EDUARDO VASQUEZ CARRASCO
INTRODUCCION
Los métodos de
enseñanza son medios poderosos para alcanzar los propósitos de la educación
cristiana. Permiten orientar los
esfuerzos del maestro cristiano al planificar, ejecutar y evaluar sus
lecciones, y todo el proceso de enseñanza – aprendizaje en general.
Así, es importante
que el maestro haga una elección cuidadosa de dichos métodos para brindar la
mejor experiencia posible de enseñanza a sus alumnos. La elección y utilización
de los métodos de enseñanza obedecen a la rama de la didáctica. Esta enseña las
mejores prácticas posibles al momento de enseñar alguna competencia al alumno.
El maestro
cristiano no debe ser ajeno a esta disciplina, ni a disfrutar de sus beneficios
al ver cómo sus alumnos aprenden y alcanzan los objetivos trazados gracias al
buen uso de los mejores métodos de enseñanza.
El presente
trabajo monográfico presenta algunos métodos de enseñanza útiles para la
educación cristiana obedeciendo a los medios que se utilicen para su
implementación en el aula de clases. A saber, métodos visuales,
narrativos, expositivos y participativos.
1.
MÉTODOS
VISUALES
1.1. LECCION
OBJETIVA
Una lección
objetiva es una demostración de objetos materiales para enseñar, ilustrar o dar
realce a una verdad espiritual. La forma más sencilla de la lección objetiva es
presentar el objeto natural llamando la atención a sus características y dando
su aplicación a lo espiritual. En la Biblia vemos que Cristo usó la lección
objetiva al señalar los lirios, los campos blancos, a un niño que puso en medio
de la gente, las redes, el yugo, y el agua que una mujer estaba sacando del
pozo. De la forma más natural Cristo usaba en sus enseñanzas lo que estaba a la
vista. Otros ejemplos que pueden usarse en una lección objetiva pueden ser, fruta
para ilustrar la lección sobre cómo llevar mucho fruto (Juan 15:1-8); un espejo,
lámpara o martillo para ilustrar lo que es la Palabra de Dios (Santiago
1:23-25; Salmo 119:105); o una mazorca de maíz para ilustrar las leyes de la
cosecha (Gálatas 6:7-9).
El uso de objetos
alegóricos se utiliza para representamos una cosa con otra. Por ejemplo, un
corazón de papel con una mancha en el medio representa el pecado. Se les da
significado a los colores y se los usa en el desarrollo de la lección. Una cruz
puede representar la muerte expiatoria de Cristo, o la salvación.
Otra posibilidad
es la experimentación con objetos. El realizar experimentos con objetos es un
método pertinente para alumnos de toda edad; se puede usar con buenos
resultados en toda la Escuela Dominical, o en la Escuela Bíblica Vacacional.
Muchas de las profecías de Ezequiel se presentaron de esta manera (Ezequiel
5:1-4, 12; 12:3-12) Una capa nueva rota en doce pedazos (1Reys 11:29-31); los
yugos de Jeremías (cap.27); y el cinto con que Agabo se amarró para profetizar
sobre el encarcelamiento de Pablo (Hechos 21:10-11), son otros ejemplos.
Hay que tener en
cuenta ciertas reglas al momento de usar lecciones objetivas. Primero, se debe
permitir que el alumno toque el objeto y tome parte en la demostración cuando
sea práctico. Así recordará mejor la
lección. No se debe olvidar que el alumno aprende mucho por el tacto. También
hay que evitar que la lección sea muy complicada, en los muchos detalles puede
perderse el pensamiento principal. Deben evitarse los trucos, todos se ponen a pensar en cómo lo habrá
hecho el maestro, lo cual le resta interés al mensaje y a la aplicación. Tal
resultado es un fracaso porque el propósito no es entretener sino esclarecer. Finalmente,
es recomendable que los alumnos no vean los objetos antes de la presentación de
la lección. Si los ven, ya no les parecerá tan interesante.
1.2. CUADROS Y
MAPAS
Hay mucha
literatura de la Escuela Dominical que trae cuadros bíblicos, algunos de ellos
en colores. Al maestro le corresponde usar sano juicio para aprovecharlos de la
mejor manera. También puede hacer sus propios cuadros con cartulinas. La
cartulina tiene una variedad de usos. Es un material relativamente barato y
viene en diferentes colores, tamaños y grosores. Se pueden hacer carteles,
dibujos, se puede usar como tablero, para hacer trabajos manuales o cuadros
para adornar la clase.
