EDUARDO VÁSQUEZ CARRASCO
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo de investigación
bibliográfica trata sobre el bautismo. Algunos podrán considerar el bautismo
como una doctrina secundaria, donde se pueden aceptar las disensiones de varios
grupos, pero que éstas no afectan las bases principales de la doctrina
cristiana.
Otros dirán que el bautismo si es fundamental
para la fe cristiana y que tiene profundas consecuencias en la vida
eclesiástica. Sea como fuere, el asunto del bautismo se considera un tema
descuidado y sin un estudio formal.
Sin duda en la actualidad reina una actitud de
confusión de desconocimiento sobre el tema del bautismo en muchos creyentes. La
presente monografía intenta presentar de manera ordenada algunos de los puntos
más resaltantes al respecto. Se apuntarán los antecedentes históricos que se
pueden rastrear del bautismo cristiano, así como su importancia y significado.
También se
discutirá los modos de bautismo que han surgido con las diferentes
interpretaciones del mismo, y el asunto de quiénes deben ser bautizados y quién
debe bautizar.
1. ANTECEDENTES
DEL BAUTISMO CRISTIANO
1.1 EL
BAUTISMO DE PROSÉLITOS JUDÍOS
El bautismo de prosélitos judíos fue utilizado
como un rito de iniciación para aquellos gentiles que deseaban ingresar al pueblo
de Israel. El bautismo era uno de los tres ritos de iniciación que se requería
de los gentiles, los otros dos ritos eran la circuncisión y el sacrificio.
No es fácil determinar la fecha de origen de
esta práctica, pero al parecer en los albores de la era cristiana, este rito ya
se encontraba en práctica. Al parecer sus antecedentes
fueron las ideas del lavamiento ritual de los levitas y las prácticas de
catequesis judía.
El rito era administrado sólo una vez y luego
se consideraba al bautizado como un miembro más de la comunidad judía con todos
los derechos y deberes que le asisten. Probablemente era auto-administrado y en
presencia de dos o tres testigos. La inmersión en agua era total y se
administraba en sábado o de noche o en días de fiesta.
El bautismo implicaba un cambio moral y se
consideraba al bautizado como un recién nacido. Esto implicaba una ruptura con
la vida anterior, la aceptación de una nueva vida y la introducción al pueblo
de Dios.
1.2 EL
BAUTISMO DE JUAN
Algunas similitudes entre el bautismo de
prosélitos judíos y el bautismo de Juan son las siguientes, era dado por
inmersión total en agua, señalaba la introducción a una nueva comunidad y
requería una ruptura con la antigua manera de vivir.
Las diferencias, sin embargo, estriban en que
el bautismo de Juan era público y era administrado por alguien diferente del
bautizado. Pero la innovación del bautismo de Juan iba más allá. Era, en
realidad, un llamado a los judíos al bautismo de arrepentimiento, esto indicaba
la introducción a una comunidad que esperaba el reino de Dios a través de la
venida del Mesías prometido.
En ese sentido, el bautismo de Juan requería un
arrepentimiento, un “cambio de mente” que en realidad era un cambio de la
persona total. No bastaba ser judío para ser contado entre la comunidad que
esperaba al Mesías y su reino, sino que se requería confesión de pecados y
evidencias de una nueva manera de vivir caracterizada por la justicia social.
1.3 EL
BAUTISMO DE JESÚS
El bautismo de Jesús fue único, pero al mismo
tiempo era un señalamiento del futuro bautismo cristiano. Al hacerse bautizar
por Juan, Jesús no estaba reconociendo su necesidad de arrepentirse y confesar
pecados. Ya que él es sin pecado, su bautismo en agua significó más bien otra
cosa.
En primer lugar, Jesús lo hizo por obediencia
al Padre. Jesús cumplió con las justas exigencias que Dios había hecho con
respecto al Mesías. Al mismo tiempo, Jesús se estaba siendo consagrado por Dios
y aprobado por él. Jesús estaba obedeciendo al llamado hecho por Dios.
Jesús se estaba identificando también con los
pecados que había venido a salvar. Su bautismo en agua señalaba su futuro
bautismo en la cruz y la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Así estaba
prefigurando su ministerio terrenal y anunciaba a los redimidos su obra
redentora.
2. IMPORTANCIA
Y SIGNIFICADO DEL BAUTISMO
El bautismo es importante para la fe cristiana
y para la vida eclesiástica. A lo largo del Nuevo Testamento se puede encontrar
recurrentemente el bautismo como un evento contado o como ejemplo utilizado
para enseñar verdades espirituales.
