martes, 8 de septiembre de 2015

LOS MÉTODOS DE ENSEÑANZA EN LA ESCUELA DOMINICAL

EDUARDO VASQUEZ CARRASCO

INTRODUCCION
Los métodos de enseñanza son medios poderosos para alcanzar los propósitos de la educación cristiana.  Permiten orientar los esfuerzos del maestro cristiano al planificar, ejecutar y evaluar sus lecciones, y todo el proceso de enseñanza – aprendizaje en general.
Así, es importante que el maestro haga una elección cuidadosa de dichos métodos para brindar la mejor experiencia posible de enseñanza a sus alumnos. La elección y utilización de los métodos de enseñanza obedecen a la rama de la didáctica. Esta enseña las mejores prácticas posibles al momento de enseñar alguna competencia al alumno.
El maestro cristiano no debe ser ajeno a esta disciplina, ni a disfrutar de sus beneficios al ver cómo sus alumnos aprenden y alcanzan los objetivos trazados gracias al buen uso de los mejores métodos de enseñanza.
El presente trabajo monográfico presenta algunos métodos de enseñanza útiles para la educación cristiana obedeciendo a los medios que se utilicen para su implementación en el aula de clases. A saber, métodos visuales, narrativos,  expositivos  y participativos.

1.      MÉTODOS VISUALES
1.1. LECCION OBJETIVA
Una lección objetiva es una demostración de objetos materiales para enseñar, ilustrar o dar realce a una verdad espiritual. La forma más sencilla de la lección objetiva es presentar el objeto natural llamando la atención a sus características y dando su aplicación a lo espiritual. En la Biblia vemos que Cristo usó la lección objetiva al señalar los lirios, los campos blancos, a un niño que puso en medio de la gente, las redes, el yugo, y el agua que una mujer estaba sacando del pozo. De la forma más natural Cristo usaba en sus enseñanzas lo que estaba a la vista. Otros ejemplos que pueden usarse en una lección objetiva pueden ser, fruta para ilustrar la lección sobre cómo llevar mucho fruto (Juan 15:1-8); un espejo, lámpara o martillo para ilustrar lo que es la Palabra de Dios (Santiago 1:23-25; Salmo 119:105); o una mazorca de maíz para ilustrar las leyes de la cosecha (Gálatas 6:7-9).

El uso de objetos alegóricos se utiliza para representamos una cosa con otra. Por ejemplo, un corazón de papel con una mancha en el medio representa el pecado. Se les da significado a los colores y se los usa en el desarrollo de la lección. Una cruz puede representar la muerte expiatoria de Cristo, o la salvación.

Otra posibilidad es la experimentación con objetos. El realizar experimentos con objetos es un método pertinente para alumnos de toda edad; se puede usar con buenos resultados en toda la Escuela Dominical, o en la Escuela Bíblica Vacacional. Muchas de las profecías de Ezequiel se presentaron de esta manera (Ezequiel 5:1-4, 12; 12:3-12) Una capa nueva rota en doce pedazos (1Reys 11:29-31); los yugos de Jeremías (cap.27); y el cinto con que Agabo se amarró para profetizar sobre el encarcelamiento de Pablo (Hechos 21:10-11), son otros ejemplos.

Hay que tener en cuenta ciertas reglas al momento de usar lecciones objetivas. Primero, se debe permitir que el alumno toque el objeto y tome parte en la demostración cuando sea práctico.  Así recordará mejor la lección. No se debe olvidar que el alumno aprende mucho por el tacto. También hay que evitar que la lección sea muy complicada, en los muchos detalles puede perderse el pensamiento principal. Deben evitarse los trucos,  todos se ponen a pensar en cómo lo habrá hecho el maestro, lo cual le resta interés al mensaje y a la aplicación. Tal resultado es un fracaso porque el propósito no es entretener sino esclarecer. Finalmente, es recomendable que los alumnos no vean los objetos antes de la presentación de la lección. Si los ven, ya no les parecerá tan interesante.

1.2. CUADROS Y MAPAS
Hay mucha literatura de la Escuela Dominical que trae cuadros bíblicos, algunos de ellos en colores. Al maestro le corresponde usar sano juicio para aprovecharlos de la mejor manera. También puede hacer sus propios cuadros con cartulinas. La cartulina tiene una variedad de usos. Es un material relativamente barato y viene en diferentes colores, tamaños y grosores. Se pueden hacer carteles, dibujos, se puede usar como tablero, para hacer trabajos manuales o cuadros para adornar la clase.