El franelógrafo también
es un recurso de elección. Es un tablero cubierto de franela sobre el cual se
hace la presentación de la lección mediante figuras, cuadros o escenas. Las
figuras se adhieren al tablero, y sea por la clase de papel o porque se les ha
pegado en el dorso franela o papel de lija. Con el franelógrafo se pueden
ilustrar historias al narrarlas y se pueden ilustrar la lección con figuras
simbólicas.
La enseñanza
bíblica de los mapas es un magnífico complemento. Tienen varios usos. Por
ejemplo, para realzar los acontecimientos bíblicos. Si las historias bíblicas
como David y Goliat no se presentan como un acontecimiento que ocurrió en un
lugar específico, se convierten en historias como caperucita roja. Pero el
señalar en el mapa el lugar exacto, hace sentir a los alumnos que los
personajes bíblicos en verdad existieron, que eran reales sus luchas y sus
triunfos, y que el Dios que les ayudó nos ayudará a nosotros también.
Los mapas también
sirven para aclarar las condiciones que existían en los tiempos bíblicos. ¿Cómo
puede uno formarse una buena idea de la conquista de Palestina, los
cautiverios, el retorno a Jerusalén, los viajes de Jesús, y las misiones de
Pablo si no les enseñamos a través de los mapas? Los mapas también ilustran
verdades espirituales. Los viajes misioneros de Pablo nos ilustran su pasión
por las almas. El viaje de Abraham es un monumento a la fe. Hay muchas
experiencias de los personajes bíblicos que se pueden ilustrar con mapas. Por
ejemplo, para estimular el espíritu misionero, el espíritu misionero es una
parte vital del evangelio. Un mapa del país es bueno para indicar las partes
evangelizadas y las que no lo están. Un mapa del mundo aumentará el interés en
la obra misionera.
1.3. USO DE LA
PIZARRA Y PROYECTORES
No es suficiente, para
captar el interés del alumnado, tomar una tiza y ponerse junto a una pizarra. Para
despertar el interés, mantenerlo y hacer una obra eficaz, hay que usar la
pizarra a menudo y de forma intencional. Por ejemplo, se puede solicitar la ayuda
de un alumno que haga los apuntes en la pizarra según se le indique. Así el
maestro no tiene que dar la espalda a la clase, y puede darle toda su atención.
En líneas
generales, la pizarra sirve para presentar peticiones de oración, anuncios de
cultos especiales, la lección y el texto para memorizar, un buen texto bíblico,
un tema especial, un programa de trabajo, una lista de alumnos para ser
visitados, preguntas para el estudio, listas, comparaciones y contrastes, para
ilustrar lecciones, para la enseñanza de memorización, entre muchos otros usos. Lo anotado facilita el aprendizaje. Leer lo
invisible les encanta a los alumnos.
Con respecto a los
medios tecnológicos, hay magníficos medios modernos para enseñar las grandes
verdades del evangelio. Por ejemplo, diapositivas, películas y videos. Los medios
audiovisuales abren millares de puertas para entrar en los hogares con la
enseñanza bíblica. Un mensaje ilustrado de manera convincente y eficaz puede
ser grabado y filmado para ser reproducido muchas veces por videos en distintos
lugares. También las películas y las diapositivas han demostrado ya su valor
educativo en la Escuela Dominical, en la iglesia, en campañas de evangelismo, y
en campos blancos donde los evangelistas han introducido la Palabra de Dios.
2. MÉTODOS EXPOSITIVOS
2.1. EL METODO
EXPOSITIVO
En el método
expositivo, o de discurso, el maestro presenta y explica la lección y la clase
meramente escucha. Este método no requiere preparación previa de parte de los
alumnos, ni su participación de ninguna manera en el desarrollo de la lección.
Lo único que se les pide es su interés y atención. Pero, a menos que el maestro
sea hábil y elocuente algunos se distraerán o perderán el interés.
Se ha probado que
una persona adquiere el siete por ciento de sus conocimientos por el oído y el
ochenta y siete por ciento mediante la vista. También el oído es muy deficiente
en cuanto a grabar en la mente lo escuchado. Uno recuerda el cincuenta por
ciento de lo que ve y sólo el diez por ciento de lo que oye. A pesar de esto el
método de discurso es el más usado. Cuando es usado solo resulta ser el menos
eficiente de los métodos de enseñanza.
