martes, 8 de septiembre de 2015

LOS PRINCIPIOS BAUTISTAS

EDUARDO VASQUEZ CARRASCO

INTRODUCCION
Los bautistas basan sus creencias y prácticas en la Palabra de Dios. Creen que cada creyente es responsable de interpretar y aplicar las verdades bíblicas a su vida, guiado por el Espíritu Santo. Este sacerdocio del creyente se fundamenta en la enseñanza bíblica de que el Espíritu Santo regenera al creyente en la conversión y lo faculta para interpretar la Biblia bajo Su guía.
Así, cada bautista es responsable de estudiar las Sagradas Escrituras, interpretarlas bajo la guía del Espíritu Santo y respetar los puntos de vista discrepantes de otros creyentes, siempre y cuando no afecten la salvación.
Al mismo tiempo, los bautistas mantienen una unidad a lo largo del tiempo, considerando y respetando lo que los bautistas de siglos anteriores han creído y enseñado. Siempre contextualizándolo a las exigencias actuales de la vida cristiana.
Otro aspecto resaltante es que los bautistas respetan las prácticas y particularidades culturales de cada pueblo, y que cada grupo de bautistas es responsable de contextualizar los principios y enseñanzas bautistas a su localidad.
Así, los principios bautistas surgen de la Palabra de Dios, guiados por el Espíritu Santo, quien capacita al creyente para entender y aplicar las verdades bíblicas a su vida. Son principios que se han enseñado y observado a lo largo de toda la existencia de la denominación bautistas, pero siempre contextualizando el mensaje evangélico a las particularidades de cada tiempo y lugar donde la iglesia bautistas tiene presencia.

1.      EL PRINCIPIO CRISTOLOGICO
Este principio enseña que Cristo es la cabeza de la iglesia, y es él quien la gobierna a través de su Palabra. Por ello es fundamental que la iglesia estudiar seriamente las Escrituras para conocer la voluntad de Dios para la vida y gobierno de ella misma.
La naturaleza, propósitos, fines, organización, gobierno, funciones, y demás aspectos de la iglesia deben emanar de la Palabra de Dios. Cristo está gobernando su iglesia, en la medida en que ésta busca la voluntad de su Señor en las escrituras.
En Juan 13. 13, Jesús dice “Vosotros me llamáis Maestro,  y Señor;  y decís bien,  porque lo soy.” Pablo también dice a los filipenses, “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo,  y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos,  y en la tierra,  y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,  para gloria de Dios Padre.” (Fil. 2.9-11).
La Biblia enseña claramente el Señorío de Cristo en la vida del creyente y de la iglesia. Y este ha sido el sentir de los bautistas a lo largo de su historia. Juan Smyth dijo “Sólo Cristo es Rey y Juez de la iglesia y de la conciencia”[1].  El historiador bautista Tomás Armitage también dijo “los principios vivientes y subyacentes de las iglesias bautistas se relacionan con la jefatura soberana y absoluta de Cristo en sus iglesias.”[2]
Por un lado, el señorío de Cristo demanda sumisión y humildad de parte del creyente y la iglesia para someterse y aceptar la voluntad de Cristo. Esto a partir de un estudio serio de la Biblia que permita descubrir dicha voluntad.
Por otro lado, este principio también demanda que el creyente se oponga a todo aquello que estorbe u obstaculice la relación entre Cristo y su iglesia. El Reino de Dios debe reflejarse en la vida del creyente, y de la iglesia.