En primer lugar, se puede notar la importancia
del bautismo en que Cristo mismo fue bautizado (Mt. 3.16) y como señala 1 P.
2.21 el ejemplo que Cristo nos dejó debe ser imitado. También los discípulos de
Jesús bautizaban (Jn. 4.1-2) señalando también su importancia.
La iglesia primitiva también practicó el
bautismo, se puede encontrar dicha práctica en pasajes como Hch. 2.38, 41;
8.12-13, 36, 38; 9.18; 10.47-48; 16.15, 33; 18.8; 19.5. En el NT también es
utilizado el bautismo como símbolo de verdades teológicas (Ro. 6.1-10; Gal.
3.27; 1 P. 3.21) y como verdad fundamental (He. 6.1-2).
Aparte de lo que
se pueda inferir a partir de los versículos antes señalados, la importancia del
bautismo para la iglesia radica en el mandado expreso de nuestro Señor
Jesucristo a bautizar como parte de la comisión dejada a la iglesia (Mt.
28.19). Esto incluye al bautismo dentro de las prácticas que la iglesia debe
observar regularmente. El bautismo es una de las dos ordenanzas dejadas por
Jesucristo para su iglesia. Esto a su vez indica la importancia que debe tener
el bautismo para el pueblo de Dios y un llamado a no ser negligentes en su
observancia.
La importancia del bautismo también radica en
el efecto que produce en el bautizado. Aunque el bautismo en agua no concede
salvación al creyente, si produce algún beneficio espiritual en él. Da la
bendición del favor de Dios que viene con toda obediencia, así como también la
alegría que viene por la profesión pública de la fe. También da seguridad al
tener un cuadro físico de morir y resucitar con Cristo y de lavamiento de
pecados. El bautismo fortalece y promueve la fe del creyente si es bien
observado y administrado.
2.2
SIGNIFICADO DEL BAUTISMO
Etimológicamente los vocablos bautismo y
bautizo son una derivación del griego baptizo,
verbo que puede traducirse por “hundo, sumerjo o inmerjo” algo en agua. La
palabra también da la idea de profundidad.
En cuanto al significado del bautismo para los
cristianos, es importante hacer una salvedad al respecto antes de señalar los
varios significados que se le puedan encontrar. El bautismo en agua, como una
acción visible y material, es considerado como una analogía de uno o varios
acontecimientos espirituales que ocurren al interior del bautizado y que por lo
tanto no son visibles.
En otras palabras, el bautismo en agua es una
representación visible y palpable de lo que ocurre en la vida interna del
creyente y nunca debe confundirse el efecto del rito externo con el acontecer
interno y espiritual del creyente. Por si solo el bautismo en agua no tiene
ningún efecto en la vida del bautizado, si es que éste no ha experimentado la
salvación y todo lo que esto implica (perdón de pecados, unión con Cristo,
arrepentimiento, etc.).
Todos los efectos que los escritos del Nuevo
Testamento le dan al bautismo, se lo dan al bautismo interno, espiritual que
tiene lugar en el corazón del creyente cuando llega a Cristo, y no al mero ejercicio
de la inmersión en agua. En todo caso el bautismo en agua es un rito externo
que permite visualizar y dar hermosura a la experiencia interna de salvación y
de encuentro y unión con Cristo.
Una de las primeras verdades que grafica el
bautismo es el perdón alcanzado (Hch. 2.38; 22.16). Aunque no es la idea
principal, el bautismo señala limpieza y purificación de los pecados. El
lavamiento con agua, que seguramente tiene su antecedente histórico en los
lavamientos levíticos de purificación ritual, indica la limpieza espiritual que
ha tenido lugar e el creyente, una vez que este ha puesto su fe en Cristo.
Una segunda idea que trae consigo el bautismo
es la de la unión con Cristo (Ro. 6.1-10). Así como el bautismo de Jesús señaló
hacia el futuro, hacia la obra redentora que realizaría en el calvario para el
rescate de los pecadores; el bautismo de los creyentes indica la identificación
de estos con la obra y la persona de su Salvador y así, entrar en esa unión con
él que Pablo señala tantas veces en sus epístolas.
El bautismo también significa hacerse discípulo
de Cristo (Mt. 28.19). Como lo señala la Gran Comisión , el bautismo es
parte del proceso de hacer discípulos. Al bautizarse, el creyente se identifica
con el cuerpo de Cristo y viene a ser un recién nacido que necesita crecer a
los pies de su Maestro.
