EDUARDO VÁSQUEZ CARRASCO
INTRODUCCIÓN
La iglesia cristiana a lo largo de sus años de
existencia a enfrentado varios y grandes desafíos de orden político, social,
cultural, religioso, etc. Con el paso del tiempo y conforme la cristiandad se
iba extendiendo por la tierra, ha tenido que hacer frente a múltiples retos.
En la actualidad, la iglesia sigue siendo
desafiada. Y estos desafíos se enmarcan dentro de las relaciones que la iglesia
mantiene con su entorno y consigo misma. Uno de estos desafíos tiene que ver
con las relaciones que las iglesias cristianas mantienen entre si. Un segundo
desafío es la organización interna de la iglesia, entre su liderazgo y el
laicado, su forma de gobierno, su liturgia, etc. Y un tercer desafío tiene que
ver con la expresión de la iglesia hacia fuera, es decir, su tarea de ser
testimonio vivo con el mundo que la rodea y en el que está.
La iglesia en América Latina está siendo
desafiada desde estos tres lugares. La iglesia latinoamericana debe reflexionar
y definir como serán sus relaciones al interior de las mismas, entre ellas y
con el mundo que las rodea. Esta tarea requiere de una reflexión serie, con
base bíblica, atendiendo al contexto latinoamericano y mirando a la historia del
cristianismo en el mundo y en este continente.
1. EL
DESAFIO DE LAS RELACIONES INTERIGLESIAS
El protestantismo latinoamericano tiene una
deuda con su contexto social. Por lo general las iglesias evangélicas han sido
fuente de disensiones, divisiones y escándalo, que en nada han ayudado a su
testimonio y a su misión en la sociedad latinoamericana. Las relaciones entre
los grupos tradicionales y con los nuevos grupos emergentes es un desafío que
debe ser encarado con urgencia.
1.1.DENOMINACIONALISMO Y ECUMENISMO
El denominacionalismo fue un producto del
desarrollo del cristianismo en Norteamérica. El ideal colectivo de libertad que
se gestó en las colonias británicas de Norteamérica tuvo un eco en el
desarrollo de denominaciones, que no se debieron tanto a diferencias
doctrinales o incompatibilidad del liderazgo, sino más bien obedeció al ideal
de libertad y a las grandes distancias que impedían la comunicación y la
supervisión de un cuerpo supra-eclesiástico.
El ecumenismo surgió años después, cuando las
denominaciones tradicionales se abocaron a las misiones en el tercer mundo.
Debido a la preocupación de confundir a los nuevos creyentes, que no
conocían nada del trasfondo europeo y norteamericano que propició el
surgimiento de las denominaciones, se buscó unificar las iglesias evangélicas.
Algunos cuerpos eclesiásticos lo hicieron, con variados resultados.
Actualmente hay dos corrientes, un ecumenismo
que busca la fusión de cuerpos eclesiásticos, con todo lo que eso implica, y
otro que busca la cooperación entre las iglesias evangélicas, pero manteniendo
su autonomía.
1.2.DIVISIONES
Desde la elección de Israel como pueblo de
Dios, ha habido divisiones al interior del pueblo de Dios. En Israel y luego en
la iglesia, las divisiones han sido una forma de, paradójicamente, mantener la
unidad del pueblo de Dios.
Además, cuando las divisiones se han debido a
diferencias doctrinales o de organización, éstas han redundado en un beneficio.
Las iglesias han crecido y se han expandido. Hasta cierto punto, algunas
divisiones son necesarias y beneficiosas.
Pero cuando las divisiones se dan por
rivalidades en el liderazgo o por una incapacidad para resolver los problemas
normales que todo grupo humano tiene, entonces las divisiones son perjudiciales
para la iglesia, ya que la debilita y perjudica el testimonio de ésta ante el
mundo.
1.3.RELACIONES DEL PROTESTANTISMO CON LA IGLESIA
CATÓLICA
Cuando el protestantismo se instaló en América
Latina, hubo un choque tremendo y una gran oposición de parte de la Iglesia
católica. Pero el desarrollo del protestantismo ha servido de punto de quiebre
de un despertar en la iglesia católica.
La iglesia católica ha reconocido sus errores y
se encuentra en mejores condiciones para el diálogo interreligioso. En lo que
respecta al pueblo evangélico, el tiempo de antagonismo parece haber quedado
atrás. Tal vez estemos frente a una oportunidad de reconciliación y
cooperación.
