EDUARDO VASQUEZ CARRASCO
INTRODUCCION
La adoración, como
actividad humana que es, es dinámica. A lo largo del Antiguo Testamento se
puede ver cómo fueron evolucionando las formas, usos y significados alrededor
del acto de adorar.
Desde la época
patriarcal, pasando por el gran quiebre que fue la ley mosaica, hasta llegar a
la madurez del pueblo bajo un reinado central, se puede apreciar el desarrollo
que tuvo la adoración. Cada momento histórico, como la salida de Egipto, la
construcción del templo en Jerusalén o la cautividad babilónica fue gestando y
formando el carácter único de la adoración, junto con sus ritos y significados.
El propósito de la
presente monografía es esbozar un breve resumen de este desarrollo histórico,
tanto de las formas externas como de los significados que acompañaron estas
formas. Es importante conocer la adoración del Antiguo Testamento y su
desarrollo histórico, ya que este influenció grandemente en la adoración de la
iglesia primitiva del Nuevo Testamento, y continúa haciéndolo hasta los días
actuales.
Quien conoce su
historia está en ventaja de entender mejor las formas actuales y está mejor
preparado para responder a los desafíos presentes y futuros.
1.
LA ADORACION EN LA EPOCA PATRIARCAL
Desde épocas
tempranas la adoración ha sido parte del vivir humano. En las primeras páginas
del Pentateuco se puede ver cómo la adoración se manifiesta en épocas tan
tempranas como las ofrendas de Caín y Abel, pasando por el altar construido por
Noé y los diezmos de Abraham a Melquisedec.
Sin duda la
adoración es parte fundamental de la espiritualidad y religiosidad del ser
humano. Ha estado presente en todas las civilizaciones antiguas, en las
civilizaciones clásicas y hasta en las épocas más oscuras del medioevo. Empero, con el advenimiento de la modernidad
y la exaltación de la razón, la humanidad fue cayendo en un secularismo y
escepticismo cada vez más marcado. La fe, y la adoración como una de las
manifestaciones más acabadas de esta, dieron paso a la ciencia y la tecnología.
A pesar de las
promesas de bienestar y satisfacción hechas por la ciencia y la razón, pronto
la humanidad cayó en la cuenta que dichas promesas no se cumplirían a cabalidad,
por el contrario, muchos se desencantaron y desilusionaron al ver los estragos
de las guerras y las injusticias sociales. Abaticos y descorazonados, hordas
posmodernas se volcaron a la búsqueda de la espiritualidad. Muchos han
encontrado consuelo en las cosmovisiones orientales, como el hinduismo y el budismo.
Otros han sucumbido a las tretas de la nueva era. Todos buscando satisfacer la
necesidad de expresar su espiritualidad.
La iglesia tiene
un gran reto. La iglesia tiene la oportunidad de guiar a esas masas ingentes de
personas a una adoración genuina al Dios verdadero. Pero hay un obstáculo, la
misma iglesia no se pone de acuerdo sobre las formas correctas y los
significados correctos de la adoración. Es pues primordial hacer un recuento
histórico y teológico de la adoración desde sus orígenes. Teniendo este
entendimiento claro y bíblico, la iglesia estará en condiciones de guiar a las
personas a un encuentro con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, y cumplir así el
propósito por el que el ser humano fue creado, darle la gloria a su Creador.
1.1. ENTENDIMIENTO
HEBREO DE LA ADORACION
La adoración era
el medio del que disponían los antiguos hebreos para acercarse a Dios. Cuando
Dios se revelaba y comunicaba con las personas, estas respondían en adoración a
Dios. Caín y Abel se presentaron ante Dios con ofrendas, Noé agradeció a Dios
su protección edificando un altar, Abraham dio el diezmo del botín de guerra a
Melquisedec, Jacob adoró a Dios es respuesta al sueño donde Dios se le reveló.
Por un lado, la
adoración era el medio que usaban los hebreos para expresar su amor y gratitud
a Dios por las provisiones dadas. Por otro, la adoración siempre era una
respuesta a la revelación divina, es decir, que Dios era quien se revelaba
primeramente a los hombres, y estos respondían en adoración.
Aunque en este
punto de la historia la adoración todavía no estaba sistematiza y elaborada,
como lo llegó a estar con la ley mosaica, se puede ver cierto estándar, que se
repite en todos los casos de adoración registrados en el Pentateuco. Este estándar
es el uso del rito para adorar a Dios.