El bautismo significa también arrepentimiento
(Hch. 2.38). Al revisar los diferentes relatos del Nuevo Testamento (Hch.
2.14-42; 8.12-17; 8.26-39; 9.12-18; 22.6-12; 26.12-18; 10.44-48; 11.15-18;
16.27-34; 19.1-7) se ve que el bautismo nunca precede al arrepentimiento y la
fe, por el contrario, siempre ocurre luego de que la persona da evidencia de
haber creído el mensaje evangélico.
En líneas generales se podría decir que el
bautismo significa identificación o asociación con algo o alguien. El bautismo
señala la asociación que hace el creyente con los sufrimientos de Cristo (Mr.
10.38-39), la muerte de Cristo en la cruz y la posterior identificación del
creyente con esa muerte en el bautismo es un anuncio de la aceptación del
creyente de los sufrimientos de Cristo.
El creyente con el bautismo también está dando
testimonio de su identificación con el cuerpo de Cristo, la iglesia (1 Co.
12.13). Al hacerse discípulo de Cristo, el creyente se incorpora a la iglesia,
el pueblo de Dios para vivir su salvación en comunidad.
Asimismo, el bautizado se identifica con la
nueva vida en Cristo (Ro. 6.1-10). Así como se identifica con la muerte y los
sufrimientos de su Señor, el creyente se identifica también con la nueva
vestidura que caracteriza su nueva vida y se identifica con su Señor glorioso y
victorioso que le sostiene a través de su Espíritu en la su nueva vida.
En resumen, el bautismo es una hermosa
manifestación externa que representa, en su conjunto, la identificación del
creyente con el mensaje evangélico, la persona del salvador y el grupo de
creyentes.
3. MODO
DEL BAUTISMO
La mayoría de grupos cristianos a la actualidad
están de acuerdo en que el modo de bautizar utilizado en el Nuevo Testamento
fue el bautismo por inmersión. El análisis gramatical e histórico de aquellos
relatos bíblicos que cuentan el bautismo de creyentes, dan conclusiones sólidas
de esto.
Pero también es cierto que muchos grupos
cristianos han ido variando la práctica del bautismo a lo largo de los años.
Estas modificaciones han obedecido a intereses históricos y culturales que han
pesado al momento de variar el modo del bautismo.
Al parecer estos grupos no han intentado volver
al modo primitivo de bautismo y por el contrario han buscado apoyo bíblico a
sus actuales modos de bautismo. Los tres modos ha considerar son el bautismo
por aspersión, el bautismo por afusión o derramamiento y el bautismo por
inmersión.
3.1 ASPERSIÓN O ROCIAMIENTO
Algunos argumentos a favor de la aspersión, el
rociamiento de gotas de agua o pequeñas cantidades de ésta sobre la cabeza del
bautizado, son, por ejemplo, los ritos de limpieza encontrados en el Antiguo
Testamento que eran dados por aspersión.
Además, se argumenta que la aspersión indica
mejor la idea de la limpieza por el Espíritu. También se argumenta que la
palabra griega baptizo tiene un
significado secundario de “traer bajo la influencia” y que la aspersión ilustra
bien esto. Otros argumento secundarios son que en algunos relatos bíblicos la
inmersión era difícil de ejecutar por razones logísticas. Otros arguyen que la
mayoría de la iglesia visible observa este modo de bautizar y por lo tanto lo
valida.
Quienes defienden el bautismo por aspersión,
por lo general citan los siguientes pasajes bíblicos para sostener su posición.
Ex. 24.6-7; Lv. 14.7; Nm. 19.4, 8; He. 9.10; Ez. 36.25; Hch. 2.41, 8.38, 16.33.
3.2
AFUSIÓN O DERRAMAMIENTO
Quienes practican la afusión señalan que este
modo ilustra mejor el ministerio del Espíritu al venir a la vida de un creyente
y entrar en su vida. Asimismo, se señala que las frases “en agua” y “de agua”
pueden traducirse también como “a agua” y “fuera de agua”, lo que da un gran
margen de posibilidades para el bautismo. También señalan que hay evidencias
arqueológicas de esta práctica en épocas muy tempranas de la iglesia.
Quienes defienden el bautismo por aspersión,
por lo general citan los siguientes pasajes bíblicos para sostener su posición.
Jl. 2.28-29; Hch. 2.17-18.