El franelógrafo también es un recurso de elección. Es un tablero cubierto de franela sobre el cual se hace la presentación de la lección mediante figuras, cuadros o escenas. Las figuras se adhieren al tablero, y sea por la clase de papel o porque se les ha pegado en el dorso franela o papel de lija. Con el franelógrafo se pueden ilustrar historias al narrarlas y se pueden ilustrar la lección con figuras simbólicas.

La enseñanza bíblica de los mapas es un magnífico complemento. Tienen varios usos. Por ejemplo, para realzar los acontecimientos bíblicos. Si las historias bíblicas como David y Goliat no se presentan como un acontecimiento que ocurrió en un lugar específico, se convierten en historias como caperucita roja. Pero el señalar en el mapa el lugar exacto, hace sentir a los alumnos que los personajes bíblicos en verdad existieron, que eran reales sus luchas y sus triunfos, y que el Dios que les ayudó nos ayudará a nosotros también.
Los mapas también sirven para aclarar las condiciones que existían en los tiempos bíblicos. ¿Cómo puede uno formarse una buena idea de la conquista de Palestina, los cautiverios, el retorno a Jerusalén, los viajes de Jesús, y las misiones de Pablo si no les enseñamos a través de los mapas? Los mapas también ilustran verdades espirituales. Los viajes misioneros de Pablo nos ilustran su pasión por las almas. El viaje de Abraham es un monumento a la fe. Hay muchas experiencias de los personajes bíblicos que se pueden ilustrar con mapas. Por ejemplo, para estimular el espíritu misionero, el espíritu misionero es una parte vital del evangelio. Un mapa del país es bueno para indicar las partes evangelizadas y las que no lo están. Un mapa del mundo aumentará el interés en la obra misionera.

1.3. USO DE LA PIZARRA Y PROYECTORES
No es suficiente, para captar el interés del alumnado, tomar una tiza y ponerse junto a una pizarra. Para despertar el interés, mantenerlo y hacer una obra eficaz, hay que usar la pizarra a menudo y de forma intencional. Por ejemplo, se puede solicitar la ayuda de un alumno que haga los apuntes en la pizarra según se le indique. Así el maestro no tiene que dar la espalda a la clase, y puede darle toda su atención.

En líneas generales, la pizarra sirve para presentar peticiones de oración, anuncios de cultos especiales, la lección y el texto para memorizar, un buen texto bíblico, un tema especial, un programa de trabajo, una lista de alumnos para ser visitados, preguntas para el estudio, listas, comparaciones y contrastes, para ilustrar lecciones, para la enseñanza de memorización, entre muchos otros usos.  Lo anotado facilita el aprendizaje. Leer lo invisible les encanta a los alumnos.

Con respecto a los medios tecnológicos, hay magníficos medios modernos para enseñar las grandes verdades del evangelio. Por ejemplo, diapositivas, películas y videos. Los medios audiovisuales abren millares de puertas para entrar en los hogares con la enseñanza bíblica. Un mensaje ilustrado de manera convincente y eficaz puede ser grabado y filmado para ser reproducido muchas veces por videos en distintos lugares. También las películas y las diapositivas han demostrado ya su valor educativo en la Escuela Dominical, en la iglesia, en campañas de evangelismo, y en campos blancos donde los evangelistas han introducido la Palabra de Dios.

2. MÉTODOS EXPOSITIVOS
2.1. EL METODO EXPOSITIVO
En el método expositivo, o de discurso, el maestro presenta y explica la lección y la clase meramente escucha. Este método no requiere preparación previa de parte de los alumnos, ni su participación de ninguna manera en el desarrollo de la lección. Lo único que se les pide es su interés y atención. Pero, a menos que el maestro sea hábil y elocuente algunos se distraerán o perderán el interés.

Se ha probado que una persona adquiere el siete por ciento de sus conocimientos por el oído y el ochenta y siete por ciento mediante la vista. También el oído es muy deficiente en cuanto a grabar en la mente lo escuchado. Uno recuerda el cincuenta por ciento de lo que ve y sólo el diez por ciento de lo que oye. A pesar de esto el método de discurso es el más usado. Cuando es usado solo resulta ser el menos eficiente de los métodos de enseñanza.