2.  EL PRINCIPIO BIBLICO
El principio bíblico reconoce y afirma la autoridad del Nuevo Testamento como norma de fe y práctica. Los bautistas reconocen que toda la Biblia es la revelación de Dios al hombre, y por lo tanto, autoritativa.
Asimismo, los bautistas entienden que el Nuevo Testamento tiene una autoridad que deriva del Señor del Nuevo Testamento, Cristo. Así, el Nuevo Testamento interpreta al Antiguo Testamento. Esto significa que  tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, deben interpretarse a la luz de la obra expiatoria de Cristo.
Es más, los bautistas entienden que la Biblia debe interpretarse bajo la dirección del Espíritu Santo. Pero, sin caer en la idolatrización de la Biblia.  Es decir, que la Biblia es el testimonio escrito de la revelación de Dios a la humanidad, pero como objeto no tiene ningún poder mágico o místico.
Es así que del Nuevo Testamento salen los principios teológicos y pastorales bajo los cuales se rige el creyente y la iglesia. Es además, responsabilidad de cada creyente estudiar e interpretar las Sagradas Escrituras para conocer la voluntad de su Señor y obedecerla. Es tanto un derecho como una responsabilidad que cada creyente debe asumir con responsabilidad.
Hebreos 1. 1-2 dice “Dios,  habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo,  a quien constituyó heredero de todo,  y por quien asimismo hizo el universo”, de ahí que los bautistas interpreten las Escrituras a la luz de la persona y obra de Cristo, el heredero de todo y última y perfecta revelación del Padre.
El mismo Jesús enseñó a sus discípulos a depender de la Biblia para conocer la voluntad del Padre. Lucas 24.27 cuenta “Y comenzando desde Moisés,  y siguiendo por todos los profetas,  les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.” En Juan 5.39 Jesús enseña “Escudriñad las Escrituras;  porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna;  y ellas son las que dan testimonio de mí”.
El apóstol Pablo también enseñó la importancia de la Biblia en la vida del creyente. En  2 Timoteo 3.16 el apóstol a los gentiles dice “Toda la Escritura es inspirada por Dios,  y útil para enseñar,  para redargüir,  para corregir,  para instruir en justicia.”
El apóstol Pedro reafirma lo enseñado por Cristo y Pablo. En 2 Pedro 1.19-21 escribe “Tenemos también la palabra profética más segura,  a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro,  hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto,  que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana,  sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”

3. EL PRINCIPIO ECLESIASTICO
Este principio ha costado mucho a la iglesia bautista. Fue perseguida, tanto por católicos como por protestantes, por defender este principio. Además, es el principio que le da el nombre a la denominación. Nombre que en un principio fue puesto peyorativamente, luego fue usado orgullosamente por quienes defendieron este principio.
El principio eclesiástico sostiene la enseñanza bíblica de que la iglesia debe ser conformada por una membresía regenerada. Es decir, que la iglesia debe estar integrada por personas nacidas de nuevo, regeneradas por el Espíritu Santo, que hayan hecho una decisión personal y consciente de arrepentirse de sus pecados y aceptar el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz, reconociéndole como Señor y Salvador de sus vidas.
Justo Anderson, historiador bautistas dice “la iglesia cristiana es la confraternidad de todos los creyentes en Cristo, o sea una comunidad espiritual, cuya expresión concreta en el mundo es una iglesia local, cuyo fin es el extendimiento del reino de Dios”.[3]
Siguiendo este principio, las iglesias bautistas demandan dos cosas del nuevo creyente para ser admitido como miembro de una iglesia bautista. En primer lugar, el nuevo creyente debe dar evidencias de una conversión genuina. En segundo lugar, el nuevo creyente debe haber sido bautizado por inmersión, que es como los bautistas entienden la forma bíblica y correcta de bautizar.
Según los bautistas, el bautismo debe tener cuatro condiciones. La primera, el candidato correcto es un creyente en Cristo. Segundo, el modo correcto es la inmersión en agua. Tercero, el significado correcto es un acto simbólico de sepultura y resurrección. Cuarto, el administrador correcto es el pastor o alguien autorizado por una congregación local para realizarlo.
Para los bautistas, tanto el bautismo como la Santa Cena, son símbolos dinámicos que comunican verdades espirituales que benefician al creyente que participa en ellas con conciencia y convicción.
El bautismo es el símbolo del nuevo nacimiento, de la purificación del pecado, de la recepción del don del Espíritu Santo y de la unión mística con Cristo. Así, la iglesia es en esencia una congregación local autónoma, democrática y subordinada a Cristo bajo la dirección del Espíritu Santo.