La adoración se
manifestaba a través del rito. Este estaba bien definido y se exigía del
adorador que lo siguiera al pie de la letra. El adorador debía observar
cuidadosamente cada elemento del rito si quería que su adoración sea aprobada
por Dios. Incluso sin la presencia de una ley que sistematizara rigurosamente
el rito, los adoradores tempranos tenían consciencia de la importancia de
observar el rito escrupulosamente, y se esforzaban por conseguirlo.
Junto con el rito
estaba el significado que este entrañaba. Cada elemento del rito tenía un
significado espiritual, y ahí radicaba la importancia de seguirlo al pie de la
letra. El significado del rito iba más allá del mismo rito. Su significado era
espiritual, comunicaba y graficaba realidades espirituales y servía al adorador
de ayuda didáctica para poder comunicar sus deseos e intenciones a Dios y para
entender la naturaleza divina.
La adoración iba
acompañada de una actitud definida. Aunque a lo largo del desarrollo histórico
se fue aclarando el entendimiento de la actitud genuina que debía acompañar al
rito de adoración, ya en las etapas tempranas se podía apreciar la necesidad del
adorador de acompañar su adoración con una actitud genuina y sincera. Los
hebreos no tenían inconvenientes en expresar gozo, alabanza, acción de gracias,
peticiones, lamentos, hostilidad o incluso odio.
Los hebreos
entendieron que la adoración era un momento para abrir el corazón a Dios y
mostrarlo tal cual, expresando los sentimientos que les embargaban en ese
momento. La experiencia de la adoración
era una experiencia plena, abierta, honesta y rica en significado.
1.2. LA ADORACION
EN GENESIS
Una de las
características resaltantes en la adoración registrada en Génesis es la
práctica del culto individual y familiar. En una época donde el pueblo de
Israel todavía estaba en gestación, los individuos y sus familias elevaban la adoración a Dios tribalmente. Individuos
como Abel, Abraham, Noé, Jacob y sus familias se acercaban a Dios para
adorarle.
Un medio a través
del cual se expresaba la adoración a Dios era a través de la ofrenda. Esta era
una dádiva ofrecida a Dios en gratitud y reconocimiento por los favores
recibidos. La ofrenda era dada de lo mejor que la persona poseía, ya que
buscaba agradar a Dios en respuesta a la provisión divina. La ofrenda iba
acompañada de una actitud genuina de gratitud y reconocimiento de la grandeza y
bondad de Dios.
Otra práctica
encontrada en esta época es el uso de los altares. El altar era el lugar donde
se sacrificaba y ofrecía la ofrenda, ya sea un animal y algún producto
agrícola. El altar podía ser no más que un montón de piedras apiladas. En una época donde no
había un lugar específico donde ofrecer adoración a Dios, los altares
personales y familiares eran los lugares de culto.
Junto con la
ofrenda y el altar, la postración era otra práctica de adoración. La misma
palabra adoración tiene su origen en
esta idea. Las personas literalmente se postraban en tierra ante Dios, es decir
tocaban el suelo con su frente, en señal de humillación y sometimiento. Era la
expresión gráfica de la actitud que demandaba la adoración a Dios.
Todas estas
prácticas primitivas fueron evolucionando y dieron lugar, más adelante, a
formas más elaboradas de adoración. Pero desde ya, se puede ver como las ideas
de acción de gracias, sacrificio, humillación y sometimiento están presentes y
cómo se va a volver vez tras vez sobre estos mismos principios a lo largo del
peregrinaje histórico de Israel.
1.3. RAICES
HISTORICAS DE LA ADORACION HEBREA
Israel no
desarrolló su adoración en el vacío. Fue influenciada, como era de esperarse,
por las prácticas de adoración de sus vecinos, sobre todo de sus vecinos más
avanzados e influyentes. La adoración tiene un elemento cultural, en tanto
manifestación humana de comunicación con Dios. Este elemento cultural es
indisoluble y acompaña incluso a las prácticas actuales de adoración.
En la antigüedad
el sacrificio era la forma aceptada de expresar el fervor religioso y la
adoración a la deidad. El sacrificio estaba presente en todas las
civilizaciones antiguas. Tenía al menos cuatro ideas subyacentes.
El primer
propósito del sacrificio era alimentar a la deidad. Los dioses necesitaban de
los sacrificios para poder alimentarse y así evitar la muerte por inanición.