El hecho de que se
use tanto a pesar de su ineficacia, en algunos casos, es porque el maestro no
conoce otra manera de enseñar; en otros casos, es que el maestro ha preparado
un estudio tan completo y detallado que necesita todo el tiempo para
desarrollarlo. Indudablemente, se puede presentar más material así; pero difícilmente
será asimilado por los alumnos. Pero la gran mayoría de las veces se usa porque
el preparar la lección bien con ilustraciones, preguntas, ayudas visuales,
temas para discusión, y cosas por el estilo, cuesta demasiado trabajo. Hace
falta que el gran Maestro grabe en el alma de todo maestro de la Escuela
Dominical las palabras: “En lo que requiere diligencia, no perezosos;
fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11).
El método
expositivo puede usarse en combinación con el método narrativo. El uso de
anécdotas, experiencias propias e historias bíblicas, aclara los puntos
doctrinales y resulta más interesante el discurso. También se puede usar preguntas.
Si es tan grande la clase que es imposible hacer preguntas a los alumnos
individualmente, a lo menos se puede dirigir la pregunta al grupo entero y
conseguir que piensen. También se puede combinar con la participación del
alumno pidiéndoles que busquen y lean textos, que hagan apuntes, que subrayen
textos, que encuentren cierto lugar en el mapa, etc. Tampoco hay que negarles a
los alumnos el privilegio de hacer comentarios.
2.2. EL METODO NARRATIVO
El método
narrativo es la enseñanza mediante historias. Cristo, el mejor de todos los
maestros, lo usó con frecuencia, y también lo usaban los profetas para dar
mayor fuerza y claridad a sus mensajes. Este método despierta el interés. Una
clase puede estar soñolienta y aburrida, o distraída e intranquila; pero tan
pronto como el maestro comience a relatar con vivo interés una historia puede
contar con la atención de los alumnos.
Las narraciones aclaran
y dan fuerza al argumento. No hay nada como una anécdota bien escogida y bien
relatada para remarcar un punto. Por lo general, los alumnos olvidarán la
exposición dada; pero recordarán la ilustración y luego la verdad que ella
encierra. Las historias conmueven los sentimientos. No basta meramente saber
que es cierto lo que dice el maestro, uno tiene que sentirlo para estar
plenamente convencido. David sabía que había pecado en el asunto de Betsabé;
pero parece que no sentía remordimiento. Luego, conmovido por la historia que
Natán le relató, David se enojó contra el rico que le quitó al pobre su única
oveja, y lo jugó digno de muerte. Luego vino la aplicación: “Tú eres aquel
hombre” El rey, redargüido y consciente por primera vez de la enormidad de su
pecado, buscó a Dios en sincero arrepentimiento.
Las narraciones
también moldean los ideales, afectan el carácter e influyen en las acciones.
Eso sucede por medio de los sentimientos despertados. La experiencia ha
mostrado que la dramatización de algún asunto mediante las películas y la
televisión es un factor poderoso en la conducta de la gente.
Todas las
lecciones en las clases de los párvulos, principiantes y primarios pueden ser
presentadas en forma narrativa. Si estudian la misma lección que los adultos y
se trata de algún punto doctrinal, se puede relatar una historia que ilustre
esa verdad, adaptándola así a su conocimiento e interés. Por ejemplo, si la
lección es acerca de la humildad, se puede relatar la historia de Jesús
sometiéndose a sus padres, o la de Jesús lavándoles los pies a los discípulos.
Al momento de
escoger la historia, se debe tener en cuenta que esta debe ser de interés para
los alumnos, debe tener relación con el contexto de los alumnos, debe inspirar
el sentimiento e influir en sus conductas, además de tomar en cuenta la ocasión
de las fechas especiales. Al preparar la historia, se debe pedir la dirección
del Espíritu Santo, escogiendo bien el propósito de la lección, estudiar el
material complementario de la lección y tratar de que la historia tenga una
trama completa.
Al momento de
relatar la historias, se debe hablar con claridad, desarrollando la acción de
la historia, haciendo pausas ocasionales, siendo dramático cuando el texto lo
amerite, mirando directamente a los alumnos, adaptando el vocabulario usado a
la audiencia, tratando de no mirar mucho las notas ni sermonear, siendo fiel a
la historia y no ocultando los olvidos ocasionales. Finalmente, se debe buscar
la aplicación de la historia a la vida de los alumnos con la dirección de Dios.