A pesar de las distancias doctrinales y litúrgicas,
tanto evangélicos como católicos tienen coincidencias y puntos en común. Y
aunque la lucha contra la idolatría
católica siempre ha sido utilizada como bandera de guerra para ganar terreno,
es cierto también que un mayor diálogo y una mayor cooperación en el plano
social pueden mejorar el testimonio del pueblo evangélico ante una sociedad
mayoritaria, aunque nominalmente, católica.
1.4.REACCIÓN FRENTE AL MOVIMIENTO CARISMÁTICO
Frente al movimiento carismático, que
básicamente hace un énfasis en los dones “carismáticos” como la única señal
valedera de la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo, el pueblo
evangélico ha reaccionado de tres formas distintas.
Unos han reaccionado en contra y se han
replegado, desconfiando de la fidelidad bíblica de tales prácticas. Otros se
han adherido al movimiento. Y otro grueso grupo se mantiene mirando a ambos
lados, expectante.
En toda América Latina hay historias de
divisiones y conflictos no solo al interior de las iglesias, sino también en
los cuerpos para-eclesiásticos, en torno al tema de la adhesión o no al
movimiento carismático de renovación. Más allá de las posiciones, es menester
tener una opinión informada sobre este fenómeno. Como fenómeno social con
componentes doctrinales, es objeto de estudio tanto teológico como sociológico.
Los debates alturados y los grupos de discusión
(a nivel teológico, sociológico, antropológico, psicológico, etc.) deberían
promocionarse tanto en las facultades teológicas como en las iglesias para que
el pueblo evangélico esté lo mejor informado posible y así se puedan tomar
decisiones más preclaras.
1.5.REACCIÓN FRENTE AL MOVIMIENTO
APOSTÓLICO-PROFÉTICO
Frente al movimiento apostólico-profético, que
básicamente hace un énfasis en el ministerio de apóstoles y profetas actualmente
en un sentido “sobrenatural”, además de ciertas características (prosperidad, visión
de reino, iglesias independientes, etc.), el pueblo evangélico ha reaccionado
de tres formas distintas.
Unos han reaccionado en contra y se han
replegado, desconfiando de la fidelidad bíblica de tales prácticas. Otros se
han adherido al movimiento. Y otro grueso grupo se mantiene mirando a ambos
lados, expectante.
Al igual que el movimiento carismático, este
movimiento (que algunos llaman ministerio quíntuple), ha ido ganando terreno
entre las congregaciones evangélicas de toda la América Latina. A pesar de que
aun no está del todo claro su sistema teológico y sus prácticas eclesiásticas,
muchos miran con simpatía el movimiento y empiezan a importar algunas prácticas
y enseñanzas.
Una vez más, la educación es la herramienta
predilecta para hacer una sana apología frente a este movimiento que aun no
queda del todo claro cuáles son sus verdaderas intenciones y cuál será su
impacto y futuro.
2. EL
DESAFIO DE LAS RELACIONES INTRAIGLESIAS
Los desafíos de este acápite tienen que ver con
los desafíos de la iglesia al interior de ella misma. Son los aspectos
pendientes de reflexión al interior de su vida cotidiana. El protestantismo
latinoamericano debería preocuparse también por poner en orden la casa.
2.1. FORMACIÓN DEL LIDERAZGO
Lamentablemente la formación de liderazgo
evangélico siempre ha sido una cuestión postergada y poco atendida, a pesar de
varias y buenas excepciones. Los retos que afronta la educación teológica son,
su financiamiento, personal docente y administrativo escaso, poco interés por
la preparación formal, dificultades de algunos egresados para asimilarse a la
fuerza laboral en el ministerio, etc.
Desde los primeros asentamientos en la región,
los misioneros foráneos hicieron intentos de formar un ministerio autóctono,
aunque no todos vieron esto con la misma claridad. Estos esfuerzos tuvieron
diferentes impactos, algunos prosperaron hasta el día de hoy y otros
fracasaron.
Son muchos los factores que inciden en la
problemática de la formación ministerial. Uno de ellos es lo poco atractivo que
resulta el ministerio cristiano a tiempo completo entre las nuevas generaciones
de creyentes. Los bajos sueldos, la inestabilidad social-laboral, la condición
marginal que reciben de parte de la sociedad e incluso el mal clima laboral que
algunas congregaciones propician, son barreras para las vocaciones
ministeriales.