Los seres humanos sustentaban a sus dioses y así prolongaban su existencia.
Cuando se dejaba de dar sacrificios, los dioses morían en el olvido de la
gente. Un segundo propósito era dar una dádiva. El sacrificio era una ofrenda,
algo que se entregaba voluntaria y graciosamente. Era una muestra de gratitud a
la deidad.
Un tercer
propósito del sacrificio era propiciar la comunión entre el adorador y la deidad.
Al ofrecer el sacrificio, el adorador se comunicaba y conectaba con su dios y
entraba en comunión con él. Un último propósito era liberar la vida. Las vidas
de los primogénitos le pertenecían a la deidad, en tanto dadora de la vida.
Así, cuando se sacrificaba a los primogénitos, se estaba liberando la vida, al
devolver a los primogénitos.
Todas estas ideas,
excepto la primera, influenciaron en la adoración de Israel y en el posterior
desarrollo del sistema de sacrificios. La adoración hebrea tenía muchas
similitudes con la de sus vecinos paganos, pero se diferenciaba radicalmente en
la idea del pacto que fue establecido posteriormente con Abraham y elaborado
con Moisés.
Este origen común
en las prácticas de adoración provocó que los israelitas confundieran los
significados detrás de los ritos de adoración. Aunque los significados de la
adoración hebrea diferían de los significados de la adoración pagana, en su
forma externa eran muy parecidas. Esto provocó que Israel muchas veces
apostatara y fuera tras la adoración de dioses paganos.
Posteriormente,
con la salida de Egipto y la dádiva de la ley mosaica, se transformó
completamente la adoración en el Antiguo Testamento, esta se sistematizó y
complejizó. Pero la adoración como necesidad
humana ha estado presente desde los orígenes mismos de la existencia
humana. El entendimiento y práctica de la adoración fue progresivo.
2. LA
ADORACION EN LA EPOCA MOSAICA
El éxodo tuvo un impacto profundo en la
religiosidad hebrea. La salida de Egipto a través del actuar sobrenatural de
Dios, el peregrinaje por el desierto durante cuarenta años, y sobre todo, la
ley dada por Moisés afectaron y transformaron la forma de adoración del pueblo,
junto con los significados de cada acto nuevo de adoración.
Lo que destaca en este periodo es la
gestación y desarrollo del sistema de sacrificios en la ley levítica. Esta fue
la base de toda la adoración posterior. Incluso en la iglesia primitiva del
Nuevo Testamento, aunque ya no había sacrificios, su significado subyacente
estuvo presente en la cruz de Cristo.
El establecimiento formal del pacto de
Dios con Israel, marcó un paso hacia adelante en el entendimiento del tipo de
comunión que Dios demandaba de su pueblo. Lo que anteriormente fue una adoración
casi espontánea e individual, ahora toma un carácter formal, sistemático y
congregacional.
La formalización y oficialización de la
adoración, lamentablemente también dio pie al legalismo, la observancia vacía y
la falta de autenticidad en la adoración
israelita. La idolatría fue algo con lo que tuvieron que luchar desde temprano.
2.1. EL SISTEMA DE
SACRIFICIOS
El sistema de
sacrificios implicaba ciertas ideas detrás de sus elaborados ritos. La
salvación y el perdón eran dos ideas que estaban íntimamente ligadas al sistema
de sacrificios. El adorador buscaba precisamente eso, salvación y perdón de
parte de Dios. La intención era volver a reestablecer la comunión con Dios que
había sido rota por el pecado.
La santidad
también estaba presente en los sacrificios ofrecidos como adoración a Dios.
Dios era santo, y demandaba la misma santidad de su pueblo, es decir, que se
apartaran de los demás y se consagraran al servicio exclusivo a él. Dios
demandaba exclusividad, era parte del pacto que Dios había establecido con
ellos.
Los sacrificios
también servían para graficar el pecado humano y la gracia divina. El
sacrificio era ofrecido para cubrir o borrar el pecado del hombre y se pedía de
esa manera la gracia de Dios para tal fin. Era un reconocimiento de la
imperfección humana y de la misericordia divina.
Además, los
sacrificios servían para expresar la religiosidad en la vida de los israelitas.
Individualmente y por familias, los sacrificios eran ofrecidos como parte del
vivir cotidiano del pueblo. Las fiestas nacionales también eran parte del
calendario y la vida nacional del pueblo israelita. Sus instituciones y su
sociedad giraban en torno a este sistema. Entendían la religión a partir de
este sistema.