4. EL PRINCIPIO SOCIOLOGICO
El principio sociológico sostiene que el gobierno de la iglesia es congregacional. Se basa en la enseñanza bíblica del sacerdocio del creyente. Es decir, de la responsabilidad individual de cada creyente ante Dios, sin intermediarios.
Jesús enseñó a sus discípulos la igualdad de todos los creyentes, donde todos tienen los mismos privilegios, responsabilidades, participación y posición. En Mateo 23.8-9 Jesús dijo “Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí;  porque uno es vuestro Maestro,  el Cristo,  y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra;  porque uno es vuestro Padre,  el que está en los cielos.”
Este sacerdocio del creyente implica que el creyente es regenerado por gracia por medio de la fe. De esa forma, tiene libre acceso al Padre a través del Sumo Sacerdote Jesucristo. Por lo tanto, el creyente debe asumir la responsabilidad sacerdotal, tanto como siervo para con los demás, como consigo mismo ante Dios.
Juan Smyth escribió “mantenemos que la autoridad de los ancianos de la iglesia consiste en conducir, en guiar, y en vigilar… y la palabra final descansa en la asamblea de la congregación a la cual los ancianos deben ceder… la congregación puede hacer cualquier cosa sin los ancianos, pero los ancianos no pueden hacer nada sin la aprobación de la congregación.”[4]
Con relación al ministerio cristiano, los bautistas creen que este corresponde a todos los creyentes. Según el don de cada uno, el creyente es responsable por ejercer el ministerio que el Espíritu Santo le dé. En ese sentido, el ministerio pastoral es ejercido por creyentes llamados por Dios para el ministerio de la Palabra y son nombrados por la iglesia local. Los bautistas tienen la máxima de que “el pastor es el primero entre pares, que preside la congregación sin mandarla.”[5]
Finalmente, el inconveniente que podría surgir en las congregaciones locales bautistas es contar con miembros inmaduros que no sepan responder responsablemente al gobierno congregacional. Se demanda creyentes maduros espiritualmente y responsables, para que el gobierno congregacional funcione. Es necesario entonces el discipulado de los creyentes.

5. EL PRINCIPIO ESPIRITUAL
Los bautistas enarbolan la bandera de la libertad religiosa, la demandan para ellos y para los demás. Se considera el mayor aporte de los bautistas al protestantismo.
Al ser el ser humano personalmente responsable ante Dios, también debe ser libre para elegir. Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, por lo tanto le dio el derecho de ser libre y poder elegir. Al mismo tiempo, Dios demanda responsabilidad de parte del sur humano libre, por lo tanto es y será juzgado.
Esta libertad religiosa implica libertad de culto. El ser humano puede adorar a Dios dónde, cuándo y como el desee, sin ser coercionado. Asimismo, el ser humano es libre de asociarse y sostener los ministerios e iglesias que desee, sin ser castigado o perseguido por ello. Al mismo tiempo, este principio respeta la elección de no creer y no adorar de las personas.
La libertad religiosa también incluye la libertad de conciencia. Es decir, que los seres humanos son libres de vivir según los valores y creencias particulares que profesen. Así, la religión es un asunto personal y voluntario. Ningún ser humano debe ser obligado a creer algo, o actuar obligado.
Finalmente, la libertad religiosa incluye la libertad de propagación. Cada ser humano es libre de propagar su fe. Esto incluye poder asociarse con quien desee y financiar dicha labor. Los bautistas creen que el creyente debe cumplir con la Gran Comisión de Cristo para su iglesia.
Muchos países han sido impactados e influenciados por este principio. Aunque no todos los países tienen libertad religiosa, es deber de cada bautista ser influencia en su lugar de residencia para promover este principio, en beneficio de la iglesia y de la sociedad.

6. EL PRINCIPIO POLITICO
Los bautistas creen en la separación entre la iglesia y el estado. Es decir, que ni la iglesia ni el estado deben ejercer influencia o dominio sobre el otro.
La relación de los creyentes con el estado y sus leyes está enseñada en la Biblia. 2 Pedro 2.13-14 enseña “Por causa del Señor someteos a toda institución humana,  ya sea al rey,  como a superior, ya a los gobernadores,  como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.”
El creyente debe respetar, obedecer y orar por los gobiernos. En 1 Timoteo 2.1-2 el apóstol Pablo enseña “Exhorto ante todo,  a que se hagan rogativas,  oraciones,  peticiones y acciones de gracias,  por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia,  para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.”
Así, el creyente debe respetar y someterse a las leyes humanas dadas por los gobiernos y que rigen los estados, ya que han sido puestos por Dios. Pero cuando estas leyes contradicen los mandamientos de Dios, entonces el creyente debe obedecer a Dios ante todo.
El cristiano se somete en obediencia al estado, pero cuando este es injusto, entonces el creyente puede oponerse pacíficamente, evitando la violencia. Esta ha sido la postura bautista a lo largo de toda su historia denominacional.
Este principio cree en una iglesia libre y en un estado libre, donde todas las iglesias sean tratadas por igual, sin oposición o beneficio que perjudique o beneficie a una u otra iglesia. Esto incluye el uso de impuestos.
Este principio se desprende de los demás principios bautistas como el señorío de Cristo, la libertad religiosa, y la naturaleza de la iglesia como una congregación de regenerados.
Así, la iglesia y el estado deben funcionar separadamente. Cada institución tiene su propia esfera de acción e influencia, y debe mantenerse así. Eso no disminuye la responsabilidad de la iglesia por ser testigo de los valores y principios cristianos ante la sociedad, siempre que sea con  respeto a la libertad religiosa de cada persona y grupo.