3. MÉTODOS PARTICIPATIVOS
3.1. LA PARTICIPACION
DEL ALUMNO
La importancia de
la participación del alumno durante la lección es vital. Cuando el alumno
participa, resulta más interesante la lección para él. El simple cambio de voz
da nuevo interés. Muchas veces el comentario de un alumno presenta una verdad
preciosa que el mismo maestro no había observado en el texto que estudian.
También contribuye a una mejor atención. Al saber que en cualquier momento
puede ser llamado para contestar una pregunta o darán comentario, el alumno
presta mejor atención. Algunos maestros tienen tanto que decir que no hay
tiempo para que los alumnos tomen parte; pero si los alumnos no están prestando
atención, de nada sirve hablar tanto.
La participación
de los alumnos aclara la verdad en su mente.
En Las siete leyes de la enseñanza se dice: “El discípulo ha de
reproducir en su mente la verdad que ha de aprender. Anímese a los alumnos a
que aclaren y refresquen sus conocimientos mediante una clara exposición de
ellos.” La participación desarrolla la mente, el ejercicio fortalece la memoria
y le enseña a ser pensador. Enseña al alumno a ser investigador. Su parte en la
presentación le enseña a buscar la evidencia, saber la razón de las cosas; qué
es lo que cree y porqué lo cree. Sabrá dar razón de la esperanza que tiene
dentro de sí, y será un creyente más firme que el que acepta todo sólo porque el
maestro lo dijo. También desarrolla su
percepción espiritual. El que tiene que explicar en clase el significado
espiritual de un texto aprende a buscar el significado en su lectura bíblica
devocional y halla con más facilidad el mensaje especial que la Palabra de Dios
encierra para él.
La participación le
enseña al alumno a aplicar a sus problemas las verdades aprendidas. No tendrá a
su lado en todo momento al maestro de la Escuela Dominical para aconsejarle;
pero, si ha aprendido a encontrar la solución para sus problemas en la Biblia y
ha sido guiado a un conocimiento personal del Salvador, no le faltará la
presencia del Maestro Divino para encaminarle. También hace más amistoso el
ambiente de la clase. El intercambio de ideas hace que los alumnos se conozcan
mejor. El maestro toma su lugar entre ellos como un investigador y no se porta
como un sabelotodo impaciente por toda interrupción. Los alumnos le toman más cariño
y respetan más sus consejos. Combate el recelo. Los tímidos van venciendo su
miedo y aprenden con más libertad.
También prepara al
cristiano para el servicio del Señor. El alumno se acostumbra a expresarse en
forma lógica y ordenada y a explicar el significado de los textos bíblicos. Le
es más fácil dar su testimonio, enseñar una clase o dirigir una reunión, debido
a que ha participado en comentarios e intercambios de ideas en la clase de la
Escuela Dominical. El noventa y cinco por ciento de los pastores y misioneros
vienen de la Escuela Dominical.
Fomentar la
participación de los alumnos en clase también tiene un valor para el maestro.
Este llega a conocer mejor a sus alumnos. Cuando los alumnos toman parte en la
presentación, el maestro se entera de sus opiniones. Eso le sirve para adaptar
la enseñanza a las necesidades de ellos. El maestro puede observar sus
intereses, conocimientos y problemas. Sabe así si el alumno entiende o no lo
explicado. Cuando les permite a los alumnos hacer comentarios y preguntas, el
maestro puede aclarar los puntos que necesitan mejor explicación. También descubre
las impresiones erróneas y las puede corregir.
3.2. LECTURA Y
DEBATES
En muchas escuelas
dominicales, el profesor lee un versículo y la clase lee el próximo. O los
chicos leen un versículo y las chicas otro. Esta es una forma de involucrar a
los alumnos. En la lectura de los textos. El maestro puede asignar a los
alumnos los textos que han de leer, dándoles a los alumnos nuevos los más
fáciles de encontrar y ayudándoles si es necesario. Es importante que vean por
sí mismos lo que dice la Biblia y vayan familiarizándose con ella. Cuando se
van a leer buen número de textos, se pueden asignar todos a la vez para que los
alumnos puedan buscarlos sin demora y tenerlos listos para leer en el momento
oportuno en el desarrollo de la lección.
Cuando los alumnos
conocen la Biblia se puede dar la referencia diciendo: “El primero que lo
encuentre, léalo”. Estos ejercicios en el uso de la Biblia, haciéndoles buscar
así un buen número de textos, adiestran a los alumnos en su uso. El apuntar en
papelitos los textos que se van a usar en el desarrollo de la lección y
repartirlos de un domingo para otro, ayuda a los alumnos a sentir su
responsabilidad de estar presentes.