Había cinco tipos
de sacrificios. La comida de comunión, los holocaustos, la dedicación de los
primogénitos, el día del perdón y los sacrificios privados. Cada uno de ellos tenía un rito específico y
un significado que acompañaba ese rito.
La comida de
comunión y ofrenda de paz consistía en el sacrificio de un animal, cuya carne
era consumida por el adorador y la sangre era ofrecida a Dios en el altar, de
ahí su nombre. En oriente la comida era una forma de estrechar lazos, por
ejemplo, con un visitante. Así, se buscaba restaurar y estrechar los lazos de
comunión entre el adorador y Dios. También era un sacrificio que traía paz al
adorador, de ahí su otro nombre. Por lo general, este tipo de sacrificios se
ofrecía por el pecado y la culpa. Se solía ofrecer en familia, por ejemplo, en
la Pascua.
Un segundo tipo de
sacrificio era la dedicación de los primogénitos. Todo primogénito, humano o
animal, pertenecía a Dios. Dios como dador de la vida reclamaba la vida del
primogénito. Los primogénitos humanos eran redimidos. Se ofrecía un animal
limpio en su reemplazo. Se entregaba la vida del primogénito en el altar y esto
traía paz entre el adorador y Dios. Tan importante era este concepto en el
Antiguo Testamento que Israel era conocido como el primogénito de Dios.
El holocausto era
una dádiva que se ofrecía libremente a Dios. Era una ofrenda total, es decir,
que se consumía toda la ofrenda en el altar. También era conocida como ofrenda
encendida. Era un homenaje a Dios, un tributo y acción de gracias. También se
solía ofrecer como el cumplimiento de un voto. Aunque era voluntario, se
demandaba que fuera de lo mejor y había especificaciones al respecto.
El día del perdón
era una fiesta nacional que se ofrecía una vez al año. Su intención era expiar
los pecados que no hayan sido cubiertos por los otros sacrificios. Este
sacrificio lo ofrecía el sumo sacerdote por todo el pueblo de Israel. Así se
aseguraban de mantener una buena relación con Dios. Había dos víctimas, una se
ofrecía totalmente en el altar, y la otra era abandonada en el desierto, luego
de que el sacerdote pusiera su mano sobre la cabeza del animal.
Finalmente,
también estaba contemplada la posibilidad de sacrificios privados. Estos se
ofrecían para honrar a Dios, pedir
ayuda, o como acción de gracias y purificación. Era voluntaria y podía
consistir de los diezmos o de algún producto agrícola. Esta ofrenda indicaba la
bondad de Dios. También había ofrendas en relación a votos que el adorador
hacía.
Aunque puede
resultar poco claro para el adorador actual entender todos los detalles e
implicancias de los sacrificios veterotestamentarios, es importante hacer un
esfuerzo por entenderlos, ya que, aunque no estén vigentes hoy, prefiguran y
guardan muchos significados presentes en la adoración de hoy.
2.2. EL ROL
DIDACTICO DEL SISTEMA DE SACRIFICIOS
El sistema de
sacrificios tenía la intención de dar una provisión para el perdón de los
pecados ceremoniales. También cumplían un rol didáctico, ya que graficaban
realidades espirituales. Asimismo, tenían un papel profético, ya que anunciaban
las promesas futuras de Dios de un perdón y gracia total por medio del Mesías,
aunque este entendimiento fue posterior.
El sistema de
sacrificios era la base de la adoración de Israel. La vida nacional, familiar y
personal giraba en torno al sistema de sacrificios. Primero en el tabernáculo y
luego en el templo de Jerusalén, el sistema de sacrificios brindaba a Israel la
base para su adoración a Dios.
La intención
primaria del sistema de sacrificios era la restauración o perpetuación de las
relaciones correctas entre el adorador y Dios. La intención era facilitar que
el adorador morase con Dios sin el temor al juicio y sin la carga de la culpa.
La adoración fue centrándose más y más en la cuestión de la expiación y
el rescate. El resultado final era que el adorador gozara de nuevo de la presencia de Dios.
El concepto
principal era la obediencia. El sacrificio debía ir acompañado de la obediencia
a la ley divina. Era una consecuencia lógica, cuando el adorador reestablecía
su comunión con Dios y recibía el perdón, era liberado de la culpa. Luego se
esperaba que el adorador se mantuviera obediente a Dios. El propósito del
sistema de sacrificios era expiar los pecados por omisión, mas no los que eran cometidos
conscientemente.
