martes, 8 de septiembre de 2015

FILOSOFIA DE LA EDUCACION CRISTIANA

EDUARDO VASQUEZ CARRASCO

I.        LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACION EN LA VIDA DE LA IGLESIA

Una filosofía de la educación cristiana se hace necesaria porque la educación es  importancia para la vida de la iglesia. Debido a esta importancia es necesario pensar sobre el quehacer educativo que se realiza en la iglesia.
En el testimonio bíblico queda clara la importancia de la educación para la iglesia. No solo porque es un don y servicio específico, sino también porque está presente en casi todas las tareas y misiones que el cuerpo de Cristo tiene.
En las listas de dones espirituales (1 Co. 12.4-10, 28-30; Ef. 4.11; Ro. 12.6-8) la enseñanza es mencionada como necesaria para la edificación del cuerpo de Cristo, es decir, para el crecimiento de los creyentes, para su desenvolvimiento espiritual santificación continua.
Los maestros son parte de los ministros que sirven en la iglesia. A través de las palabras de ciencia, de la sabiduría, de la profecía, de la enseñanza, de la predicación, del discipulado, de la exhortación y de otras formas de educación, los maestros y demás ministros sirven a los santos. Muchos dones espirituales, incluyen cierto uso de la educación, ya sea para la transmisión del don o para su ejercicio.
Cuando el predicador predica, enseña; cuando el consejero aconseja, enseña; cuando el maestro discipula, enseña y cuando el profeta profetiza, enseña.
Nuestro Señor Jesucristo fue conocido ampliamente durante su ministerio terrenal como rabí, maestro (Mt. 23.8; Jn. 1.38, 49; 3.2, 26). Fue magistral su uso de las parábolas como estrategia de aprendizaje – enseñanza. Además de muchas otras estrategias registradas en los evangelios y que continúan vigentes.
Durante el extendimiento de la iglesia en el primer siglo y a lo largo de su historia posterior es reiterada y permanente la presencia de la educación en la vida de la iglesia. Los apóstoles, los padres de la iglesia y los posteriores hombres de la iglesia utilizaron la educación como medio evangelístico, misionero, apologético y teológico.
Actualmente, la casi totalidad de programas de plantación de iglesias, iglecrecimiento, evangelismo, discipulado, etc. contemplan en sus elementos la educación indefectiblemente. La educación es un elemento que no puede separarse de la labor de la iglesia. La iglesia cumple una función pedagógica cuyo propósito es perfeccionar a los santos, y así extender el reino de Dios en la tierra.
Así pues, a nivel teológico, histórico y pastoral, la educación aparece una y otra vez como un elemento fundamental e irrenunciable que, bien usada, está al servicio del ministerio de la iglesia. Ahí radica su importancia. Cuando Dios se revela a la humanidad, lo hace pedagógicamente, y cuando manda a sus hijos a servirse mutuamente, manda que este servicio sea también pedagógico.
Así, la educación cristiana debe recibir el lugar y la importancia que merecen en la iglesia. Esto significa utilizarla con responsabilidad y destinar los recursos necesarios para su ejercicio y desarrollo.

