiencia de adoración; luego se produce el encuentro con Dios; y después todo lo que uno es y hace debe reflejar la experiencia que tuvo en la presencia de Dios.
Según la Biblia la iglesia tiene una obligación de nutrir a los que ya son creyentes y edificarlos a la madurez en la fe. Es claramente contrario al patrón del Nuevo Testamento pensar que nuestra única meta con las personas es llevarlas a la fe inicial que salva. Nuestra meta como iglesia debe ser presentar a Dios a todo creyente «perfecto en Cristo» (Col 1:28).
Se ha establecido que la meta primordial de Jesús para los creyentes, es el hacer discípulos, esto quiere decir, personas que se han arrepentido de sus pecados y que están aprendiendo y obedeciendo sus mandamientos. Jesús define lo que es un discípulo en Juan 8:32: “Si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.
Jesús les dijo a sus discípulos: «hagan discípulos de todas las naciones» (Mt 28: 19). Esta obra evangelizadora de declarar el evangelio es el ministerio primario de la iglesia hacia el mundo. Sin embargo, acompañando a la obra de evangelización también está un ministerio de misericordia; misericordia que incluye atender en el nombre del Señor a los pobres y necesitados.
La doctrina del evangelio es de gran importancia porque las buenas nuevas son tan plenas, ricas y maravillosas que deben abrirse como si fueran un cofre de un tesoro y todo el tesoro debe sacarse para disfrute del mundo. La doctrina es la descripción de dicho tesoro. La doctrina describe su verdadero valor y explica por qué es invaluable.
Cada cristiano debería entender la importancia de dar como él o ella haya sido prosperado por el Señor. Hay algunos principios generales para gobernar nuestro dar. Todas las almas pertenecen al Señor (Ez. 18:4). Nuestra vida debe ser una de mayordomía (Mat. 25:14-30). Se requiere fidelidad de los administradores (1 Cor. 4:1-2).

BIBLIOGRAFIA
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