El requisito para
la validez del sacrificio era una actitud de penitencia y arrepentimiento. Era
la actitud del adorador lo que hacía que el sacrificio sea válido. Se esperaba que
el adorador genuinamente se arrepintiera de su pecado. El mero ejercicio del
rito, sin la consiguiente actitud, invalidaba el sacrificio. A pesar de ello,
el poder radicaba absolutamente en Dios. El poder de gracia provenía de Dios.
Era Dios quien se acercaba a redimir y
salvar al momento del sacrificio.
Los sacrificios
también tenían un límite. Estaban establecidos para expiar los pecados
cometidos sin querer. Para los otros pecados la única esperanza era rogar la
misericordia de Dios. Por lo general, sacrificios no abarcaban los pecados
morales, sino solo los pecados rituales. Más allá de eso, solo contaba el poder
de Dios para salvar.
El mensaje de los
sacrificios aún perdura hasta hoy. Ideas como pecado, gracia, santidad,
salvación y perdón están tan vigentes hoy como en ese momento. Las enseñanzas,
acciones y dichos de Jesús y los apóstoles están impregnados de estos conceptos,
cuyo origen está en el sistema de sacrificios. Entender este sistema de
sacrificios da mayor luz al momento de leer las páginas de los evangelios.
También provee una mejor comprensión de la adoración que Dios demanda hoy.
3. LA ADORACION EN LA EPOCA DEL TEMPLO
Con la entrada y asentamiento en la tierra
de Canaán, Israel fue desarrollando sus instituciones y su sociedad en general.
Algún tiempo después el pueblo clamó a Samuel por rey, acabando así con los gobiernos
tribales de los jueces. Estos reyes centralizaron el gobierno y empezaron a
darle forma a la vida social, cultural y religiosa de Israel.
Con la monarquía el culto público se
trasladó a la capital, Jerusalén, con la construcción del templo y la
organización de los levitas en torno a la música y el culto público. La
adoración nacional llegó a uno de sus picos más altos de desarrollo. Aunque
estuvo presente desde los tiempos patriarcales, la idolatría del pueblo
caracterizó este tiempo, en estas circunstancias los profetas desarrollaron su
ministerio. Por último la cautividad babilónica terminó por darle las formas
definitivas a la adoración tal como se la encuentra en los tiempos de Jesús, es
decir, el judaísmo como se le conoce hasta hoy.
El sistema de sacrificios siguió siendo la
base de su adoración, pero a esto se agregó el perfeccionamiento de la música,
el canto, la danza y los salmos como expresiones de la religiosidad del pueblo
israelita. Todas estas manifestaciones fueron alcanzando su madurez. Aunque
habían estado presentes desde los inicios de la vida hebrea, es en esta época
que estas manifestaciones religiosas alcanzan su madurez e imprimen su impronta
en la adoración israelita y en la futura adoración cristiana.
3.1. DESARROLLO
DEL CULTO
El rey David hizo mucho por la adoración
como manifestación nacional de religiosidad. No solo fue el compositor de
muchos salmos, también trasladó el culto oficial a la capital, Jerusalén,
organizó a los levitas, junto con los músicos y el coro. También comenzó los
planes para la construcción del templo, planes que hizo realidad su hijo
Salomón.
Estos
emprendimientos no solo incluían la construcción de un templo que sirva de
morada permanente para el arca del pacto, símbolo físico de la presencia de
Dios entre su pueblo. También incluía la conformación de un coro, junto con un
libro de canciones, los salmos, y un cuerpo de músicos que acompañaran el culto
público.
La música era
parte importante del culto público. Estaba a cargo de un grupo de levitas
especialmente preparados para tocar los instrumentos y acompañar a los cantores
durante las fiestas y el culto público. Israel se vio influenciado desde
temprano por el desarrollo musical de sus vecinos más avanzados. Sobre todo
importó muchos instrumentos musicales.
La música, desde
luego, apareció desde mucho antes. Al parecer la aparición de la música como
acto humano y cultural tuvo un origen utilitario. Acompañaba a la vida
cotidiana en sus momentos importantes. La guerra, el culto religioso, las
bodas, los funerales eran acompañados de música.