II.        LA EDUCACIÓN CRISTIANA DEBE SER UNA EDUCACIÓN ORIENTADA AL DESARROLLO MORAL Y ÉTICO Y A LA MADUREZ ESPIRITUAL

La educación cristiana debe responder a la necesidad de una formación ética y moral en los miembros de la iglesia. Es decir, la educación cristiana debe desarrollar en los miembros de la iglesia competencias cognitivas, procedimentales y actitudinales.
Las competencias cognitivas hacen referencia a los contenidos o conocimientos que el alumno debe aprender, por ejemplo, alguna doctrina en particular, una historia bíblica o algún contenido curricular específico. Las competencias procedimentales hacen referencia los quehaceres que el alumno debe dominar, por ejemplo ubicar una cita bíblica en su Biblia, hacer su devocional diario, dirigir un culto de adoración o compartir su testimonio personal con alguien.
Las competencias actitudinales hacen mención a los valores que el alumno desarrolla junto con el aprendizaje de los contenidos y las habilidades. Es decir, el alumno puede aprender cuáles son los pasajes bíblicos que enseñan sobre la importancia de la vida devocional en el creyente (competencia cognitiva) y también aprende cómo desarrollar su devocional diario, es decir, que debe leer su Biblia, orar, cantar, etc. (competencia procedimental). Si el alumno, junto con desarrollar estas competencias, aprender a valorar su tiempo devocional, le da la importancia debida y efectivamente tiene un tiempo devocional periódico, entonces habrá desarrollado una competencia actitudinal.
Del ejemplo arriba mencionado se desprende la importancia que tiene la educación moral y ética en el programa de educación de la iglesia. Así, los programas curriculares de la escuela dominical, de los programas de discipulado y cualquier otra actividad pedagógica en la iglesia deberían contemplar el desarrollo de competencias actitudinales, es decir, la formación de valores, en los alumnos.
Lo mismo se puede decir de la madurez espiritual. Esta se compone básicamente de valores, que a su vez afectan la conducta, voluntad, afectos y toda la vida psíquica del creyente.

III.        LA EDUCACIÓN CRISTIANA DEBE ESTAR FUNDAMENTADA EN SÓLIDOS CIMIENTOS TEOLÓGICOS Y CIENTÍFICOS

Esta claramente aceptado en la iglesia el hecho de que la educación cristiana en la iglesia debe estar basada en solidos principios teológicos. Todos aceptan que la Biblia como fuente de autoridad para iglesia es la encargada de emanar los principios en los que se basa la educación cristiana. Tal postura es real y válida, es uno de los principios en los que se basan las iglesias bautistas genuinas.
Sin deshacer lo anterior, es también válido remarcar la necesidad de una solidez científica al trabajo pedagógico de la iglesia. La iglesia puede y debe usar la pedagogía como ciencia para el enriquecimiento de la labor didáctica. Pero no solo la pedagogía, sino las demás ciencias auxiliares de esta, a saber, la psicología educativa, las neurociencias, la filosofía y otras disciplinas afines.
Son muchos los desafíos que enfrenta la educación cristiana, clases improductivas, maestros desmotivados, alumnos aburridos, horas perdidas, etc. La pedagogía podría ayudar mucho a mejorar esta situación.
Así, es necesaria la capacitación constante de los equipos de maestros de la iglesia. La iglesia debe invertir en preparar a sus maestros de forma adecuada, teológica y científicamente. No se asegura que con esto no habrá problemas, sino mas bien que estos serán resueltos prontamente.
Las ciencias sociales permiten conocer a los alumnos, sus necesidades, el proceso de aprendizaje – enseñanza y todos sus mecanismos subyacente. Además permiten hacer una adecuada planificación curricular, preparar las sesiones de aprendizaje, saber motivar a los alumnos según su grupo etario, hacer una evaluación pertinente del logro de las capacidades, utilizar material didáctico adecuado y otros aspectos más que, en su conjunto, pueden potenciar el impacto de la educación cristiana en la vida de los creyentes.

BIBLIOGRAFIA:
·         Armstrong, Hayward (2002). Bases para la educación cristiana. El Paso, Casa Bautista de Publicaciones.
·         Boettner, Loraine. El calvinismo y la educación. Tomado el 17/11/2012 a las 8:09 p.m. desde: http://www.iglesiareformada.com/boettner_calvinismo_educacion.pdf.
·         La Santa Biblia. RVR 1960. Sociedades Bíblicas Unidas.
·         Stam, C. L. Ética cristiana y educación reformada. Discurso presentado a la Convención Canadiense de Maestros Reformados, en Burlington, Ontario. El Clarín, Volumen 35, N°1, 1985.

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