3.3
INMERSIÓN
La práctica del bautismo en el Nuevo Testamento
se realizaba sólo de esta manera. La persona que era bautizada era sumergida o
puesta completamente bajo el agua y después era sacada de nuevo.
Como ya se ha señalado, la palabra griega baptizo, de donde derivan bautismo y
bautizar, tiene el significado de sumergir, hundir o inmergir algo en agua con
cierta profundidad. Pasajes bíblicos como Mr. 1.5, 1.10; Jn. 3.23; Hch. 8.36,
38-39 refuerzan la idea de la inmersión.
Además, el simbolismo de unión con Cristo en su
muerte, sepultura y resurrección parece exigir el bautismo por inmersión (Ro.
6.3-4; Col. 2.12). Ya que el bautismo en agua es una analogía del bautismo en
Jesucristo, y ya que el bautismo es una asociación o identificación con la
persona del Salvador, con su obra y con su cuerpo; se hace necesario el modo de
bautizar por inmersión para que éste tenga el significado apropiado.
Debe recordarse que el bautismo no es una
simple ceremonia. Es el derecho que tiene la idea de estar conformada sólo por
creyentes en Jesucristo y, aunque el bautismo no es infalible en el sentido de
asegurar tal derecho, ayuda bastante a la conformación de la iglesia y le da un
significado y una belleza adicional.
4. LOS
CANDIDATOS Y ADMINISTRADORES DEL BAUTISMO
4.1 BAUTISMO DE CREYENTES
El bautismo de creyentes sostiene que sólo los
que han creído en Cristo deben ser bautizados. Esto se debe a que el bautismo,
al ser un señalamiento de empezar la vida cristiana, se debe administrar sólo a
los que en efecto han empezado la vida cristiana.
Un argumento a favor del bautismo de creyentes
se encuentra en los relatos del Nuevo Testamento sobre el bautismo. En pasajes
como Hch. 2.41, 8.12, 10.44-46, 47-48, 16.14-15, 32-33 y 1 Co. 1.16 se repite
el patrón de que el bautismo iba precedido por el recibimiento del mensaje
apostólico con fe. En el Nuevo Testamento sólo se encuentra el bautismo de
quienes habiendo oído el mensaje evangélico, respondían con fe.
Un segundo argumento a favor del bautismo de
creyentes se puede encontrar en el significado que éste tiene. Como ya se
señaló, el bautismo es un símbolo externo de empezar la
vida cristiana y por lo tanto debe ser dado sólo a los que muestran evidencia
de haber empezado la vida cristiana.
Ya que el bautismo es una señal externa de
regeneración interna, sólo se den bautizar aquellos que han vivido esa
regeneración interna al haberse unido con Cristo (Ro. 6. 3-4).
4.2 PAIDOBAUTISMO CATÓLICO
La perspectiva católica cree que los
sacramentos, y ahí incluido el bautismo, tienen una eficacia objetiva. Esto
significa que no se requiere fe del bautizado para que el rito del bautismo
conceda gracia salvadora. El término técnico utilizado es ex opere operato, que significa literalmente “por la obra
realizada”. Por lo tanto los niños son perfectamente bautizados ya que no se
les demanda fe salvadora, pues el rito es el medio de la gracia y no la
respuesta de la persona al mensaje cristiano.
Sin duda pasajes como Ef. 2.8-9, Ro. 6.23 y
otros muchos echan por los suelos este argumento. El Nuevo Testamento enseña
claramente que la salvación se alcanza por fe y no por algún rito externo
carente de significado para la persona. Ninguna obra es necesaria para la
salvación, y por lo tanto, el bautismo no es necesario para la salvación.
4.3 PAIDOBAUTISMO PROTESTANTE
La postura paidobautista protestante enseña que
el bautismo se debe administrar a todos los hijos de padres creyentes. Esta
práctica está difundida generalmente en iglesias luteranas, episcopales,
metodistas, presbiterianas y reformadas.
También se le conoce como el argumento del
pacto o teología del pacto. Consideran a los hijos nacidos a los creyentes como
parte de la “comunidad del pacto” del pueblo de Dios.
Un argumento a favor del bautismo de niños lo
encuentran en la circuncisión hecha a los niños en el Antiguo Pacto. Ya que en
el Antiguo Testamento la circuncisión era la señal externa de entrada en la
comunidad del pacto, razonan que el bautismo se convierte en la señal externa
de ingreso del niño al nuevo pacto. En Col. 2.11-12 se ve claramente la
conexión que hace Pablo entre la circuncisión y el bautismo.