Así, la música
tenía una gran influencia en la vida religiosa de Israel. Es notoria la gran
influencia e importancia de los instrumentos musicales y las formas musicales
en la adoración de Israel. Aunque la música acompañó a la adoración desde las
épocas patriarcales, en este periodo histórico cobra una gran importancia como
parte de la vida nacional. Era de esperarse, ya que el paso de una vida nómada
a una sedentaria, permitió el desarrollo cultural de la nación hebrea.
Relacionado con la
música, estaban los salmos. Estos fueron parte central de la adoración del
Antiguo Testamento. Reflejan la historia de Israel y abarcan un gran abanico de
estados emocionales y condiciones espirituales. Contienen tanto teología, como
ética. Su composición fue progresiva, abarcando un gran periodo de tiempo.
Participaron en su composición varios autores, compiladores y editores.
Al parecer en el
periodo post-exílico los salmos fueron tomando su forma final, como se los
conocía en el periodo del Nuevo Testamento. Diversos salmos, algunos tan
antiguos como los pertenecientes al periodo mosaico, fueron compilados a lo
largo de los años. Durante la monarquía muchos salmos fueron compuestos e
incluidos en el libro de adoración hebreo.
El carácter propio
de este libro ha influenciado no solo la adoración de Israel sino también de la
iglesia. Su propósito es acompañar al adorador en su adoración, pero también
obedecía a una intención pedagógica, guiaba la vida cotidiana del adorador, en
la expresión de sus emociones y en la comunicación con el Creador. Los salmos
reflejan tanto la vida cotidiana, la expresión tanto privada como la pública de
la vida espiritual.
3.2. EL MINISTERIO
DE LOS PROFETAS
Junto con el
desarrollo y refinamiento de la adoración en Israel, gracias a las reformas de
la monarquía, vino también una decadencia espiritual causada por la idolatría. Los
israelitas miraron hacia sus vecinos paganos y copiaron muchas prácticas
paganas. Esto puede explicarse en parte por las similitudes que tenían muchos
ritos. Además, al conocer poco de agricultura, los israelitas se volcaron a
aprender de sus vecinos las técnicas de cultivo. Muchas de estas prácticas de
cultivo iban acompañadas de ritos idolátricos.
La decadencia
espiritual fue notoria. Junto con la idolatría hubo un relajamiento de la moral
en general. Las leyes que regulaban la buena convivencia entre los ciudadanos
se violaron sistemáticamente. En este contexto los profetas anunciaron su
mensaje.
Profetas como
Isaías, Jeremías, Ezequiel, Miqueas, Sofonías y Zacarías dieron un mensaje al
pueblo, en cuyas palabras estaban involucrados muchos llamados a la adoración.
Básicamente el mensaje de los profetas referente a la adoración incluía tres
ideas.
Los profetas
denunciaban el pecado relacionado a la adoración, la idolatría. Denunciaban
como sus hermanos se habían ido tras los dioses paganos, desde los reyes hasta
los más humildes. En segundo lugar, anunciaban un castigo por la idolatría.
Dios demandaba obediencia y santidad, y cuando el pueblo incumplía su parte del
pacto, entonces Dios castigaba a su pueblo con la intención de hacerlos volver
a él.
Los profetas
también enseñaban como debía ser la verdadera y genuina adoración que Dios
demandaba. Asimismo, anunciaban perdón si el pueblo se arrepentía y volvía a
Dios. Por lo general la respuesta del pueblo fue de rechazo al mensaje
profético. Parte del mensaje profético referente a la adoración incluía a los
gentiles como parte del pueblo que adoraría a Dios.
Los profetas
fueron la conciencia del pueblo. Denunciaron la idolatría, enseñaron la
verdadera adoración y llamaron a la reconciliación. Resaltaron el carácter
ético de la adoración. El adorador tenía la obligación de ser consecuente y
ser obediente a Dios. Su adoración debía
ir acompañada de una actitud correcta y de un genuino interés por agradar y
seguir la voluntad divina.
3.3. INFLUENCIA DE LA CAUTIVIDAD BABILONICA
A pesar de los
innumerables llamados de los profetas, el pueblo siguió pecando y el castigo
fue inevitable. Primero Israel, y luego Judá, fueron llevados cautivos como
castigo por su pecado. El pueblo que había puesto su confianza en elementos
externos como el templo, había dejado la santidad que Dios le demandaba.