El hecho de que se use tanto a pesar de su ineficacia, en algunos casos, es porque el maestro no conoce otra manera de enseñar; en otros casos, es que el maestro ha preparado un estudio tan completo y detallado que necesita todo el tiempo para desarrollarlo. Indudablemente, se puede presentar más material así; pero difícilmente será asimilado por los alumnos. Pero la gran mayoría de las veces se usa porque el preparar la lección bien con ilustraciones, preguntas, ayudas visuales, temas para discusión, y cosas por el estilo, cuesta demasiado trabajo. Hace falta que el gran Maestro grabe en el alma de todo maestro de la Escuela Dominical las palabras: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11).

El método expositivo puede usarse en combinación con el método narrativo. El uso de anécdotas, experiencias propias e historias bíblicas, aclara los puntos doctrinales y resulta más interesante el discurso. También se puede usar preguntas. Si es tan grande la clase que es imposible hacer preguntas a los alumnos individualmente, a lo menos se puede dirigir la pregunta al grupo entero y conseguir que piensen. También se puede combinar con la participación del alumno pidiéndoles que busquen y lean textos, que hagan apuntes, que subrayen textos, que encuentren cierto lugar en el mapa, etc. Tampoco hay que negarles a los alumnos el privilegio de hacer comentarios.

2.2. EL METODO NARRATIVO
El método narrativo es la enseñanza mediante historias. Cristo, el mejor de todos los maestros, lo usó con frecuencia, y también lo usaban los profetas para dar mayor fuerza y claridad a sus mensajes. Este método despierta el interés. Una clase puede estar soñolienta y aburrida, o distraída e intranquila; pero tan pronto como el maestro comience a relatar con vivo interés una historia puede contar con la atención de los alumnos.

Las narraciones aclaran y dan fuerza al argumento. No hay nada como una anécdota bien escogida y bien relatada para remarcar un punto. Por lo general, los alumnos olvidarán la exposición dada; pero recordarán la ilustración y luego la verdad que ella encierra. Las historias conmueven los sentimientos. No basta meramente saber que es cierto lo que dice el maestro, uno tiene que sentirlo para estar plenamente convencido. David sabía que había pecado en el asunto de Betsabé; pero parece que no sentía remordimiento. Luego, conmovido por la historia que Natán le relató, David se enojó contra el rico que le quitó al pobre su única oveja, y lo jugó digno de muerte. Luego vino la aplicación: “Tú eres aquel hombre” El rey, redargüido y consciente por primera vez de la enormidad de su pecado, buscó a Dios en sincero arrepentimiento.

Las narraciones también moldean los ideales, afectan el carácter e influyen en las acciones. Eso sucede por medio de los sentimientos despertados. La experiencia ha mostrado que la dramatización de algún asunto mediante las películas y la televisión es un factor poderoso en la conducta de la gente.

Todas las lecciones en las clases de los párvulos, principiantes y primarios pueden ser presentadas en forma narrativa. Si estudian la misma lección que los adultos y se trata de algún punto doctrinal, se puede relatar una historia que ilustre esa verdad, adaptándola así a su conocimiento e interés. Por ejemplo, si la lección es acerca de la humildad, se puede relatar la historia de Jesús sometiéndose a sus padres, o la de Jesús lavándoles los pies a los discípulos.

Al momento de escoger la historia, se debe tener en cuenta que esta debe ser de interés para los alumnos, debe tener relación con el contexto de los alumnos, debe inspirar el sentimiento e influir en sus conductas, además de tomar en cuenta la ocasión de las fechas especiales. Al preparar la historia, se debe pedir la dirección del Espíritu Santo, escogiendo bien el propósito de la lección, estudiar el material complementario de la lección y tratar de que la historia tenga una trama completa.

Al momento de relatar la historias, se debe hablar con claridad, desarrollando la acción de la historia, haciendo pausas ocasionales, siendo dramático cuando el texto lo amerite, mirando directamente a los alumnos, adaptando el vocabulario usado a la audiencia, tratando de no mirar mucho las notas ni sermonear, siendo fiel a la historia y no ocultando los olvidos ocasionales. Finalmente, se debe buscar la aplicación de la historia a la vida de los alumnos con la dirección de Dios.