El financiamiento es otro grave problema de la
educación teológica. Ya sea subvencionada por los propios alumnos, por las
iglesias o por organismos para-eclesiásticos, las facultades teológicas siempre
están en el limbo de las pérdidas. Esto dificulta la contratación de personal
docente y administrativos, las mejoras en infraestructura, etc.
Los bajos niveles académicos también afectan
directamente la calidad del ministerio latinoamericano. Comparada con la
educación teológica en otras latitudes, la latinoamericana ha sido floja en ser
original y creativa, limitándose casi siempre a importar ideas de fuera. La
educación teológica no solo tiene el reto de la formación de los nuevos
ministros, sino también la misión de indicar el norte a la comunidad evangélica
en relación a su labor misionera y eclesiástica.
Un punto adicional son las relaciones que el
cuerpo de ministros evangélicos mantiene entre sí. No solo no están colegiados,
sino que están fragmentados y desprotegidos socialmente. No hay un colegio que
los represente ni un aval legal de su formación y labor. Muchos ministros se
sienten aislados y eso hace más pesada su carga ministerial.
2.2. ORGANIZACIÓN, LITURGIA Y ASPECTOS LEGALES
En cuanto a la organización, aunque las
denominaciones evangélicas proceden de distintos trasfondos (por ejemplo,
congregacionalistas, presbiterianos, episcopales, etc.) en la práctica la
mayoría de iglesias tiene una organización bastante parecida. Es decir, que en
la práctica han acomodado las organizaciones impuestas por las misiones
foráneas y se han ido acomodando a la mentalidad latinoamericana, llegando a
una organización mixta entre la democracia representativa y el caudillismo.
En cuanto a la liturgia, también ha sido
pretexto para las discusiones y divisiones. En el caso de liturgias basadas en
doctrinas mal entendidas, entonces se justifica la disensión, pero cuando las
diferencias solo son expresiones culturales distintas, la tolerancia debería
ser la actitud más saludable.
La legalidad y formalidad de las iglesias,
asociaciones, convenciones, sínodos, concilios, etc. es un tema descuidado. Esto
se debe a que el ambiente latinoamericano en general da poca importancia a la
formalización legal de sus actividades socioeconómicas. La discusión en torno a
este tema gira en las dimensiones de la fidelidad a las formas bíblicas y el
cumplimiento de las legislaciones de cada país donde la iglesia está.
El aspecto de la existencia legal y formal,
tanto de las organizaciones eclesiásticas, para-eclesiásticas, cuerpos
ministeriales, facultades de educación teológica, etc., debe ser abordado con suma urgencia. El
pueblo evangélico se encuentra en posición de paria social. No tiene voz ni
representatividad en la sociedad latinoamericana, lugar que está siendo ocupado
por la iglesia católica, los movimientos seudo-cristianos y los movimientos de
corte nueva era.
En la medida en que el mensaje evangélico ha
ido calando en las capas mejor acomodadas de la sociedad y en la medida en que
el mismo pueblo evangélico ha ido mejorando su estatus social, debe preocuparse
también por dar un buen testimonio a la sociedad en este aspecto también.
2.3. REFLEXIÓN TEOLÓGICA
A diferencias de otras latitudes (Norteamérica,
Europa), la reflexión teológica ha sido escasa en Latinoamérica. Aunque ha
habido excepciones loables, la inactividad en este campo es la regla. Esto puede
explicarse por la poca preparación del liderazgo, el ambiente latinoamericano
que subestima la producción intelectual, la pobre rentabilidad del oficio
teológico, entre otros aspectos.
El ministerio autóctono latinoamericano está en
deuda con la cristiandad y la humanidad. Desde su lugar, teniendo en cuenta su
idiosincrasia, los informados en teología latinoamericanos deberían multiplicar
sus esfuerzos en la tarea de reflexionar teológicamente y ser lumbreras en su
lugar y tiempo determinado.
3. EL
DESAFIO DE LAS RELACIONES EXTRAIGLESIAS
Estos desafíos giran en torno a la tarea
principal de la iglesia, es decir, a su misión evangelizadora. El
protestantismo latinoamericano debe ser responsable con su misión, pensándola
bien y ejecutándola responsablemente, sabiendo que tendremos que dar cuenta de
nuestra mayordomía.