La cautividad
babilónica marcó profundamente la espiritualidad y religiosidad judías. El
pueblo aprendió la lección y, por lo menos en forma externa, dejó la idolatría
para siempre. Pero aun en esas circunstancias Dios no los abandonó. Muchos
profetas desarrollaron su ministerio en la cautividad y luego de ella.
El pueblo aprendió
que Dios era soberano y que estaba en control de todas las cosas. La derrota a
manos de pueblos paganos y la cautividad no significaban la superioridad de los
dioses paganos por sobre Jehová. Todo lo contrario, Dios había utilizado,
soberanamente, a pueblos paganos para castigar y enseñar a su hijo Israel.
Con la
reconstrucción de la nación judía, bajo el liderazgo de Nehemías y Esdras, los
judíos vincularon la adoración a la Palabra de Dios y al arrepentimiento
espiritual. La Palabra de Dios era el medio que Dios usaba para enseñar a su
pueblo y manifestarles su voluntad. Del pueblo se demandaba arrepentimiento por
sus pecados y un deseo genuino de obedecer la voluntad divina. Con Zacarías
aprendieron la prioridad que la adoración tiene en la vida espiritual. La
reconstrucción del templo se convirtió en la prioridad del remanente.
Finalmente, una
institución y una idea fueron cobrando mayor relevancia dentro de la vida de
adoración judía, la sinagoga y el Mesías. Lejos de Jerusalén, los judíos
necesitaron un lugar donde congregarse y mantener su identidad cultural. La
sinagoga sirvió para mantener las tradiciones espirituales. Asimismo, la idea
del Mesías fue adquiriendo más notoriedad. Bajo un gobierno extranjero, los
judíos fueron anhelando más y más al ungido de Dios que los guiaría
espiritualmente como en tiempos de Moisés o David.
CONCLUSIONES
La adoración
abarca una parte importante de la vida espiritual del creyente. Sirve de medio
para relacionarse con el Creador. Es la manera que tienen las personas para
expresar su amor y devoción a Dios.
La adoración en el
Antiguo Testamento fue desarrollándose y cobrando nuevos significados a lo
largo de la historia. En la época patriarcal, la adoración era individual o
familiar. Sus manifestaciones primordiales eran las ofrendas, los altares y el
postrarse. Aunque Israel compartía un origen común con sus vecinos, su
adoración se distinguía de los demás por los significados que incluía, por
ejemplo, las demandas morales de obediencia hacia el adorador y la búsqueda de
la santidad.
Durante el éxodo,
la ley mosaica transformó por completo la vida religiosa y social del pueblo
hebreo. La adoración estaba contemplada en la ley a través del sistema de
sacrificios. Aunque era un sistema complejo, lleno de rituales, tenían
profundas verdades espirituales. La idea seguía siendo la búsqueda de la
comunión con Dios. Los sacrificios proveían una solución al pecado humano y
permitían reestablecer la comunión del
adorador con Dios. Se demandaba genuinidad y generosidad de parte del adorador.
Con el ingreso a
Canaán y el paso a una vida sedentaria, Israel fue desarrollándose
culturalmente. Esto permitió el desarrollo social, económico y religioso. Con
la monarquía liderando, se establecieron las provisiones para el culto público.
El templo, los músicos y cantores y los salmos fueron las nuevas
manifestaciones de la espiritualidad israelita.
Un problema que
enfrentaron los israelitas a lo largo de su historia fue la idolatría. Los
profetas la denunciaron y demandaron del pueblo una adoración genuina. Con la
cautividad el pueblo aprendió la lección. Fue incorporando a su adoración el
estudio de las Escrituras y un mayor énfasis en el arrepentimiento y la
observancia de la ley. La sinagoga y la esperanza en el Mesías fueron dos
características de este periodo.
Como se puede apreciar,
la adoración fue un proceso dinámico. Con la revelación progresiva, Dios fue
preparando a su pueblo para un entendimiento cada vez mayor de su voluntad y
así pudieran tener una relación más estrecha con él. La adoración implica
relación, santidad, obediencia, gracia, gozo, perdón, etc. Es la forma como se
vive la vida espiritual, es la forma como el hombre se relaciona con Dios.
Así resaltada su
importancia y preeminencia en la vida cristiana y en la comunidad eclesial, es
vital hacer un esfuerzo por educar a los creyentes y guiarles a comprender las
verdades profundas y reconfortantes que los actos de adoración guardan.
BIBLIOGRAFIA
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