3. MÉTODOS PARTICIPATIVOS
3.1. LA PARTICIPACION DEL ALUMNO
La importancia de la participación del alumno durante la lección es vital. Cuando el alumno participa, resulta más interesante la lección para él. El simple cambio de voz da nuevo interés. Muchas veces el comentario de un alumno presenta una verdad preciosa que el mismo maestro no había observado en el texto que estudian. También contribuye a una mejor atención. Al saber que en cualquier momento puede ser llamado para contestar una pregunta o darán comentario, el alumno presta mejor atención. Algunos maestros tienen tanto que decir que no hay tiempo para que los alumnos tomen parte; pero si los alumnos no están prestando atención, de nada sirve hablar tanto.

La participación de los alumnos aclara la verdad en su mente.  En Las siete leyes de la enseñanza se dice: “El discípulo ha de reproducir en su mente la verdad que ha de aprender. Anímese a los alumnos a que aclaren y refresquen sus conocimientos mediante una clara exposición de ellos.” La participación desarrolla la mente, el ejercicio fortalece la memoria y le enseña a ser pensador. Enseña al alumno a ser investigador. Su parte en la presentación le enseña a buscar la evidencia, saber la razón de las cosas; qué es lo que cree y porqué lo cree. Sabrá dar razón de la esperanza que tiene dentro de sí, y será un creyente más firme que el que acepta todo sólo porque el maestro lo dijo.  También desarrolla su percepción espiritual. El que tiene que explicar en clase el significado espiritual de un texto aprende a buscar el significado en su lectura bíblica devocional y halla con más facilidad el mensaje especial que la Palabra de Dios encierra para él.

La participación le enseña al alumno a aplicar a sus problemas las verdades aprendidas. No tendrá a su lado en todo momento al maestro de la Escuela Dominical para aconsejarle; pero, si ha aprendido a encontrar la solución para sus problemas en la Biblia y ha sido guiado a un conocimiento personal del Salvador, no le faltará la presencia del Maestro Divino para encaminarle. También hace más amistoso el ambiente de la clase. El intercambio de ideas hace que los alumnos se conozcan mejor. El maestro toma su lugar entre ellos como un investigador y no se porta como un sabelotodo impaciente por toda interrupción. Los alumnos le toman más cariño y respetan más sus consejos. Combate el recelo. Los tímidos van venciendo su miedo y aprenden con más libertad.

También prepara al cristiano para el servicio del Señor. El alumno se acostumbra a expresarse en forma lógica y ordenada y a explicar el significado de los textos bíblicos. Le es más fácil dar su testimonio, enseñar una clase o dirigir una reunión, debido a que ha participado en comentarios e intercambios de ideas en la clase de la Escuela Dominical. El noventa y cinco por ciento de los pastores y misioneros vienen de la Escuela Dominical.

Fomentar la participación de los alumnos en clase también tiene un valor para el maestro. Este llega a conocer mejor a sus alumnos. Cuando los alumnos toman parte en la presentación, el maestro se entera de sus opiniones. Eso le sirve para adaptar la enseñanza a las necesidades de ellos. El maestro puede observar sus intereses, conocimientos y problemas. Sabe así si el alumno entiende o no lo explicado. Cuando les permite a los alumnos hacer comentarios y preguntas, el maestro puede aclarar los puntos que necesitan mejor explicación. También descubre las impresiones erróneas y las puede corregir.

3.2. LECTURA Y DEBATES
En muchas escuelas dominicales, el profesor lee un versículo y la clase lee el próximo. O los chicos leen un versículo y las chicas otro. Esta es una forma de involucrar a los alumnos. En la lectura de los textos. El maestro puede asignar a los alumnos los textos que han de leer, dándoles a los alumnos nuevos los más fáciles de encontrar y ayudándoles si es necesario. Es importante que vean por sí mismos lo que dice la Biblia y vayan familiarizándose con ella. Cuando se van a leer buen número de textos, se pueden asignar todos a la vez para que los alumnos puedan buscarlos sin demora y tenerlos listos para leer en el momento oportuno en el desarrollo de la lección.

Cuando los alumnos conocen la Biblia se puede dar la referencia diciendo: “El primero que lo encuentre, léalo”. Estos ejercicios en el uso de la Biblia, haciéndoles buscar así un buen número de textos, adiestran a los alumnos en su uso. El apuntar en papelitos los textos que se van a usar en el desarrollo de la lección y repartirlos de un domingo para otro, ayuda a los alumnos a sentir su responsabilidad de estar presentes.