3.1. EVANGELIZACIÓN, MISIONES Y ACCIÓN SOCIAL
Básicamente la misión de la iglesia hacia el
mundo se resume en misiones y acción social. Afortunadamente la mayoría de
denominaciones evangélicas y no evangélicas ya han entendido esta doble misión.
El problema gira más bien en torno a la abulia de muchas denominaciones que
descuidan alguno de estos dos aspectos, o ambos.
Mientras que unos grupos hacen un gran énfasis
en la evangelización, en desmedro de la obra social, otros grupos hacen lo
inverso. En cualquier caso, algún aspecto se descuida y se pierde la eficacia
misionera de la iglesia.
Pero otro problema aun más grave es el
desinterés de algunos colectivos evangélicos por las misiones en general. Y más
también es el espíritu de competencia con que algunos grupos trabajan,
perjudicando a los vecinos que, aunque piensen parecido, trabajan desde
organizaciones distintas. En ese sentido, no hay esfuerzos coordinados de
trabajo, la cooperación aun se nos hace muy difícil.
3.2. RESPUESTA Y TESTIMONIO ANTE IDEOLOGÍAS
SECULARES
En esto la comunidad evangélica siempre ha sido
tímida en su actuar. Tal vez por el estigma social de ser evangélico en
Latinoamérica, o porque tradicionalmente la comunidad evangélica a estado
conformada mayoritariamente por grupos de clase media y baja, pocas veces y
tímidamente, la iglesia ha elevado su voz y dado su opinión sobre temas que
afectan a la sociedad.
La iglesia debe seguir en el rumbo que en los
últimos años se ha venido gestando, es decir, participar cada vez más en la
vida social, cultural y política del país, pero como conglomerado y no como
institución.
CONCLUSIONES
Un primer desafío del protestantismo
latinoamericano gira en torno a las relaciones entre los grupos evangélicos,
tanto tradicionales como emergentes. En este sentido, debemos repensar y
replantear nuestras relaciones con los grupos evangélicos tradicionales, con la
iglesia católica y con los grupos emergentes. El diálogo abierto y alturado y
la cooperación cuando sea sano y prudente hacerla son elementos que se pueden
tener en consideración.
Con relación a las divisiones, estas deben
verse como alternativas de última instancia. Evitarse en la medida de lo posible,
sobre todo en temas de liderazgo, organización o aspectos secundarios. Solo
cuando se trate de aspectos doctrinales fundamentales y cuando se hayan agotado
todas las instancias posibles de solución, entonces recién debe considerarse la
división como un mecanismo de preservación de la unidad y la sana doctrina.
Un segundo desafío tiene que ver con los
aspectos pendientes al interior de las iglesias. Temas como la formación del
liderazgo, la organización, las prácticas litúrgicas, la reflexión teológica y
los aspectos legales deben ser abordados y
definidos, y no ser dejados a la improvisación
y desidia. Deben respetarse las opiniones divergentes en estos temas, pero
deben ser lo mejor informadas posible. Informadas tanto por el sentido común,
las ciencias y las Sagradas Escrituras.
Un tercer desafío se refiere a la misión de la
iglesia. La evangelización, las misiones, la acción social y el testimonio en
general de la iglesia hacia la sociedad son temas que, de igual manera, deben
ser pensados, discutidos y definidos con propiedad. Se debe aprender de los
errores y aciertos del pasado para evitar los primeros y repetir los segundos,
siempre abiertos al cambio y a la fidelidad escrituraria.
BIBLIOGRAFÍA
DEIROS, Pablo. Historia del cristianismo. Buenos Aires, Seminario
Internacional Teológico Bautista, 1977.
ESCOBAR, Samuel. Evangelio y realidad social, ensayos. Lima, Comité editorial, 1985.
GREENWAY, Rogelio. Una estrategia urbana para evangelizar a
América Latina. El Paso, Casa Bautista
de Publicaciones, 1977.
KESSLER,
Juan. Historia de la evangelización en
el Perú. Lima, Puma, 2010.
MOORE, Cecil. Hombres y hechos bautistas de Chile. Santiago, El Lucero, s.f.
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