7. EL PRINCIPIO EVANGELIZADOR
Los bautistas creen en el cumplimiento de la  Gran Comisión como responsabilidad de la iglesia. En ese sentido son evangelizadores y misioneros. En Mateo 28.18-20 se nos dice “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto,  id,  y haced discípulos a todas las naciones,  bautizándolos en el nombre del Padre,  y del Hijo,  y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado;  y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,  hasta el fin del mundo.”
Marcos 3.13-14 muestra que esta fue una práctica común y natural de Jesús con sus discípulos “Después subió al monte,  y llamó a sí a los que él quiso;  y vinieron a él. Y estableció a doce,  para que estuviesen con él,  y para enviarlos a predicar.” Luego cuando ascendió a los cielos dejó instrucciones para su iglesia “pero recibiréis poder,  cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,  y me seréis testigos en Jerusalén,  en toda Judea,  en Samaria,  y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1.8).
Marcos 16.15 también lo enseña “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Y Juan 20.21 dice “Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros.  Como me envió el Padre,  así también yo os envío.”
Históricamente los bautistas han fomentado el evangelismo las misiones, tanto domésticas como mundiales. La obra misionera mundial tuvo un gran impulso con el trabajo de misioneros bautistas como Guillermo Carey y Adoniram Judson.
Creen que tanto el evangelismo como las misiones deben ser actividades continuas de la iglesia, donde todos los creyentes son responsables de cumplir con dichas actividades. Es el resultado natural de una vida espiritual madura y sana.
Así, los bautistas han emprendido misiones tanto como iglesias, y asociándose en organizaciones para-eclesiásticas como agencias misioneras para cumplir con dicha labor.

CONCLUSIONES
Los bautistas sostienen principios bíblicos. De la Biblia los bautistas creen y practican el señorío de Cristo, el sacerdocio del creyente, las ordenanzas del bautismo y la Santa Cena, la libertad religiosa y el cumplimiento de la Gran Comisión.
Históricamente los bautistas han luchado por defender y vivir según estos principios. Es responsabilidad de las nuevas generaciones entender, atesorar y reproducir estos principios en el contexto contemporáneo.
En las iglesias bautistas deben rescatarse estos principios del olvido y ser enseñados a los creyentes en el discipulado. Los bautistas deben sentirse orgullosos de lo que creen y vivir en consecuencia.

BIBLIOGRAFIA
·         ANDERSON, Justo (1978) HISTORIA DE LOS BAUTISTAS. TOMO 1. El Paso, CBP.
·         ANDERSON, Justo (1990) HISTORIA DE LOS BAUTISTAS. TOMO 2. El Paso, CBP.
·         ASIEBALL (2009) HISTORIA Y PRINCIPIOS BAUTISTAS.
·         GONZALEZ, Justo L. (1994) HISTORIA DEL CRISTIANISMO. TOMO 2. Miami, Unilit.
·         LATOURETTE, Kenneth Scott (1967) HISTORIA DEL CRISTIANISMO. TOMO 2. El Paso, CBP.
·         MUIRHEAD, H. H. (1953) HISTORIA DEL CRISTIANISMO. TOMO 2. El Paso, CBP.


[1] Anderson, Justo. Historia de los bautistas, Tomo I. pg. 48.
[2] Anderson, Justo. Op. cit. pg. 49.
[3] ASIEBALL. Historia y principios bautistas. Pg. 51.
[4] ASIEBALL. Op. cit. Pg. 53.
[5] ASIEBALL. Op. cit. Pg. 53.

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