En el caso del
debate, los que toman parte deben prepararse con bastante anticipación. Su éxito
depende del ambiente en que se lleva a cabo. Hay dos clases de debates que
serían provechosos en las clases juveniles, los doctrinales y temas de
actualidad. Los doctrinales sirven para aprender a contestar a nuestros
adversarios. Por ejemplo, la Biblia frente a la evolución, la oración a los santos
frente a la oración a Dios, o la confesión al sacerdote frente a la confesión a
Dios. Los temas de actualidad sirven para
mostrar la importancia de distintos aspectos de la obra del Señor. Por ejemplo,
qué es más importante, la literatura evangélica o la predicación, la fe o las
obras, o la obra misionera frente a la edificación de la iglesia local.
La mesa redonda es
una variante de los debates, se asigna a un grupo de unos cuatro o cinco
alumnos el desarrollo de un tema, se sientan en una mesa delante de la clase e
intercambian ideas sobre los distintos aspectos del tema. Este método se presta
para temas doctrinales. Es de especial valor en la aplicación de las verdades
bíblicas a los problemas reales de la vida. Por ejemplo, la actitud del cristiano
frente a la Nueva Era.
Al usar debates o
mesas redondas se deben tener en cuenta algunos elementos. Por ejemplo, procurar
que todos tomen parte, haciendo lo posible por animar a los más tímidos a
participar. No permitir que uno o dos monopolicen el tiempo, se corre el
peligro que los más intrépidos sean los únicos que participen con comentarios. Evítense
las discusiones acaloradas. Cuando hay debate, esas discusiones sólo resultan
en disgustos. Si hay diferencia de opiniones, es mejor guiar siempre a los
alumnos hacia el veredicto de la Palabra.
Se debe enseñar a
sus alumnos a ser tolerantes y no dogmáticos. Deben ver que hay muchas cosas en
la Biblia que se interpretan de distintas maneras y no se puede saber a ciencia
cierta cuál es la interpretación correcta de algunos pasajes. No se debe permitir
que ocupen mucho tiempo hablando de cosas de poca importancia. Cada minuto de
la Escuela Dominical es precioso y debe usarse con prudencia. No se debe
esperar hasta el fin de la clase antes de pedir comentarios. Como ya se vio,
eso desanima a algunos alumnos. También se debe permitir que los niños puedan
interrumpir con sus comentarios, buscando relacionarlos con la lección.
CONCLUSIONES
Los métodos de enseñanza son parte fundamental de la
didáctica de todo maestro. Este debe ser consciente de ello y buscar las
mejores prácticas didácticas al momento de planificar, ejecutar y evaluar sus
lecciones. Los métodos visuales como las lecciones objetivas, o el uso de
cuadros y mapas, permiten al alumno ver de una manera más viva y cercana
algunos conceptos y verdades espirituales abstractas y difíciles de entender
por la simple explicación declarativa. Su uso es válido para todas las edades y
son de mucho provecho al momento de crear y mantener el interés y atención del
alumno por un tiempo prolongado.
Los métodos
expositivos son los más usados, aunque no siempre son los más eficaces si no se
usan en combinación con otros métodos. Tanto la exposición como la narración de
historias tienen un gran valor en la didáctica si son usados sabiamente y con
intencionalidad. Los métodos participativos involucran la participación de los
alumnos a través de las lecturas y los debates. Estos son útiles si son
preparados con tiempo y son ejecutados bajo ciertas especificaciones para su
buen fin.
BIBLIOGRAFIA
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enseñar en la escuela dominical. Tomado el 17.05.14 de http://www.mbcb.org/download/esp/formaci%C3%B3n/Como%20-%20EB%20-%20Ni%C3%B1os.pdf
· Ford,
LeRoy (1991). Modelos para el proceso de enseñanza – aprendizaje. El Paso: Casa
Bautista de Publicaciones.
· La
visión instrumentalista de la educación. Tomado el 17.05.14 de http://www.iglesiareformada.com/VanTil_Instr_Educ.pdf
· Técnicas
educativas para la escuela bíblica. Tomado el 17.05.14 de http://www.eldiscipulo.org/pdf/eb2.pdf
· Willis,
Wesley (1996). La enseñanza eficaz. México: Las Américas.
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