Otro argumento utilizado por los paidobautistas
es el supuesto bautismo de familias en los relatos del Nuevo Testamento.
Específicamente el bautismo de la familia de Lidia (Hch. 16.15), la familia del
carcelero de Filipos (Hch. 16.33) y la familia de Estéfanas (1 Co. 1.16).
Con relación a la conexión entre la
circuncisión y el bautismo debe decirse que, si bien es cierto hay similitudes
entre ambos ritos, también hay grandes diferencias que las distancian. En el
Antiguo Pacto no era requerida la vida espiritual interna para participar del
rito, mientras en el nuevo si es requerida esa vida espiritual regenerada. En
el Antiguo Testamento se encuentra que todos los varones de una casa eran
circuncidados, sean los hijos o los siervos del dueño de casa, y la necesidad
de una vida espiritual interna no era requerida (Gn. 17.23, Jos. 5.4).
La idea de “comunidad de pacto” sin duda hace
referencia a la iglesia, ya que en el nuevo pacto la única comunidad vigente es
la iglesia. Si la iglesia es la comunidad de los redimidos, entonces la
comunidad del pacto está restringida sólo a los redimidos, dejando fuera a los hijos de creyentes que no han hecho una
decisión en fe. Uno llega a ser miembro de la verdadera iglesia, de la
verdadera comunidad del nuevo pacto, al nacer de nuevo y tener fe que salva, y
no por el simple nacimiento físico en una familia de creyentes.
Además, los ejemplos de familias que fueron
bautizadas en el Nuevo Testamento enseñan, una vez más, que el oír el mensaje
apostólico y responder con fe era necesario para recibir el bautismo. En todos
los relatos citados de familias bautizadas se ve claramente que la exposición
de la Palabra
era requerida y debía ser creída en primer lugar. Que toda la familia haya sido
bautizada solo muestra que cada uno de los miembros de esas familias respondió
con fe salvadora al escuchar la
Palabra de boca de los apóstoles.
Por último, si el bautismo es una señal externa
de la regeneración interna producida por la unión con Cristo, que significado
tiene el bautismo de niños. Si ese bautismo no les salva y se les requiere en
el futuro una decisión conciente de fe para salvación, el rito del bautismo de
niños queda vacío y sin sentido.
4.4 EL BAUTIZADOR
Lo que si se debe señalar es que, ya que el
bautismo marca el ingreso a la comunión de la iglesia, el cuerpo de Cristo,
entonces se hace necesario que se haga dentro de la comunión de la iglesia. La
iglesia local reunida debería presenciar el acto de bautismo y regocijarse con
los nuevos miembros incorporados.
Para salvaguardar el significado correcto y la
práctica correcta del bautismo, parece necesario que la iglesia tome medidas
para conservar la belleza de la práctica y significados del mismo. Para tal
fin, entonces parece apropiado que la iglesia elija y designe algún
representante o representantes que oficialmente sean los responsables de
administrar el bautismo.
CONCLUSIONES
El bautismo es una parte importante en la vida
de la iglesia. Es una ordenanza de nuestro Señor Jesucristo que ha acompañado
al cuerpo de Cristo a lo largo de los siglos.
Representa hermosas verdades espirituales y
produce buenos efectos espirituales en la vida del creyente si es bien
observado y administrado. Lamentablemente, con el correr del tiempo y con los
azotes que ha sufrido la iglesia a lo largo de su peregrinaje, la práctica del
bautismo se ha ido desvirtuando y ha perdido su significado original hasta el
punto de desdibujar por completo su práctica.
En vez de marca la unidad de la vida
comunitaria del cuerpo de Cristo, ha sido motivo de divisiones y ataques. Pero
ese no era su propósito original. Por lo tanto la iglesia debería esforzarse
por ser un celoso guardián del bautismo, vigilando la práctica correcta y
enseñando correctamente el bautismo a cada creyente.
El bautismo es necesario en el sentido que es
una ordenanza y en que ilustra grandes verdades espirituales en la vida del
creyente y le confiere fortaleza espiritual. Por
lo tanto, la iglesia debe empeñarse en ser fiel y diligente en su observancia.
BIBLIOGRAFÍA
GRUDEM,
Wayne. Teología sistemática; una
introducción a la doctrina bíblica. Miami, Vida, 2007.
RYRIE,
Charles. Teología básica. Miami, Unilit, 1993.
STAGG,
Frank. Teología del nuevo
testamento. El Paso, Casa Bautista de
Publicaciones, 1976.
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