En el caso del debate, los que toman parte deben prepararse con bastante anticipación. Su éxito depende del ambiente en que se lleva a cabo. Hay dos clases de debates que serían provechosos en las clases juveniles, los doctrinales y temas de actualidad. Los doctrinales sirven para aprender a contestar a nuestros adversarios. Por ejemplo, la Biblia frente a la evolución, la oración a los santos frente a la oración a Dios, o la confesión al sacerdote frente a la confesión a Dios. Los temas de actualidad sirven  para mostrar la importancia de distintos aspectos de la obra del Señor. Por ejemplo, qué es más importante, la literatura evangélica o la predicación, la fe o las obras, o la obra misionera frente a la edificación de la iglesia local.

La mesa redonda es una variante de los debates, se asigna a un grupo de unos cuatro o cinco alumnos el desarrollo de un tema, se sientan en una mesa delante de la clase e intercambian ideas sobre los distintos aspectos del tema. Este método se presta para temas doctrinales. Es de especial valor en la aplicación de las verdades bíblicas a los problemas reales de la vida. Por ejemplo, la actitud del cristiano frente a la Nueva Era.

Al usar debates o mesas redondas se deben tener en cuenta algunos elementos. Por ejemplo, procurar que todos tomen parte, haciendo lo posible por animar a los más tímidos a participar. No permitir que uno o dos monopolicen el tiempo, se corre el peligro que los más intrépidos sean los únicos que participen con comentarios. Evítense las discusiones acaloradas. Cuando hay debate, esas discusiones sólo resultan en disgustos. Si hay diferencia de opiniones, es mejor guiar siempre a los alumnos hacia el veredicto de la Palabra.

Se debe enseñar a sus alumnos a ser tolerantes y no dogmáticos. Deben ver que hay muchas cosas en la Biblia que se interpretan de distintas maneras y no se puede saber a ciencia cierta cuál es la interpretación correcta de algunos pasajes. No se debe permitir que ocupen mucho tiempo hablando de cosas de poca importancia. Cada minuto de la Escuela Dominical es precioso y debe usarse con prudencia. No se debe esperar hasta el fin de la clase antes de pedir comentarios. Como ya se vio, eso desanima a algunos alumnos. También se debe permitir que los niños puedan interrumpir con sus comentarios, buscando relacionarlos con la lección.

CONCLUSIONES
Los métodos  de enseñanza son parte fundamental de la didáctica de todo maestro. Este debe ser consciente de ello y buscar las mejores prácticas didácticas al momento de planificar, ejecutar y evaluar sus lecciones. Los métodos visuales como las lecciones objetivas, o el uso de cuadros y mapas, permiten al alumno ver de una manera más viva y cercana algunos conceptos y verdades espirituales abstractas y difíciles de entender por la simple explicación declarativa. Su uso es válido para todas las edades y son de mucho provecho al momento de crear y mantener el interés y atención del alumno por un tiempo prolongado.

Los métodos expositivos son los más usados, aunque no siempre son los más eficaces si no se usan en combinación con otros métodos. Tanto la exposición como la narración de historias tienen un gran valor en la didáctica si son usados sabiamente y con intencionalidad. Los métodos participativos involucran la participación de los alumnos a través de las lecturas y los debates. Estos son útiles si son preparados con tiempo y son ejecutados bajo ciertas especificaciones para su buen fin.

BIBLIOGRAFIA
· Cómo enseñar en la escuela dominical. Tomado el 17.05.14 de http://www.mbcb.org/download/esp/formaci%C3%B3n/Como%20-%20EB%20-%20Ni%C3%B1os.pdf
·  Ford, LeRoy (1991). Modelos para el proceso de enseñanza – aprendizaje. El Paso: Casa Bautista de Publicaciones.
· La visión instrumentalista de la educación. Tomado el 17.05.14 de http://www.iglesiareformada.com/VanTil_Instr_Educ.pdf
· Técnicas educativas para la escuela bíblica. Tomado el 17.05.14 de http://www.eldiscipulo.org/pdf/eb2.pdf
·  Willis, Wesley (1996). La enseñanza eficaz. México: Las Américas.

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